Las reformas en el desarrollo del Estado

Como era de esperarse, los intelectuales comenzaron a “atacar” a la revolución industrial. Ahí por el año de 1843 obras con contenido político aparecieron como la de Pasado y presente y La situación de la clase obrera en Inglaterra (Th. Carlyle, F. Engels). Muchos de estos intelectuales de la época, mantenían su postura pesimista.

Quiza este tipo de obras pasaron desapercibidas como muchas otras por el simple hecho de que al estar en auge la revolucion industrial, la mayoría de las personas (como los obreros) se enfocaban en el progreso material pero a pesar de esto, los intelectuales tenian en común el hecho de descuidar los problemas parciales, pues ellos generalizaban los problemas sucedidos en un discurso más ideológico.

Algo que los intelectuales criticaban mucho era la fachada de la ciudad, pues Ch Dickens nos narraba que las ciudades se tornaban algo triste y sin esperanza (rechazando la idea de ciudad industrial por conservadores y progresistas por el hecho de no tener una razón de ser) en la que simplemente se apresiaba humo, cenizas, una ciudad de máquinas y chimeneas que arrojaban cantidades infinitas de humo.

Dickens hizo algunas observaciones respecto a los aspectos de construcción, menciona una confusion entre lo tipológico y la edificación algo que cambio gracias al ritmo de la vida humana. Estos cambios son considerados por muchos escritores como una limitación negativa y esto se puede leer reflejado en la literatura del XIX que se cargaba de descripciones terribles sobre las metrópolis y los centros industriales. Por otro lado, los igenieros y reformadores tenín un concepto completamente distinto al de los literatos, ellos dejaban de lado las causas para atacarlas.

Robert owen es quizá el personaje de esta época que contrapuso la ciudad real por la ideal. Quizá esto se debio a que el vivío en tiempos difíciles y sus ideas se enfocaban principalmente al análisis libre de los prejuicios de la época como los económicos a tal grado de ser considerdo un agitador social.

Owen se hizo empresario de una fábrica de hilos que con el tiempo y sus ideas hicieron que elaborará un modelo de convivencia social lo que hizo que Owen se convirtiera en el utopista más importante del XIX el cual gracias a eso no pudo ver más allá hacia los problemas sociales generando su propio fracaso.

Charles Fourier es al igual que Owen un utopista que se basada en una teoría filosófica-psicológica que decía que los humanos se derivaban de la atracción pasional y no la monetaria. A diferencia de Owen, Fourier tenía la idea de que los habitantes vivieran en una especia de hotel, lo que concebio a que Fourier un edificio de formas áulicas, simetricas, con tres patios y muchas entradas.

Por otro lado Etienne Cabet escribe en una obra una nueva idea de ciudad ideal, Icaria, en la que se basó en las organizaciones

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