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Ramón Rivera


Enviado por   •  10 de Junio de 2012  •  5.773 Palabras (24 Páginas)  •  406 Visitas

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Mi desempeño profesional en la carrera de Ciencias de la Comunicación y la Administración.

Nombre del Alumno: Ramón Adrián Rivera Bonora

Matricula: 31085374

Materia: Administración

Grupo:

Profesora: Ma. Natalia Sánchez R.

Fecha de elaboración: 21 de marzo de 2012

Índice

Introducción………………………………….…………………….………………….. pág. 3

1 Administración como ciencia…..……….…………………………...……..………..pág.4

2. Teorías de la administración………………...…….……………………………….. pág.7

3. Teorías modernas de la Administración ……………………………………......…pág.13

Conclusión…………….…………………………………………………………………….. pág.15

Bibliografía…………….….…………………………………………………………………pág.16

Introducción

Existe, entre los administradores, un mito centrado en sostener a toda costa que la administración es una ciencia. La idea parece provenir de un enunciado según el cual, si no es ciencia, entonces no somos académicos ni tenemos valor profesional universitario. Parece más un asunto de "autoestima" que de fundamentación epistemológica. Nos viene, quizá, desde nuestra inclusión como profesión universitaria, pues recordemos que en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), se discutía si debía o no incorporarse la nueva carrera a su oferta académica, y entonces los tradicionalistas de esa universidad sostenían, hacia los años sesenta del siglo XX, que cómo era posible que la Magna Casa tuviera entre sus materias "administración de ventas" o "contabilidad", por ejemplo. No pensaban que asignaturas de tal estirpe tuvieran categoría universitaria.

Parece que este síndrome permea el debate que se empeña en sostener que la administración es una ciencia. Quizá haya otros motivos, entre los cuales se encuentra la "insoportable levedad" con que los administradores -más dados a "la práctica" que a "la teoría"- asumimos el concepto y carácter de la ciencia y de la teoría, o tal vez no hayamos podido despojarnos de las influencias de nuestros fundadores (sobre todo el ingeniero F. W. Taylor) que sostuvo, contra viento y marea, haber creado la administración científica.

Por otro lado, a muchos, en nuestra profesión, les parece un debate ocioso escudriñar estos temas, pues aducen que es más urgente la aplicación que la teorización. Quizá tengan razón si pensamos en el administrador como un gerente en el ejercicio del arte y no como un académico pensando cómo y de qué manera la administración se nos presenta en calidad de objeto de estudio en el marco de "la realidad". Parece una paradoja sostener empeñosamente que la administración es una ciencia y no detenerse a reflexionar al respecto.

Es en este sentido, precisamente, en el cual tratamos el asunto en este Blog, muy a pesar de que la epistemología -por elementalmente que la consideremos- parece más una palabra elegante y dominguera, que necesaria para afinar el pensamiento, sobre todo para efectos de la investigación. 

1. Administración como Ciencia

¿Es la administración una ciencia?

Esta pregunta ha sido respondida de muchas maneras, pero casi siempre lo que queda de fondo son ideas particulares de lo que cada quien entiende por ciencia. También deberíamos hacernos otras preguntas. Por ejemplo, asumiendo que la administración sea una ciencia, lo que sigue es preguntarnos qué tipo de ciencia es. O quizá, antes de concluir que lo es, una buena idea sería postular que la administración es tan solo una teoría, y nada más, o bien una actividad que tiene muchas teorías. También quedaría un vacío cuando nos preguntamos qué tipo de teoría es eso que explica el fenómeno administrativo. Más aún, ¿será que la administración es apenas una disciplina y no una ciencia?, ¿no es hemos preguntado si lo que realmente tenemos en las manos es un "fenómeno administrativo" o más bien un "fenómeno organizacional"?

Asumiendo que la administración fuese una ciencia, ¿cuál es, o cuál sería su objeto material y cual su objeto formal? Es decir, ¿cuál es el objeto de estudio de la administración?, ¿tiene o no tiene objeto? El objeto material de la administración, para que le sea propio y exclusivo, no debería ser objeto de otra ciencia o campo del saber ya constituido, pues de lo contrario no existiría la parcela epistemológica propiamente dicha. Pero, aún si el objeto material fuese compartido con otros campos del saber científico (dado el carácter de la ínter y la multidisciplina), entonces deberíamos tener una clara distinción del predio administrativo con el deslinde que nos pudiera dar el objeto formal de estudio, y así ya podríamos establecer la soberanía de la administración (como ciencia) entre sus pares.

Dicho de otra manera: la conducta (la humana en particular) es objeto material de estudio de, por ejemplo, la ética, el derecho y la psicología. Es un objeto compartido. Sin embargo, si solo por el objeto material fuese, pues no existiría ni la ética, ni el derecho ni la psicología, pues al parecer una y otra serían lo mismo, y solo tendríamos tres nombres para referir la misma ciencia y el mismo campo, predio o parcela epistemológica. ¿Qué las hace diferentes y soberanas en sus propios dominios o campos epistémicos? Lo que hace disímiles a la ética, el derecho y la psicología es su objeto formal, esto es, el punto de vista o la perspectiva desde el cual es abordado el mismo objeto material: la conducta humana. Así las cosas, ya podemos decir que hay tres ciencias autónomas, independientes y emancipadas. Yo lo que me pregunto es, en torno de esta metodología de análisis, ¿cual es el objeto de estudio -material y formal- de la administración?

Otro problema no resuelto, por no abordado entre los "teóricos de la administración", lo represento con las siguientes preguntas:

1. ¿Es lo mismo decir "la administración es una ciencia que afirmar que existe una ciencia de la administración?

2. ¿Es lo mismo lo anterior que sostener que la administración es científica?

No es un juego semántico, que si lo fuera, ya sería por si mismo profundo. Es más que eso: es un problema real de definición. La verdad es que aquí radica, entre otros muchos puntos, la levedad epistemológica de los

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