Afectaciones ambientales y sociales relacionadas al consumo de carne roja
Enviado por Jesús Guerrero • 28 de Agosto de 2017 • Trabajo • 2.236 Palabras (9 Páginas) • 262 Visitas
[pic 1]
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
[pic 2][pic 3]
[pic 4][pic 5]
Ensayo: “Afectaciones ambientales y sociales relacionadas al consumo de carne roja”.
La matanza y el consumo de animales son actividades que se han practicado habitualmente desde los tiempos más remotos de nuestra sociedad. A la carne proveniente de estos animales se le han atribuido excepcionales propiedades nutricionales; tales que, en calidad y en cantidad superan por mucho los valores nutricionales de la mayoría de los alimentos de origen vegetal1.Tal vez es esta razón y además su gran versatilidad para cocinar y consumir, motivos de "gran peso" para que hayamos formado toda una cultura de consumo de carne, que abarca solamente el 33% de toda nuestra producción agrícola, exclusivamente para la alimentación de los animales en cultivo.
El propósito de este ensayo de tipo argumentativo es el de mostrar al lector que el consumo habitual de la carne ni es esencial ni sostenible en la actualidad, y que lejos de serlo atenta severamente contra el medio ambiente, y por ende, y de un modo grave contra la sociedad humana.
A continuación, presentaremos información contundente que abarca los siguientes temas: Distribución de alimentos, economía, uso de suelo, agua, salud, emisiones de efecto invernadero y otros contaminantes del aire.
Globalmente, aún bajo los efectos del cambio climático y la erosión, nuestra producción de cultivos alimenticios es suficiente para abastecer fácilmente a toda la población del mundo 2, sin embargo, nuestras decisiones, las de consumidores y productores inconscientes esfuman este posible escenario. En el año 2011 alcanzamos un record mundial en cosecha de granos; 2.5 billones de toneladas, de los cuales, la mitad se destinó como forraje para animales. Alrededor del 85% de la producción de la soya en el mundo se utiliza para obtener aceite y alimentar ganado. Se estima que sólo el 6% de este total se emplea directamente para la alimentación humana. Al final, una buena parte de esta producción es desperdiciada en el metabolismo de los animales en cultivo, de estos últimos, se benefician mayoritariamente los miembros de los países desarrollados, mientras que los más pobres en los países subdesarrollados se llevan la peor parte. Este sistema de alimentación parece promover una profunda desigualdad social, causal de muchos efectos indeseables para su posterior equilibrio.
La práctica del consumo habitual de carne no sólo es social y ambientalmente perjudicial, también es económicamente inaceptable, al menos en lo que a sostenibilidad e igualdad respecta. La producción de carne es muy costosa. Para producir 1kg de carne se requieren: De 5000 a 20000 litros de agua, deforestación de 50m2 de bosque y la emisión de CO2 equivalente al uso de un automóvil mediano durante 250km3.
Se estima que para el año 2050 la producción anual de carne tendrá que ser el doble de la actual2. ¿Podremos lograr esa producción?, ¿A qué costo ambiental y social?, ¿No sería mucho más fácil y limpio alimentarnos directamente de la agricultura?. La alimentación carnívora no es una decisión inteligente y mucho menos congruente, por ejemplo: En Etiopía el 60% de su población sufre de hambre y aun así tienen alrededor de 50 millones de cabezas de ganado4 (Una de las ganaderías más grandes del mundo), que consumen su comida, tierra y agua. ¿Qué esperanza de desarrollo y prosperidad puede tener esa sociedad? Evidentemente, estos actos incongruentes sólo benefician a una minoría, también inconsciente.
El sector ganadero ocupa en total un 30% superficie terrestre, el 70% de todas las tierras agrícolas del planeta5. Desde los años 50 se ha acelerado la conversión de hábitats naturales a tierras de cultivo y pastoreo, principalmente en zonas en desarrollo como América Latina donde el 70% de las tierras deforestadas del Amazonas fueron transformados en pastizales y el restante en cultivos forrajeros, mientras que en países desarrollados como Norteamérica, Europa Oriental y Europa Occidental entre 1990 y 2000 se mantienen (Norteamérica) o aumentan los bosques a una tasa anual del 0.1% y el 0.4% respectivamente5. La Global Forest Resources Assesment estima que la superficie global cubierta por bosques es de alrededor del 30%, 4 mil millones de hectáreas, pero se perdieron entre el 2000-2005 7.5 millones de hectáreas por año. Los pastizales ocupan alrededor del 40% de la superficie de la tierra variando su porcentaje en todas las regiones y llegando hasta en un 63% en el caso de Australia, pero es uno de los hábitats con mayor conversión a cultivos con una tasa del 71.2% en América del Norte (90.6% en total convertido), 71% en América del Sur (79%), 37.2% Oceanía (43.4%) y 19.1% en África con un 73.3% de pastizales aun intactos5. La reducción de hábitats impacta en la pérdida de biodiversidad, capacidad de absorción del CO2 y deforestación de suelos. Tomando en cuenta que una hectárea de bosque puede absorber 9.2 toneladas de CO2 anualmente6 al reducir la superficie ocupada solo por bosques se perdió la capacidad de absorber 69 millones de toneladas de CO2 por año, afectando al cambio climático.
La degradación de los suelos, debida principalmente a la pobre cubierta vegetal, compactación del suelo y perdida de nutrientes, afecta al rendimiento de los cultivos por ejemplo en África se reduce entre un 2 y un 40%. Esta degradación afecta a 1/3 de los terrenos agrícolas en Asia, ½ en América y 2/3 en África, afectando a 500 millones de africanos que dependen de ellos. Se estima que se pierden anualmente 75000 millones de tonelada de suelo por la degradación, con un costo de 400,000 millones de dólares al año 5. Esto es debido en parte al excesivo número de ganado en ciertas zonas, cuando se encuentra en una cantidad adecuada sus desechos son un insumo para el mantenimiento del suelo, pero cuando es elevado se excede la capacidad de la tierra y el agua para asimilarlos saturando el suelo de amonio y derivados del nitrógeno además de lixiviar los otros nutrientes. También se incrementa la degradación de suelos con el uso de monocultivos en grandes zonas como el de los cereales, que antes de 1950 no eran usados para la alimentación animal 5, destinando actualmente el 60% de la producción de maíz y avena para el ganado ya que los precios de los granos se han reducido a la mitad desde 1961, obteniendo insumos más baratos en lugar de enfocar la producción a la alimentación humana; incluso la FAO estima que la demanda de cereales para piensos tendrá un aumento en la demanda de 1000 millones de toneladas entre el 2000 y el 20305 .
...