Marvin HARRIS, "Porcofilia y porcofobia", en (mismo autor,) Vacas, cerdos, guerras y brujas, Madrid, Alianza, 2011.

LECTURA

Marvin HARRIS, "Porcofilia y porcofobia", en (mismo autor,) Vacas, cerdos, guerras y
brujas, Madrid, Alianza, 2011.

Marvin Harris se encuentra dentro del marco teórico del materialismo cultural y esto se ve reflejado en el texto cuanto  a que  nos habla de la infraestructura de los Maring. Nos explica, pues, su modo de producción y reproducción y las prácticas que se emplean para la producción de alimentos y energía en función del medio natural.

Harris nos habla de como un mismo animal puede ser interpretado tan diferente en distintas culturas, así como el cerdo. La prohibición de la cría de los cerdos era una estrategia ecológica ya que la cría de estos en hábitats del Oriente Medio era una amenaza, no sólo por el terreno sino porque se adapta difícilmente a la temperatura y es difícil desplazarlo. Así pues, en oriente medio, se consideraba al cerdo como una comida de lujo. Hoy en día la función del cerdo es ser un signo distintivo para la comunidad. El amor a los cerdos se basa en criarse como miembros de la familia entre los hombres, conviviendo entre ellos, aunque el real objetivo es que después sean consumidos en un gran festín que se celebra cada doce años entre los Maring.

Se tiene que regular, pero, tanto la cría de cerdos como el cultivo, ya que van relacionados. Los campos de cultivo cada vez están más alejados de las casas ya que necesitan tierras más grandes y esto provoca inseguridad. Al crecer población, también se cuestionan si habrá suficientes cerdos para todos de cara al festín, llamado kaiko. Este se celebra cuando llega un punto en que las mujeres Maring se  centran más en alimentar a los cerdos que a las personas, ya que significa que se ha superado el número límite de cerdos.

Harris nos habla también de lo que para él es la guerra primitiva, y los Maring optan por la opción de guerra como venganza de otros actos. Según el autor, cree que en este caso la guerra es el mejor método por tal de regular la población ya que estos pueblos primitivos carecen de recursos anticonceptivos. Así pues, la guerra viene a ser el precio que se paga por la sociedad primitiva por criar  hijos cuando no se pueden permitir criar hijas.

El autor cree que la guerra es el mejor método para regular la población, puesto que en los pueblos primitivos, los métodos anticonceptivos no existen y el aborto provoca la muerte de gran parte de las mujeres que lo practican. La forma más sencilla de ejercer este control es sobre los bebés, por la facilidad, la poca inversión social realizada y porque los lazos emocionales son menores.

La guerra es el precio pagado por las sociedades primitivas por criar hijos cuando no se pueden permitir crear hijas, ya que a demás, la guerra favorece la cría de niños en vez de niñas. En los Maring  hay más niños que niñas, pero una vez se alcanza la edad adulta el número se iguala a causa de la muerte de hombres. El concepto de guerra no se ve como un carácter violento de los humanos, sino como un método de adaptación de condiciones tecnológicas, ecológicas y demográficas.

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