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Algo De Interculturalidad


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2012  •  1.448 Palabras (6 Páginas)  •  426 Visitas

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La cuestión de la interculturalidad y la educación latinoamericana

Luis Enrique López

Programa de Formación en Educación Intercultural Bilingüe

en los Países Andinos (PROEIB Andes)

Universidad Mayor de San Simón – Cooperación Técnica Alemana (GTZ)

Documento de Trabajo

1. Puntos de partida

La cuestión de la interculturalidad en nuestra región está estrechamente relacionada

con la problemática indígena latinoamericana, pues fue a partir del análisis de las

relaciones entre indígenas y no indígenas que la noción de interculturalidad y su

derivada de educación intercultural emergieron desde las ciencias sociales

latinoamericanas hace casi tres décadas (cf. López 1999). Esta noción surgió en el

contexto de un proyecto educativo desarrollado con una población indígena en

Venezuela (cf. Mosonyi y González 1974) y fue discutida y elaborada precisamente en

el contexto de las preocupaciones iniciales del Proyecto Principal de Educación en su

relación con los contextos indígenas latinoamericanos y específicamente en una

reunión continental convocada conjuntamente por la UNESCO y el Instituto Indigenista

Interamericano (cf. Mosonyi y Rengifo 1986).

También es menester tomar en cuenta que esta noción aparece ligada a la aún

irresuelta problemática indígena y a la emergencia desde hace no más de veinte años

de un nuevo actor social en el escenario sociopolítico latinoamericano: un movimiento

indígena, primero nacional, y, luego, regional, que removió la consciencia de las

sociedades latinoamericanas. Claro está que ello ocurrió en unos países más que en

otros. Desde entonces se ha puesto nuevamente sobre el tapete una situación

aparentemente resuelta pero que había sido más bien encubierta por la tradición

homogeneizante así como por la ideología del mestizaje que primaron en la región

desde principios de siglo y marcaron la literal exclusión de las sociedades indígenas

en la construcción de las sociedades autodefinidas como nacionales. En este contexto,

ahora la interculturalidad como alternativa a ese mestizaje uniformizador impregna las

propuestas de las organizaciones indígenas en relación, sobre todo aunque no

exclusivamente, con la educación.

Y es que en el proyecto del mestizaje a la escuela le tocó actuar como punta de lanza

ya que nuestros Estados vieron a la educación como la institución privilegiada para

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propiciar la aculturación de los indígenas latinoamericanos y su asimilación al cauce

de la sociedad criolla englobante, como resultado de su aprendizaje de las formas

hegemónicas de actuar, sentir, ser y pensar (cf. López 1998). Demás está decir que,

en aras de la construcción de una identidad y cultura nacionales, el proyecto

uniformizador suponía un desaprendizaje paulatino, pero seguro, de las instituciones y

expresiones culturales y lingüísticas propias. En ese marco, integración fue asumida

no como articulación democrática ni menos aún como la cohesión social en aras de

ideales comunes sino, más bien, como la absorción o asimilación cultural y lingüística

de las minorías sociológicas indígenas --que en varios casos constituían verdaderas

mayorías nacionales-- por parte de los sectores hegemónicos de nuestras sociedades.

Lo cierto es que pese a ese proyecto uniformizador y homogeneizador implementado a

lo largo del siglo XX, tanto desde el Estado como desde la propia sociedad civil,

subsisten aún más de 40 millones de indígenas en América Latina, lo que equivale a

un 10% de la población total de la región (cf. González 1994). También sobreviven

más de 500 lenguas indígenas diferentes y un sinnúmero de conocimientos,

tecnologías y saberes indígenas producto de miles de años de convivencia con la

naturaleza y de una experimentación que garantizó la supervivencia de pueblos

indígenas diferentes. Tal continuidad supuso también la apropiación, adaptación y/o

adopción de productos culturales ajenos necesarios para la vida contemporánea; vale

decir, una interculturalidad vivida y sentida, aunque en detrimento de lo propio en tanto

se desarrolló en un marco de colonización que propugnaba más bien la aculturación

de las poblaciones sojuzgadas.

No obstante, al final del siglo XX es necesario reconocer a través del continente una

cierta recuperación de la visibilidad y condición indígenas. En países como Argentina,

Chile y Costa Rica, por ejemplo, que se consideraba totalmente castellanizados y en

los cuales los indígenas habían sido relegados a una mayor invisibilidad oficial que en

los demás, la reemergencia de la población indígena es tal que sus demandas y

necesidades comienzan a ser asumidos por los gobiernos nacionales. Tal emergencia

y la mayor visibilidad de la que gozan las poblaciones indígenas es producto también

del avance del movimiento indígena, tanto en el ámbito nacional como continental, y

de la mayor conciencia internacional respecto a la diversidad y a la situación de

postergación de la población indígena y de la deuda histórica resultante de la

colonización y de la consecuente subalternidad. No es raro por ello que en 1990 la

Organización Internacional del Trabajo dictase el convenio 169 sobre Pueblos

Indígenas, que esté discusión en Ginebra una Declaración Universal

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