Sor Juana Ines De La Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz según Diego Calleja, nació el 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, este dato no fue aceptado del todo pues años después se presentó una posible acta de bautismo de ella, donde dice que fue bautizada un 2 de diciembre de 1648, dejando en duda su fecha de nacimiento.

Sus padres nunca se casaron; se cree que su padre pudo ser una militar español oriundo de la provincia vasca de Guipúzcoa, estaba asentado en San Miguel Nepantla; a pesar de que no se sabe si sus padres de casaron, se sabe que su madre se juntó con otro hombre llamado Diego Ruiz Lozano.

Sor Juana fue la menor de las hijas de la pareja formada por Pedro Manuel de Asbaje y Vargas-Machuca e Isabel Ramírez de Santillana.

Su abuelo tenía una hacienda donde ella creció y aprendió el náhuatl, también aprendió a leer y escribir a los 3 años. Al morir su abuelo en 1656, su madre tomo la hacienda.

Sor Juana al descubrir la biblioteca que tenía su abuelo, se dio cuenta del gusto que tenía por la lectura. Ella con el afán de seguir aprendiendo le pidió a su madre que la dejara asistir a la universidad y como estaba prohibido que las mujeres asistían al ella, se disfrazó de hombre.

De 1656 a 1664 vivió en casa de la hermana de su madre, y es entonces inicia su periodo en la corte que posteriormente terminara con su ingreso a la vida religiosa.

Entre 1664 y 1665 ingresó a la corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo, marqués de Mancera, donde se convirtió en gran compañera de la virreina, con ellos logre seguir aprendiendo día con día, hasta que un día los virreyes decidieron enfrentarla con cuarenta sabios, y como resultado demostró toda su sabiduría, aprobando con excelentes resultados sus examen.

En 1666 en padre Miranda al notar que Sor Juana no mostraba interés por casarse, le propuso entrar a una orden religiosa, y así es como ingreso a las carmelitas pero eran muy estrictas por lo que enfermo y después ingreso a la orden de San Jerónimo donde la disciplina era más tranquila, le permitían leer, escribir, estudiar y recibir visitas, cabe destacar que en este lugar permaneció el resto de su vida.

En 1672 enfermo de tifus exantemático epidémico, que veintitrés años después termino con su vida.

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