Cine Chileno
Enviado por fabialba • 28 de Abril de 2015 • 1.866 Palabras (8 Páginas) • 154 Visitas
MACHUCA, LA MOVILIDAD SOCIAL Y LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO EN EL CHILE DE HOY
La película “Machuca” de Andrés Wood puso sobre el tapete lo clasista que la sociedad chilena era (¿es?). El problema detrás del clasismo es la posibilidad que esté al servicio de una sociedad no meritocrática, rígida en su estructura social, en donde quién nace pobre muere pobre y quién nace rico, muere rico. Esta visión se ha visto apoyada académicamente por varios artículos surgidos del Departamento de Economía de la Universidad de Chile (la mayoría de los cuales, en mi opinión, tiene problemas metodológicos importantes; en este artículo discutiremos uno). Esta visión, a su vez, estaría apoyada por la resistencia de la alta desigualdad del ingreso a bajar, a pesar del alto crecimiento económico de los últimos años. El tema de que Chile es una sociedad rígida, con baja movilidad social, con una desigual distribución del ingreso se ha transformado, a su vez, en el último reducto de los “autoflagelantes”. En este artículo quiero argumentar que la situación no es tan dramática como se le ha pintado.
1. La movilidad social
En primer lugar quiero dejar claro que el tema de la movilidad social me parece mucho más importante que el de la desigualdad del ingreso. Incluso más importante que el porcentaje de pobres que hay en el país. Esto es así porque no es lo mismo una sociedad que tiene un 20% de pobres y donde las mismas personas se repiten año tras año como pobres, que una sociedad en que hay un 20% de pobres, pero en la cual no son las mismas personas todos los años. La primera sería una sociedad muy rígida, la segunda no. En el extremo que cada año todo el mundo tuviera 20% de probabilidades de ser pobre, de manera que al final de la vida todos fueran el 20% de los años, pobres, esta sociedad tendría 20% de pobres, pero existiría perfecta movilidad social y el problema de la pobreza posiblemente no sería importante del punto de vista de la política pública ya que todos podrían ahorrar cuatro de cada cinco años para cuando fueran pobres. Por lo tanto el tema de la movilidad social es el tema clave.
De la misma manera, no es lo mismo una distribución del ingreso muy desigual en que existe la posibilidad de que alguien se mueva de un extremo a otro de la misma de un año a otro, que una similarmente desigual en que todos se mantienen, año tras año, en su mismo lugar.
Es por esto que los datos recogidos recientemente por Mideplan, que permiten construir una “matriz de transición” entre 1996 y 2001 son valiosos y bienvenidos. Estos son los primeros datos de panel de que se disponen en Chile, y permiten observar el ingreso de la misma persona en dos años: 1996 y 2001. Clasificando las personas en deciles de ingreso (agrupando al 10% más pobre, así sucesivamente hasta el 10% más rico) en ambos años, permite construir una matriz de diez por diez. En ella se puede leer donde terminan en el año 2001 aquellas personas que estaban en determinado lugar de la distribución en el 96.
Han aparecido dos trabajos que analizan estos datos (Castro y Kast y Contreras et al)1. Estos trabajos tienen interpretaciones contradictorias de los datos. Esto puede ser por el típico problema de ver el vaso medio lleno o medio vacío, o porque alguno de ellos hace una lectura errónea de los mismos. En mi opinión es una mezcla de ambos problemas. Castro y Kast ven el vaso medio lleno; Contreras et al. medio vacío, pero también es cierto que este último trabajo comete ciertos errores de interpretación al analizar los datos.
Contreras et al. encuentran preocupante que el 90% de la población sería vulnerable de caer en la pobreza (en tanto que el 10% mas rico estaría privilegiado y no enfrentaría dicho riesgo). Por otro lado, y mirando los mismos datos, Castro y Kast se alegran de que la sociedad chilena muestre un gran dinamismo y haya una alta probabilidad de salir en forma autónoma de la pobreza y de la indigencia. Las conclusiones de política pública de una y otra visión son muy distintas.
¿Qué dicen efectivamente los datos?
Para responder esta pregunta, primero preguntémonos que esperaríamos encontrar en los datos si Chile fuera una sociedad rígida. Si lo fuera, debiéramos encontrar que todas las personas estarían en la diagonal de la matriz de transición, o sea, todos conservarían su lugar en la distribución del ingreso entre un año y otro: el pobre sería siempre pobre y el rico siempre rico.
Sin embargo, la matriz que se construye sobre la base de los datos de Mideplan está bien lejos de ser una matriz diagonal. Sólo 22% de la población está sobre la diagonal, o sea solamente ese porcentaje de las personas estaban en el mismo decil de ingresos en 1996 y 2001. Esto muestra que el Chile de hoy no es una sociedad rígida, sino una sociedad más bien móvil. Entre ambas opciones, es claramente preferible que sea móvil. Sin embargo, enfrentados a este resultado, Contreras et al. le dan un giro negativo a la existencia de “movilidad” llamándola “vulnerabilidad”. Es cierto que en una sociedad móvil, uno es vulnerable en el sentido que su posición no está asegurada. Sin embargo si uno decide llamarlo así, entonces no hay resultado que sea considerado bueno: o la sociedad es rígida (y las personas no tienen esperanzas de cambiar su destino), o es vulnerable (es móvil y por lo tanto nadie tiene asegurado la permanencia de su “status”). Contreras et al. hacen sonar como si hubiera una tercera opción.
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