Roberto Arlt
Enviado por Guido21 • 27 de Octubre de 2013 • 767 Palabras (4 Páginas) • 502 Visitas
Roberto Arlt nace el 26 de abril de 1900 en Buenos Aires (barrio de Flores), hijo del inmigrante alemán Karl Arlt y de la triestina Ekatherine Iobstraibitzer, familia de recursos precarios.
A setenta años de la aparición de las Aguafuertes Porteñas, los textos periodísticos de Roberto Arlt aún constituyen un territorio marginal y supuestamente “menor” en las consideraciones críticas de su obra. Ello se debe a que, por lo general, no fueron vistos como textos literarios en sentido estricto, porque su género, sus asuntos, su formato y el medio en que se publicaban podían ser desconcertantes para lecturas muy atenidas a categorías literarias retóricamente muy consolidadas: las Aguafuertes… eran la materia de una columna que Arlt sostuvo en el diario El Mundo durante catorce años, desde 1928 hasta el momento mismo de su muerte, en 1942. Dicha columna, cuyo título sufrió diversas modificaciones a lo largo del tiempo, consistía en un registro descarnado e irónico de una serie de tópicos, personajes, situaciones e historias que dibujan una suerte de friso donde pueden reconocerse múltiples aspectos de la cultura urbana de la época.
El hecho de que esos textos hubieran sido por lo general soslayados por la crítica, tal vez se haya debido a que, para los supuestos y los valores con que tradicionalmente operaba la crítica, las Aguafuertes… parecían no formar parte de la obra arltiana. Tamaña suposición se sostenía solamente en una determinada manera de concebir dicha obra: esto es, en una manera que traza rígidas fronteras genéricas entre los textos, determinando qué es literario y qué no lo es, y circunscribiendo el alcance de la obra a aquellos textos que responden a las convenciones genéricas de lo que se considera literatura.
Pero los textos periodísticos de Roberto Arlt han desafiado y desafían este tipo de distinciones, ya que por su peculiar lenguaje, por sus formas descriptivas y narrativas, por su vasta temática o por sus recursos y dispositivos retóricos, nunca dejan de evocar la presencia de los discursos literarios en su propio seno. Se trata, por así decir, de textos que pueden ser leídos como literatura, aún cuando por su formato y su género se los ubique, en principio, en otra instancia taxonómica. Y es esa modalidad de su escritura, precisamente, la que obliga a relativizar las oposiciones clasificatorias rígidas, proponiendo esa nueva manera de leerlos: por tal razón, en vez de oponer las crónicas periodísticas de Arlt al conjunto de sus restantes textos, tal vez se trate indagar en qué medida se vinculan con ellos, sin desconocer, naturalmente, las diferencias de escritura y de género que objetivamente separan a unas de otros.
Como crítico, siempre simulaba evitar los bultos de la historia: ir a la trama, destacar la actuación de un actor y esos aspectos que entran en los afiches. Él sencillamente veía otras cosas. Reparaba en algo que aparecía perdido
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