Biografia De Alejandro Toledo
Enviado por luis9322 • 7 de Abril de 2015 • 2.160 Palabras (9 Páginas) • 250 Visitas
Alejandro Toledo
(Cabana, 1946) Político peruano que fue el primer presidente de origen indígena del Perú. 0cupó la presidencia de la república entre 2001 y 2006.
Alejandro Celestino Toledo Manrique nació el 28 de marzo de 1946 en la aldea de Cabana, provincia de Pallasca, departamento de Ancash, de un matrimonio indígena, campesinos sin tierras, que tuvo dieciséis hijos. Cuando tenía seis años, la familia, atraída por la prosperidad generada por la pesca, se trasladó a la localidad costera de Chimbote, donde el padre fue peón de la construcción, y la madre, vendedora de pescado.
El joven Alejandro contribuyó a los parcos ingresos familiares trabajando como limpiabotas y vendedor ambulante de lotería, al tiempo que cursaba el bachillerato en el colegio de San Pedro. Gracias a la beca de una orden religiosa, estudió en la Universidad de San Francisco, en la que se graduó en economía (1970), y se licenció y doctoró en la Universidad estadounidense de Stanford con estudios sobre gestión empresarial y una tesis sobre recursos humanos en 1976.
Comenzó una carrera de economista internacional como consultor de las Naciones Unidas, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial, con sucesivas estancias en Nueva York, Washington, Ginebra y París. Regresó a Perú en 1981, para ser consejero del presidente del Banco Central y del ministro de Trabajo durante la presidencia de Fernando Belaúnde (1980-1985). Fue profesor de finanzas en la Escuela de Administración de Negocios para Graduados de Lima.
La organización Perú Posible
En diciembre de 1994 anunció la creación de una organización política, Perú Posible, y su candidatura para las elecciones presidenciales del 9 de abril de 1995, en las que sólo obtuvo el 3,2 % de los sufragios. En 1996 presentó el manifiesto Cartas sobre la mesa: testimonio y propuestas para un país posible, en el que denunciaba la corrupción y arremetía contra las políticas económicas de los últimos gobiernos.
Toledo apareció en el primer plano de la política nacional a finales de 1999, cuando desafió al presidente Alberto Fujimori en su intento de presentarse como candidato para un tercer mandato presidencial, de dudosa constitucionalidad. El Cholo (aldeano indio trasladado a la ciudad), apodo con el que fue bautizado por sus orígenes indios, empezó a encarnar la resistencia democrática frente a un sistema autoritario y corrupto. En la primera vuelta electoral, celebrada el 9 de abril de 2000, obtuvo el 40,3 % de los votos, mientras que Fujimori alcanzaba oficialmente el 49,8 %.
Toledo fustigó «el andamiaje fraudulento» que le había robado las elecciones y el 18 de mayo anunció que no concurriría a la segunda vuelta si ésta no se aplazaba hasta el 18 de junio, a fin de corregir las innumerables irregularidades detectadas por los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA). Fujimori rechazó el aplazamiento y Toledo retiró su candidatura, reiteró la acusación de fraude y pidió el boicoteo de las urnas. No obstante, la segunda vuelta de las elecciones se celebró el 28 de mayo y Fujimori se atribuyó la victoria, a pesar de que las papeletas con el nombre de Toledo sumadas a las depositadas en blanco superaron el 50 %. Perú Posible fue la segunda fuerza por el número de votos (23,2 %) y logró 26 escaños.
Mientras el Cholo arreciaba su campaña contra el régimen, la situación experimentó un drástico vuelco a mediados de septiembre, cuando se divulgó un vídeo en el que Vladimiro Montesinos, asesor presidencial y jefe encubierto de los Servicios de Inteligencia Nacional (SIN), aparecía sobornando a un diputado que había abandonado las filas de la oposición para integrarse en las gubernamentales. El escándalo alcanzó tales proporciones que Fujimori, tras diversas maniobras para aferrarse al poder, dimitió el 19 de noviembre, mientras se encontraba en Japón. Sin embargo, el Congreso (Cámara única de 120 miembros) no aceptó su renuncia y lo destituyó por «incapacidad moral permanente» el 21 de noviembre de 2000.
En la nueva campaña electoral, incapaz de imponerse como «el candidato de unión nacional», Toledo partió como favorito y tuvo que afrontar algunas supuestas revelaciones poco edificantes sobre su pasado, aireadas por la oposición e incluso por la prestigiosa revista Caretas: su negativa a reconocer a una hija ilegítima de trece años y la amenaza de divulgación de un vídeo escabroso en el que aparecía, bajo los efectos del alcohol y la cocaína, rodeado de mujeres en un hotel de lujo de Lima.
Rehuyó la polémica y atribuyó los ataques personales al racismo latente en amplios sectores de la sociedad, alarmados por la posibilidad de que un amerindio llegara a la presidencia de la república. Aunque populista en su discurso -se presentó como el candidato de los indios y los pobres-, Toledo defendió la más estricta ortodoxia en materia de política económica y prometió crear un millón de empleos.
La llegada al gobierno
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el 8 de abril de 2001, Toledo obtuvo el mayor número de votos (36,6 %), seguido por Alan García -populista de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA)-, con el 25,8 %, y Lourdes Flores (Unidad Nacional, de derecha), con el 24,1 %. La campaña de descalificaciones se mantuvo hasta la segunda vuelta, celebrada el 3 de junio, en la que Toledo se impuso con el 52,6 % de los votos. García logró el 47,4, % y los votos en blanco y nulos sólo alcanzaron el 13,2 %, por debajo del 15 % habitual.
En el Congreso, Perú Posible se convirtió en la primera fuerza (40 diputados), pero muy lejos de la mayoría absoluta (61). Alejandro Toledo tomó posesión de la jefatura del Estado en Lima el 28 de julio, con un llamamiento a todas las fuerzas políticas para aplicar un programa de reconstrucción nacional y de entendimiento con las instituciones financieras internacionales, comprometiéndose a combatir la pobreza y a ser implacable con la corrupción. Al día siguiente se trasladó a la ciudadela andina de Machu-Picchu, donde dio gracias a los espíritus, entroncó simbólicamente el comienzo de su mandato con el pasado inca y proclamó «el nuevo amanecer» de Perú. Fue la consagración de un indio que supo triunfar en el mundo de la cultura estadounidense, la alta tecnología y la globalización económica.
La popularidad de Toledo y el respaldo de la base social que lo aupó a la presidencia comenzó a fragmentarse poco antes de cumplir su primer año de Gobierno, cuando tuvo que enfrentar una grave crisis política por las violentas protestas que se desencadenaron en Arequipa, tras el anuncio de privatización de dos compañías eléctricas. Durante la campaña electoral, Toledo se había comprometido con la población regional a
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