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Diversidad, integración e inclusión: los retos del nuevo paradigma educativo


Enviado por   •  15 de Agosto de 2016  •  Apuntes  •  2.272 Palabras (10 Páginas)  •  398 Visitas

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Diversidad, integración e inclusión: los retos del nuevo paradigma educativo

Diversidad e Integración son dos conceptos que, en la actualidad, constituyen dos pilares fundamentales que sostienen muchos de los postulados del nuevo paradigma educativo. Para referirnos a estos tópicos tomaremos como base las ideas de Devalle De Rendo y Vega en “Una escuela en y para la diversidad”.

Así, para avanzar en el análisis, tomemos en primer lugar el concepto de diversidad.  Dicho concepto en su versión original, proviene de la pedagogía crítica norteamericana vinculada a la etnografía multiculturalista y ha permeado nuestra escuela produciendo efectos diversos.La pedagogía crítica se enfoca a las relaciones existentes entre la escuela y los ámbitos sociales y políticos. Además indaga entre los diferentes grupos que forman las sociedades modernas y denuncia cómo los grupos hegemónicos hacen prevalecer sus marcas de identidad (raza, género, condición social, religión, capitula cultural, sexualidad, etc.). Vale aclarar que en el ámbito educativo se introduce este concepto a partir de la heterogeneidad, multiculturalidad, empobrecimiento, carencia extrema y creciente marginalidad de toda Latinoamérica. Por tal, y siguiendo a De Rendo y Vega,la diversidad implica un cambio radical en la escuela. A través de ella se busca democratizar las relaciones sociales en un contexto sumamente complejo y con altos coeficientes de marginalidad.

La escuela no es el mundo pero “ante los ojos de los niños lo representa”. Con esto queremos decir que la escuela es el espacio del debut social de los niños: los saca del ámbito privado-familia y los inicia en el público, media entre lo privado y lo público, los constituye en sujeto social.La escuela tiene el deber de servir a la integración cultural y étnica respetando las particularidades y los diversos derechos de los distintos sectores sociales, a la vez que articular las diferencias para el sostenimiento de la sociedad y la Nación.

Actualmente ya nadie duda de que en la educación coexisten ambos componentes: transformación y conservación. Por eso, la educación en y para la diversidad se propone potenciar el aspecto transformador, en el sentido de hacer efectiva la igualdad de oportunidades. Esto no significa dar a todos lo mismo, sino a cada uno lo que necesita.

El enfoque de una educación en y para la diversidad se enmarca en laconcepción de igualdad y de equidad. Esta concepción sostiene que no todos los alumnos llegan a la escuela en las mismas condiciones.
La escuela en y para la diversidad tiende a integrar las diferencias como lo genuino de una sociedad que se pretenda pluralista, democrática y socializante. En otras palabras, significa un reto, un desafío para generar y sostener condiciones y estrategias que proporcionan a cada niño la atención pedagógica que necesite tanto en lo personal como en lo sociocultural y experiencial.

        Ahora bien, creemos necesario revitalizar los capítulos del texto referido donde se ve claramente la diferencia entre una escuela inclusiva y la que persigue un modelo selectivo.

El modelo selectivo trata de forzar la ubicación de los alumnos dentro de parámetros teóricos, estadísticos, organizativos y, por ende, artificiales y externos. En la escuela selectiva se valoran más las capacidades que los procesos, los agrupamientos homogéneos que los heterogéneos, la competitividad que la cooperación, el individualismo que el aprendizaje solidario, los modelos cerrados, rígidos, inflexibles que los proyectos educativos abiertos, comprensivos y transformadores. La concepción de educación se apoya más en modelos tecnicistas, no en modelos holísticos y ecológicos. Se pone énfasis en enseñar contenidos académicos como medio para desarrollar las habilidades y las destrezas y no contenidos culturales y vivenciales como medio de adquirir y desarrollar estrategias para resolver problemas de interés real para los alumnos.
Este tipo de escuela evalúa resultados y no procesos, con un criterio supuestamente objetivo. Predomina la selección, la clasificación, la jerarquización de los alumnos desde la perspectiva estadística, y se llega hasta su expulsión del circuito educativo normal.
En la escuela se evalúa para lograr una medida objetiva del aprendizaje en términos de rendimiento y también de las competencias que subyacen.



La escuela selectiva se basa en una concepción de realidad única, material y con existencia “en sí misma”, independiente del sujeto que la puede conocer. El modelo de escuela selectiva considera “la diferencia” como carencia, déficit, minusvalía, falta y no como potencial. Señala “lo que le falta al alumno”, lo que no tiene, lo negativo, en lugar de reconocer sus posibilidades y potencialidades y actuar a partir de ellas.
La diversidad es entendida como algo que está por “debajo de lo normal” o bien como una “desviación de lo común. Ve al fracaso escolar como problema del alumno.
Este enfoque desconoce el contexto sociocultural, familiar y sobre todo escolar y lo atribuye a la exclusiva responsabilidad individual del alumno.El fracaso escolar fue interpretado como patología, como enfermedad, bajo la primacía de los paradigmas médicos y psicométrico, cuya base era la mediación a través de los tests de inteligencia.
La década del 1950 fue el momento de mayor auge de las interpretaciones del fracaso escolar desde el modelo patológico individual, el cual centra exclusivamente en el niño la explicación de su “problema de aprendizaje” en la escuela.Pero ya está comprobado que la dificultad especifica de aprendizaje existe sólo en un pequeño porcentaje de niños y generalmente está asociada a causas neurológicas. Por eso no corresponde interpretar el rendimiento escolar insatisfactorio como problema de aprendizaje. 

       En el intento por hacer una mirada holístico-pedagógica, las autoras plantean que un factor importante en la génesis del fracaso escolar es la cultura escolar, que supone la igualdad de oportunidades iniciales para todos los niños. En esta lógica de pensamiento, la mayoría de las veces latente, se adhiere al “igualitarismo formal” y se intenta tratar a todos los alumnos como si fueran iguales, aunque en la práctica se consolidan cualitativa y cuantitativamente las desigualdades.
La cultura escolar presupone el grupo homogéneo y, al aflorar la diversidad de los alumnos, la interpreta como deficiencia y la convierte en patología.
Para interpretar el fracaso escolar es necesario reconocer que las diferencias no son exclusivamente de “aptitudes” de los alumnos, sino fundamentalmente diferencias en los vínculos, es decir, en la relación de los alumnos con el mundo social y escolar.
La escuela en y para la diversidad es una escuela integradora, inclusiva y comprensiva.En esta concepción, la escuela es un espacio preferencial para desarrollar actitudes individuales y sociales que generen cambios significativamente entre las personas. La escuela integradora, inclusiva o comprensiva está sustentada en una pedagogía que se opone a la selección jerárquica y propone una voluntad explícita de desarrollar a los alumnos en un contexto escolar respetuoso de la diversidad personal y colectiva.
         En suma, De Rendo y Vega sostienen que la cultura de la diversidad requiere  de una renovación de los enfoques de la enseñanza en las escuelas, en otras palabras, lograr una visión crítica de la escuela, y no meramente reformista de las estructuras institucionales.
La diversidad es uno de los pilares básicos sobre los que se fundamenta todo cambio educativo que se proponga desarrollar modalidades de actuación comprensiva y respetuosa de las identidades personales y grupales.

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