Robert Owen
Enviado por DISHELOVER • 15 de Agosto de 2012 • 2.002 Palabras (9 Páginas) • 692 Visitas
Robert Owen es estudiado hoy como por los historiadores del socialismo bajo la etiqueta de “socialista utópico”. Esto hace que identifiquemos las fábricas de New Lannark con los experimentos que llevó a cabo en su intento de establecer una nueva sociedad basada en el ideal cooperativo, como New Harmony. En este trabajo se defiende que se trata de dos experiencias muy diferentes. New Harmony fue un fracaso cuya explicación interesa a los historiadores del socialismo. En cambio, New Lannark fue un hito en la organización racional del trabajo, precisamente por su éxito también desde el punto de vista empresarial, y no solo filantrópico. La organización del trabajo puesta en práctica por Owen debido a su experiencia empresarial, merece un estudio desde el punto de vista de la historia empresarial, y la biografía de Owen hasta 1812 es la de un empresario destacado de la Revolución Industrial.
Con su curiosidad y avidez intelectual y su energía desbordante, Robert Owen exploró otros aspectos de la sociedad que, a su juicio, eran dignos de atención y estudio. En este contexto se insertan sus proyectos para establecer un modelo ilustrado de organización industrial, con objeto de atenuar muchos de los problemas causados por la revolución industrial, sus experimentos de organización comunitaria como base de una regeneración internacional y sus planes para organizar un movimiento laboral británico, con un gran sindicato nacional unificado. Muchas de sus ideas fueron adoptadas y transformadas por partidarios, los “owenistas”, que creían que la estructura económica y social podía modificarse de conformidad con las leyes de la ciencia social. No es fácil determinar las fuentes de la filosofía intelectual de Owen. En su temprana juventud perdió la fe cristiana y llegó a la conclusión, después de estudiar la historia de la humanidad, de que el hombre es “el resultado necesario de su organización y de las condiciones en que le sitúan la naturaleza y la sociedad”.
Una nueva visión de la sociedad
Después de vivir ocho años en Manchester, donde se hizo rico y acumuló gran experiencia, en 1799 Owen se encargó de la gestión de la “desgraciadísima sociedad” de New Lanark, a orillas del río Clyde, que poseía las hilaturas más grandes de Escocia. Las fábricas eran propiedad de David Dale, un convencido presbiteriano y miembro del partido tory. Owen, que tenía 27 años de edad, no sólo adquirió las fábricas junto con sus asociados comerciales, sino que además se casó con una de las hijas de Dale. Owen estaba decidido a implantar un régimen más humano que facilitase un cambio en el carácter y la dignidad de los trabajadores de la fábrica. Recibido en un principio con la natural suspicacia, tanto por ser empleador como por no ser escocés, pronto superó estas dificultades. Como afirmaría más tarde con respecto a su experiencia de Manchester: “Trataba de un modo tan natural a la gente que conocía que pronto gané su confianza, lo que me permitió aprovechar únicamente sus cualidades. Con frecuencia me sorprendió mucho descubrir la facilidad con que conseguía mis objetivos, en comparación con otros que habían recibido una educación muy superior a la mía... Este poder sobre los demás, del que yo no era consciente, produjo tales efectos sobre los trabajadores de la fábrica en los seis primeros meses de mi gestión que acabé ejerciendo sobre ellos la más absoluta influencia, y nadie podía comparárseles en Manchester ni en sus alrededores en cuanto a orden y disciplina; asimismo, su regularidad y sobriedad hacían de ellos un ejemplo inimitable”.
Owen quería hacer de New Lanark una comunidad bien gobernada, organizada según sus ideales. Dale había desbrozado el camino para su futuro yerno, prestando atención al estado físico de los hijos de los pobres en sus fábricas y organizando un modesto sistema de educación infantil. Owen deseaba llevar a cabo un experimento de vida social. Ningún niño de menos de diez años fue empleado en las fábricas; se suprimió el aprendizaje de los hijos de los pobres y las condiciones en la fábrica mejoraron considerablemente. La consecuencia de todo ello fue el éxito comercial. Aunque su propia empresa había dado resultados satisfactorios, Owen comprendió que la autocracia benévola sólo podía mejorar el problema subyacente del malestar social, pero no resolverlo. A este respecto escribió: “En mi calidad de empleador y director de manufactura en Lancashire y Lanarkshire, hice todo lo que pude para aliviar los males de mis empleados; y sin embargo, a pesar de todo lo que hice, con nuestro sistema totalmente irracional de creación de riqueza, de formación del carácter y de organización de todas las actividades humanas, sólo pude aliviar un poco la miseria de su estado; y ello pese a ser consciente de que la sociedad, incluso entonces, poseía medios sobrados para educar, emplear y gobernar a la población entera del Imperio Británico, haciendo de ellos hombres formados e inteligentes, unidos y prósperos para siempre, y para convertirlos en hombres y mujeres felices, de cualidades físicas y mentales superiores.
Durante los primeros diez años que pasó en New Lanark, Owen se ocupó en encontrar los medios para alcanzar, este fin. En 1813 y 1814 expuso sus propuestas de reforma en el libro titulado A new view of society, or Essays on the principle of the formation of the human character [Una nueva visión de la sociedad, o Ensayos sobre el principio de la formación del carácter humano]. Los dos primeros ensayos tratan de la necesidad de formar racionalmente el carácter “de esta inmensa masa de población cuya formación no hace más que propagar el delito en el mundo”. El tercer ensayo es un informe de los progresos conseguidos en New Lanark en lo relativo a la mejora de las condiciones de sus habitantes. En él expone Owen su opinión sobre la importancia de la educación. Es en los primeros años cuando los niños aprenden o se les enseña gran parte de sus nociones sobre el bien y el mal. Hasta en su primer año de vida el niño recibe “impresiones duraderas”. Por consiguiente, la falta de educación, o la mala educación, de los niños tiene consecuencias perjudiciales
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