CODIGO DE AMURABI
Enviado por DAVID7027 • 29 de Mayo de 2012 • 1.321 Palabras (6 Páginas) • 515 Visitas
Mario Bonilla es un comerciante diferente. No busca que le paguen más, como todo buen comerciante, sino que trata de vender al menor precio posible. No quiere vender al mejor postor, sino a quien realmente necesita los productos. Su bandera es el mínimo lucro y concerta los precios con sus compradores. Hace añicos los principios del comercio convencional y, no obstante, su negocio es rentable. Él aplica los principios del Comercio Justo.
Como líder de la Federación Agrosolidaria, en el departamento de Boyacá, Bonilla es uno de los más apasionados apóstoles del Comercio Justo en Colombia. “Nuestro modelo busca fortalecer la lógica de la propiedad colectiva y del bien común en la economía”, explica.
Agrosolidaria agrupa veinte organizaciones campesinas de productores agrícolas que abrazaron la agricultura ambientalmente amigable, esa que se lleva a cabo sin utilizar químicos y respeta el medio ambiente. Cooperativas de producción ecológica existen muchas en el país, pero ésta es diferente. Se define a sí misma como “federación de prosumidores”, un término inventado por Bonilla para expresar la idea de “productores y consumidores juntos en el mismo negocio”. Y es que la estrategia del “consumo solidario” es una de las iniciativas más reconocidas de Agrosolidaria. En Duitama fueron creados, el año pasado, los primeros grupos de consumidores que participan en el programa de Comercio Justo de la federación. Los consumidores hacen parte de la misma cadena de negocio con los productores, y están en igualdad de condiciones para fijar precios y tomar otras decisiones. En el comercio convencional, los consumidores van a las tiendas y compran al precio que allí se establece y solo la caída de la demanda hace modificar el precio de un producto. En el Comercio Justo las cosas son diferentes. Es en realidad una plataforma ética de entendimiento entre quienes producen, quienes transforman y quienes consumen, que apenas comienza a abrirse paso en el país.
Agrosolidaria exporta pulpa de fruta a Argentina y vende café orgánico con denominación de origen (Pisba), así como fruta untable de feijoa y tomate de árbol, derivados lácteos, el hongo shitake y la popular uchuva, entre otros productos de su nutrido catálogo, en los círculos de consumidores solidarios de Duitama y varios lugares más de Boyacá. Café orgánico que en Carrefour se consigue por 18.000 pesos el kilo, Agrosolidaria lo vende a sus grupos de consumidores en seis mil pesos, y aún es un buen negocio.
¿Qué es el Comercio Justo?
A finales de los años cincuenta, organizaciones no gubernamentales y sectores de la izquierda europea empezaron a presionar por condiciones comerciales equitativas para los productores agrícolas de los países pobres. La idea era generar procesos transparentes de compra y venta, especialmente de alimentos, que generen equidad para los productores y los trabajadores. El precio no era una bandera importante, porque los consumidores europeos generalmente no tienen problemas económicos que los obliguen a adquirir lo más barato del mercado. Así, pues, el Comercio Justo nació como una iniciativa de consumidores europeos que querían pagar lo justo a los productores del “tercer mundo”. A finales de los años ochenta nacieron los primeros sellos de Comercio Justo y las primeras tiendas europeas que comercializaban productos cuyo precio llega casi totalmente a los productores. En 2003 se establece un sello único internacional y una certificación de Comercio Justo, bajo la denominación FLO (Fairtrade Labelling Organisation) que se encarga de garantizar que un proceso comercial es socialmente responsable.
“El comercio justo de los europeos no es el único posible ni el oficial; cada país tiene que inventarse su Comercio Justo", explica Luis Felipe Avella, experto en la materia e investigador de la Universidad de Los Andes. En el mercado colombiano el precio es un factor determinante, y las tiendas de Comercio Justo buscan comercializar productos que son a la vez ambientalmente amigables y económicamente accesibles para la población que los necesita. No se trata solo de venderle caro a los estratos cinco y seis, sino de garantizar el acceso
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