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Investigacion


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2013  •  605 Palabras (3 Páginas)  •  192 Visitas

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1. Un campeón acepta las consecuencias de susactos

Mi hermano sufrió un terrible accidente y estuvo a punto demorir.Era un día soleado. Nos encontrábamos nadando en la albercadel club deportivo, cuando Riky pidió permiso para ir al trampolín.Se lo dieron. A mi, tal vez me lo hubieran negado. Él era el hijoperfecto: alegre, ágil, simpático y buen estudiante. Yo, en cambio,tímido, torpe y sin gracia; todo me salía mal. Como soy el mayor,siempre me decían que debía cuidar a mi hermanito.Riky salió de la alberca y caminó hacia la fosa de clavados.Sentí coraje y fui corriendo tras él. Lo rebasé y subí primero lasescaleras del trampolín. Trató de alcanzarme. Venia detrás de mi;podía escucharlo jadear y reír.Como siempre, él pretendía llegar a la plataforma de diezmetros para llamar la atención desde arriba y lanzarse de pie,derechito como un soldado volador. Luego, mis padres aplaudirían

y me dirían: “¿viste lo que hizo tu hermanito? ¿Por qué no lointentas?”

Jamás había podido arrojarme desde esa altura, pero esta vezme atrevería. No permitiría que Riky siguiera haciéndome quedaren ridículo.Llegué hasta el último peldaño de la escalera y caminédespacio. Un viento frío me hizo darme cuenta de cuán alto estaba.Respiré hondo. No miraría hacia abajo.-¡Hola, papá! ¡Hola mamá!

grité -. Allá voy.Avancé decidido, pero justo al llegar al borde de la plataforma,me detuve paralizado de miedo. Riky ya estaba tras de mí. Me dijo:

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-¡Sólo da un paso al frente y déjate caer! ¡Anda, sé valiente!Tuve ganas de propinarle un golpe, pero no podía moverme.-¿Qué te pasa? -me animó -. No lo pienses.Quise impulsarme. Mi cuerpo se bamboleó y Riky soltó unacarcajada.-¡Estás temblando de miedo! Quítate. Voy a demostrarte cómose hace.Llegó junto a mí.-¡Papá, mamá! Miren.Mis padres saludaron desde abajo. Cuando se iba a arrojar, lodetuve del brazo.-Si eres tan bueno

murmuré -, aviéntate de cabeza, o deespaldas. Anda. ¡Demuéstrales!-¡Suéltame!Comenzamos a forcejear justo en el borde de la plataforma.-¡Vamos!

repetí -. Arrójate dando vueltas, como los verdaderosdeportistas.-¡No! ¡Déjame en paz!Mis padres vociferaban histéricos desde abajo:-¡Niños! ¡No peleen! ¡Se pueden a caer! ¡Se van a lastimar!¿Qué les pasa? ¡Felipe! ¡Suelta a tu hermanito!Riky me lanzó una patada. Aunque era más ágil, yo era másgrande. Hice un esfuerzo y lo empujé; entonces perdió el equilibrio,se asustó y quiso apoyarse en mí, pero en vez de ayudarlo, lo volvía empujar.Salió por los aires hacia un lado.

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Me di cuenta demasiado tarde de que iba a caer, no en laalberca, sino afuera, ¡en el cemento! Llegaría al piso de espaldas ysu nuca golpearía en el borde de concreto.Escuché los gritos de terror de mis papás. Yo mismo exclaméasustado:-¡Nooo!Muchas

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