Tijuana No Es Tijuana
Enviado por inovika • 24 de Febrero de 2014 • 1.274 Palabras (6 Páginas) • 212 Visitas
RESUMEN
Este artículo intenta explicitar la dificultad de formular una representación objetiva de una ciudad como Tijuana: fronteriza, de reciente formación y marcados contrastes en los aspectos económicos, sociales y culturales que la conforman. Así, su autora lleva a cabo una representación a partir de múltiples representaciones que se han hecho sobre Tijuana; ejemplificando cómo hoy en día el pensamiento científico, al ser culturalmente influenciado, ya no puede asumirse como objetivo, por lo que apuesta entonces por una metodología situacional.
DEBATE: PREGUNTAS DEL EDITOR – RESPUESTAS DEL AUTOR
1- Su texto es claramente un exponente de la antropología postmoderna, mostrando cómo las diferentes situaciones, matices, realidades y visiones conllevan una forma muy diferente de definir el mismo objeto e incluso contradictoria. En este sentido, creo que una colectividad tan importante como una ciudad, con su multiplicidad de matices hace que, evidentemente, existan un gran número de formas de definirla y analizarla, puesto que dentro de la ciudad “hay infinitos objetos y formas de vivirla”, algo que creo ningún antropólogo pondrá en duda. Por ello, con la lectura de su texto me he planteado hasta qué punto su análisis no podría ser válido para todas las ciudades de frontera e incluso cualquier otra ciudad latinoamericana. A partir de su texto, ¿qué considera usted que aporta al conocimiento de la Ciudad Tijuana, diferente al de otras ciudades? En otras palabras ¿qué aporta “de fondo” su trabajo? En este caso, ¿no es posible que su texto sobre el estudio de la ciudad de Tijuana, es más una reivindicación contraria a la definición de objetos absolutos y de elementos inamovibles que sobre la ciudad misma?
2/-Actualmente, creo que nadie duda de la importancia de los estudios situacionales y es así como la mayor parte de los estudios antropológicos se realizan. Sin embargo, suelen centrarse en objetos más limitados, de los que hacen generalizaciones y se buscan explicaciones que pretenden facilitar el conocimiento antropológico de su objeto de estudio, siendo, eso sí, conscientes de la influencia que tiene el propio investigador en la construcción de la realidad. Por su texto, presiento que usted no comulga con este tipo de trabajo pero, al mismo tiempo, a algunos antropólogos que lo realizan les resulta complicado observar qué es lo que aportan trabajos de antropología postmoderna como el suyo a la disciplina, ¿Qué les respondería usted?
Me gustaría tratar de contestar a sus dos preguntas con una única respuesta porque creo que las dos están ligadas y son congruentes la una con la otra.
En una entrevista con el antropólogo chicano Renato Rosaldo – reconocido exponente del seminario de Santa Fe de los anos '80, Writing Culture - a propósito de las repetidas críticas de postmodernismo a su trabajo y a los resultados del seminario mismo, me comentó lo siguiente: “Yo no me nombro posmoderno. A veces creo que lo curioso de la palabra posmoderno es que se usa de muchas formas muy malpensadas. […] Un ejemplo es que creo que el posmoderno es alguien que tiene quince años menos que el que habla y que hace algo diferente […], es una forma de conservar la hegemonía de los viejos, de los que tienen mas experiencia. […] La palabra introduce muchos estereotipos, por ejemplo dicen: 'los posmodernos no tienen ética'. Yo digo: 'no, es en base de la ética que hago lo que hago'. […] Hay una diferencia yo creo en Writing Culture, hay una división entre los que piensan que llego' un momento experimental en la etnografía por amor al experimento y otros que dijimos que no, llegó este momento porque las técnicas de representación que utilizábamos ya no funcionan. Y ya no funcionan porque cambiamos de proyecto. Y si el proyecto de antes era demostrar el equilibrio de las sociedades en las periferias ahora el proyecto es demostrar los procesos históricos dentro de un contexto social de desigualdad, y de
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