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Algunas Consideraciones Sobre La Figura De Ceferino Namuncura


Enviado por   •  1 de Julio de 2013  •  2.515 Palabras (11 Páginas)  •  338 Visitas

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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA FIGURA DE CEFERINO NAMUNCURA

1. CEFERINO NAMUNCURA COMO RAÍZ E IDENTIDAD PATAGONICA Y AMERICANA

Una de las características elementales de la figura de Ceferino Namuncurá es su pertenencia a los pueblos originarios, concretamente al pueblo mapuche. Esto configura desde el inicio y para siempre la identidad de Ceferino. ¿Y qué significado tiene? Significa que su vida está anclada en unas raíces, en una cultura, en una geografía, que moldean su personalidad, aunque haya vivido sólo durante su niñez con los suyos.

No es necesario recordar aquí cuán importantes son, según la psicología evolutiva y la psicología profunda, los primeros años en la construcción de la personalidad.

EN EL FIEL DE LA TIERRA

“Acuérdate de los días remotos,

considera las épocas pasadas,

pregunta a tu padre y te lo contará,

a tus ancianos y te lo dirán” (Dt 32, 7)

La pertenencia de Ceferino Namuncurá a los pueblos originarios de América Latina (y en particular a la etnia mapuche) no deja de ser uno de los aspectos más importantes y originales de su figura, que en modo alguno puede ser subestimado o soslayado.

Dejando de lado su posible mestizaje (que puede ser discutido en sede histórica), ciertamente Ceferino pertenece al pueblo mapuche por su origen, por su vínculo sanguíneo con una familia de loncos y por apropiación voluntaria y personal.

Por otra parte, ha sido ampliamente superada (aunque no falten residuos especialmente en el campo eclesial) una visión eurocéntrica, que tiende a subestimar a las culturas autóctonas.

Vivimos, como se ha dicho acuñando un giro particularmente feliz, en un continente multiétnico y pluricultural, en el que no hay una jerarquía de las culturas, sino una coexistencia de las mismas, que debería convertirse en encuentro, diálogo y enriquecimiento mutuo.

En este contexto, se valoriza como nunca el aporte que pueden dar los pueblos originarios.

El Documento de Aparecida, continuando y profundizando el de Santo Domingo, afirma que “los indígenas y afroamericanos son, sobre todo, “otros” diferentes que exigen respeto y reconocimiento” (89). Y destaca que “son poseedores de innumerables riquezas culturales, que están en la base de nuestra identidad actual” (92),

Incluso, desde el punto de vista religioso, estos valores y convicciones son fruto de las “semillas del Verbo” que estaban ya presentes y obraban en sus antepasados” (92).

Además, se agrega que “actualmente el pueblo ha enriquecido estos valores ampliamente y los ha desarrollado en múltiples formas de religiosidad popular” (93).

Destacaremos aquí a grandes rasgos algunos de los aportes que puede brindar hoy el pueblo mapuche:

1. EL CUIDADO DE LA TIERRA

“Señor, has sido bueno con tu tierra” (S 85,2)

Los pueblos originarios, en efecto, han utilizado la naturaleza sabiamente, de modo que, por una parte, sirviera para satisfacer a las necesidades elementales del hombre y, por otra, no se viera empobrecida y/o contaminada por un uso abusivo o inadecuado.

Leonardo Boff incluso llega a afirmar que los indígenas enriquecieron y promovieron el patrimonio natural del Amazonas: “No fueron los indígenas los que fundamentalmente se adaptaron a la selva primitiva, fueron ellos los que intencionalmente modificaron el habitat para estimular el crecimiento de comunidades vegetales y la integración de éstas con comunidades animales y con el ser humano” (Boff, Ecología, p.140).

Para los mapuches, como para otros pueblos originarios, la ñuque mapu, la madre tierra, es el suelo nutricio que hace posible la vida. Por eso, la tierra y la vida deben ser cuidadas y respetadas como algo verdaderamente sagrado.

No es secundario afirmar que Ceferino creció en un ambiente, en un hábitat “sano”, cosa que hoy no podemos dar por descontada ni en el plano de la naturaleza ni en el plano de la sociedad.

2. LA DIMENSION TRASCENDENTE

“Ningún Dios hay como tú, Dueño mío, ninguna obra como las tuyas” (S 86, 8)

Todo lo que acontece, según la cosmovisión mapuche, hace referencia, de algún modo, a la trascendencia. Tanto los fenómenos naturales (el clima, las pariciones, las catástrofes) como los históricos –en el plano personal y social- no pueden entenderse adecuadamente y en profundidad, sin remitirlos a Futa Chao o Nguenechén, de quien todo procede.

Es más, el pillán custodia todos los elementos de la naturaleza. El hombre no puede utilizarlos a su arbitrio y antojo, sin antes pedirles permiso.

La piedra no es sólo la piedra, como el árbol no es sólo el árbol: “es un ser con muchos brazos (ramas) y miles de lenguas (hojas), duerme en el invierno, sonríe en la primavera, es madre generosa en el verano y severa anciana en el otoño. Es Dios que se hace presente en todas esas manifestaciones” (p. 164). En todo ser hay una finalidad que lo supera ampliamente, porque hace referencia al conjunto y, en última instancia a la divinidad. El sistema de mitos y leyendas que interpretan precisamente a éstos seres, nos revelan qué fuerte es la impronta divina en el universo mapuche.

3. EL SENTIDO COMUNITARIO DE LA VIDA

“Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno en particular,

miembros de ese cuerpo” (1 Co 12, 27).

El pueblo mapuche tiene una organización altamente comunitaria. No se entiende de ninguna manera al individuo aislado, fuera del grupo. Sería imposible su misma subsistencia. Cada individuo depende del grupo. Ante todo, del grupo familiar, del cual ha recibido la vida. Luego, del clan, que lo contiene en una red de relaciones primarias que lo ayudan a mantenerse y a realizarse como persona. Y finalmente, la agrupación que le da el marco organizativo e “institucional”. Aunque en el curso del tiempo, algunas cuestiones han ido modificándose, podemos decir que el concepto de propiedad tiene un sentido fundamentalmente social y comunitario.

“Toda la vida de Ceferino estuvo marcada por su origen. Pertenecía a uno de los pueblos originarios de nuestra América Latina. Era miembro de los que se reconocen como “mapuches”, “gente de la tierra”, de los que tienen la tierra como madre, una madre que no se puede manipular en perjuicio de algunos de sus hijos, sino que hay que respetar y cuidar amorosamente. Este es el suelo que nutrió sus raíces y en el que fue fraguando su fuerte personalidad” (Carta de los obispos patagónicos al Pueblo de Dios).

2. CEFERINO NAMUNCURA EN LA PATRIA DE

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