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Enfermedades Infecciosas


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2014  •  3.387 Palabras (14 Páginas)  •  177 Visitas

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TEMA 24

Generalidades sobre las enfermedades infecciosas

Los microorganismos se encuentran por todas partes: en la tierra, en el agua dulce y salada, en el fondo del océano y en el aire. Diariamente los comemos, bebemos y respiramos. No obstante, a pesar de su aparente presencia abrumadora, rara vez invaden, se multiplican y producen infección en los seres humanos. Incluso cuando lo hacen, la infección es a veces tan leve que no provoca ningún síntoma.De hecho, existen pocos microorganismos capaces de causar enfermedades. Muchos de ellos viven sobre la piel, en la boca, en las vías respiratorias, en el intestino y en los genitales (particularmente en la vagina). El que permanezcan como un inofensivo compañero o invadan y causen una enfermedad en el huésped depende de la naturaleza del microorganismo y de las defensas del cuerpo humano.

Flora residente Una persona sana vive en armonía con la flora microbiana normal, que se establece (coloniza) en determinadas zonas del cuerpo. Esta flora, que por lo general ocupa un lugar concreto, recibe el nombre de flora residente. En lugar de causar una enfermedad, esta flora suele proteger el cuerpo de los microorganismos que provocan enfermedades. Si resulta alterada de alguna manera, rápidamente se recupera. Los microorganismos que colonizan al huésped desde unas horas a unas semanas, pero no se establecen en él de forma permanente, se llaman la flora transitoria.

Diversos factores medioambientales (como la dieta, las condiciones sanitarias, la polución del aire y los hábitos higiénicos) influyen en el desarrollo de las especies que van a constituir la flora residente de un individuo.

Por ejemplo, los lactobacilos son microorganismos que suelen vivir en el intestino de quienes consumen muchos productos lácteos. El Hemophilus influenzae es una bacteria que coloniza las vías respiratorias de las personas que padecen enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

En determinadas condiciones, los microorganismos que forman parte de la flora residente de una persona pueden provocar una enfermedad. Por ejemplo, los estreptococos piógenos pueden vivir en la garganta sin causar daño alguno, pero si las defensas del organismo se debilitan o si los estreptococos son de una variedad particularmente peligrosa, pueden provocar una faringitis estreptocócica (infección de garganta). De forma similar, otros microorganismos que forman parte de la flora residente se volverían invasores, provocando enfermedades en el individuo que tiene alteradas sus barreras defensivas. Por ejemplo, quienes padecen cáncer de colon son vulnerables a la invasión de microorganismos que normalmente viven en el intestino; éstos pueden trasladarse a través de la sangre e infectar las válvulas cardíacas. La exposición a dosis masivas de radiación también puede ocasionar una invasión por parte de estos microorganismos y conllevar una infección grave.

Cómo se desarrolla la infección Las enfermedades infecciosas son, por lo general, provocadas por microorganismos que invaden el cuerpo y se multiplican. La invasión se inicia, habitualmente, mediante la adherencia a las células de la persona afectada. Este proceso es muy específico e implica acoplamientos entre la célula humana y el microorganismo, similares a los de una llave con su cerradura. El que éste permanezca cerca del punto de invasión o bien se extienda a puntos lejanos depende de factores como la producción de toxinas, enzimas u otras sustancias.

Algunos microorganismos que invaden el cuerpo producen toxinas (venenos que afectan a las células cercanas o distantes). La mayoría de éstas tiene componentes que se unen específicamente con moléculas de ciertas células (células diana), donde causan la enfermedad. En el tétanos, el síndrome del shock tóxico y el cólera, las toxinas desempeñan un papel básico. Unas pocas enfermedades infecciosas son causadas por toxinas producidas por microorganismos fuera del cuerpo, como por ejemplo la intoxicación alimentaria causada por estafilococos.

Tras la invasión, los microorganismos deben multiplicarse para producir la infección. Por consiguiente, pueden suceder tres cosas: primero, que estos microorganismos sigan multiplicándose y desborden las defensas humanas, proceso que puede causar suficiente daño como para matar al enfermo; en segundo lugar, se puede alcanzar un estado de equilibrio, desarrollándose una infección crónica; ni los microorganismos ni el afectado ganan la batalla, y en tercer lugar, la persona, con o sin tratamiento médico, consigue erradicar el microorganismo invasor. Este proceso restablece la salud y suele proporcionar una inmunidad duradera frente a otra infección producida por el mismo microorganismo.

Muchos de los microorganismos causantes de enfermedades, tienen propiedades que aumentan la gravedad del proceso (virulencia) y resisten a los mecanismos de defensa del cuerpo. Por ejemplo, algunas bacterias producen enzimas que rompen los tejidos, permitiendo que la infección se extienda más rápidamente.

Algunos microorganismos cuentan con mecanismos para bloquear los sistemas de defensa del cuerpo. Por ejemplo, pueden ser capaces de interferir la producción de anticuerpos o el desarrollo de las células T (una variedad de glóbulos blancos) específicamente armados para atacarlos. Otros tienen cubiertas externas (cápsulas) que impiden su ingestión por parte de los glóbulos blancos. El hongo criptococo, de hecho, desarrolla una cápsula más gruesa después de entrar en los pulmones. La razón es que su cápsula adquiere mayor espesor cuando está en una atmósfera de anhídrido carbónico y en los pulmones existe más gas de este tipo que en la tierra, que es donde normalmente vive. Por lo tanto, los mecanismos de defensa del organismo no resultan tan eficaces cuando el criptococo infecta los pulmones. Algunas bacterias ofrecen resistencia a ser destruidas (lisis) por sustancias que circulan en el flujo sanguíneo. Otras incluso producen sustancias químicas que contrarrestan los efectos de los antibióticos.

Cómo una infección afecta al cuerpo humano

Ciertas infecciones producen cambios en la sangre, el corazón, los pulmones, el cerebro, los riñones, el hígado o los intestinos. Al identificar estos cambios, se puede determinar que la persona padece una infección.

Cambios en la sangre

Como parte de las defensas del organismo contra la infección, la cantidad de glóbulos blancos suele aumentar. Dicho incremento puede producirse en pocas horas, en gran medida por la liberación de glóbulos blancos almacenados en la médula ósea. Lo primero en aumentar es el número de neutrófilos y, si la infección persiste, aumentan los monocitos, siendo ambos dos variedades de glóbulos blancos. También lo son los eosinófilos, que aumentan con las reacciones alérgicas y las

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