Agroecologia Ciencia En Construccion
Enviado por lilianadcarbla • 14 de Julio de 2014 • 1.741 Palabras (7 Páginas) • 178 Visitas
Agroecología: Ciencia en construcción.
La agricultura es una actividad compleja que involucra no solamente la producción de
alimentos y fibras a partir de factores tecnológicos, dotaciones de recursos naturales e
impulsos de capital, sino también una serie de procesos vinculados con los efectos que
ella produce en las sociedades y en los ecosistemas. A partir de esta consideración,
puede aceptarse fácilmente que las actividades agrarias son parte fundamental de las
interacciones humanas con la naturaleza y desde esta perspectiva sus análisis pueden
realizarse desde el punto de vista ambiental complejo. La agricultura es el resultado de
la coevolución de ecosistemas artificializados y culturas humanas.
La ciencia agroecológica se inserta justamente en este campo del análisis ambiental de
los agroecosistemas, asumiendo la complejidad que ello implica y generando nuevas
aproximaciones teórico-prácticas, que han venido configurando lo que se ha dado en
llamar el pensamiento agroecológico.
No obstante, debido al auge reciente de la Agroecología en tanto que ciencia, a la
aparición de movimientos sociales que reivindican derechos fundamentales a partir del
discurso político que emana de la Agroecología y al surgimiento de prácticas y
procedimientos que surgen desde las distintas agriculturas alternativas, opuestas al
modelo dominante de Revolución Verde (RV), existen varios conceptos que es
necesario aclarar, discutir y depurar, a fin de establecer cuáles y de qué magnitud son
los retos que debe afrontar esta ciencia en construcción.
Los esfuerzos epistemológicos que se hagan en este sentido, resultan muy útiles a la luz
de las necesidades humanas de redirigir los procesos productivos agrarios hacia formas
de menor contaminación, degradación de recursos y de mayor justicia y equidad
socioeconómicas, habida cuenta de los fenómenos recientemente aceptados como
válidos por la opinión pública mundial, como el del cambio climático y el agotamiento
de los recursos combustibles fósiles, dos de los pilares más fuertes que constituyen la
evidencia anunciada décadas atrás por el movimiento ambiental, sobre la
insostenibilidad del desarrollo.
¿Porqué la agroecología es una ciencia ambiental?
Las ciencias ambientales se caracterizan porque estudian, de manera conjunta, las
interrelaciones complejas, dinámicas y constantes, que se establecen entre los
ecosistemas y las culturas (Ángel, 1993; 1995 y 1996; Carrizosa, 2001). A pesar de
recibir críticas para su ajuste teórico, esta dupla ecosistemas – culturas tiende a
reemplazar la noción de lo ambiental entendido como relaciones sociedad –naturaleza,
un poco para evitar el llamado sobrenaturalismo filosófico de las ciencias humanas y
también porque evita la discusión sobre si la sociedad es parte o no de la naturaleza,
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Agrólogo, Ph.D. Profesor Asociado. Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad
Nacional de Colombia. Email: teleons@unal.edu.co
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debate que lleva a cuestionamientos sobre la libertad de los seres humanos y de su
accionar político.
De esta manera, el discurso ambiental se basa en dos ejes interrelacionados: el de la
ecología y el de la cultura. La primera, constituida como ciencia en un proceso
ininterrumpido desde el siglo XVIII, ha forjado prácticamente un imperio teórico de
explicaciones sobre el funcionamiento de los ecosistemas entendidos como tramas
complejas de intercambios de materia y flujos de energía reguladas tanto por la
influencia de leyes termodinámicas, como por leyes ecosistémicas de equilibrio
dinámico espacial y temporal. A partir de los adelantos espectaculares de la ecología en
los últimos decenios, se han podido conocer e interpretar los delicados equilibrios que
constituyen la esencia misma de la vida sobre el planeta.
La segunda, ampliamente debatida como concepto unificador en las ciencias sociales,
explica los procesos adaptativos del hombre a los límites impuestos por los ecosistemas
y estudia las causas y efectos de la intervención de los grupos humanos sobre los
ecosistemas. La cultura, entendida como un sistema parabiológico de adaptación,
reemplaza los conceptos energéticos o materialistas empleados por los ecólogos para
definir el nicho de la humanidad (León, 2007) e incluye las construcciones teóricas de
tipo simbólico, que van desde los mitos hasta la ciencia, pasando por el derecho, la
filosofía, las creencias religiosas o las expresiones del arte, los diferentes tipos de
organización socioeconómica y política que han construido distintos grupos humanos a
lo largo de la historia y las amplias y diferenciadas plataformas tecnológicas que,
inmersas en los símbolos y en las organizaciones sociales, se constituyen en los
sistemas e instrumentos para transformar el medio ecosistémico.
Las relaciones culturales de la mayor parte de las sociedades occidentales
contemporáneas con la naturaleza, se entienden actualmente en términos de un modelo
dominante de desarrollo, expresado en la idea general de progreso, basada
fundamentalmente en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y de la
acumulación de riqueza. A partir de allí el ambientalismo ha generado varias corrientes
que critican estas relaciones y este modelo, porque la idea del desarrollo es muy reciente
en la historia humana y no siempre los pueblos de la tierra tuvieron la acumulación de
capital como su norte preferido.
Mientras que para los griegos la solución a estas relaciones con la naturaleza o los
ecosistemas se encontró en el concepto de armonía, algunas culturas americanas
precolombinas consideraron lo natural como sagrado y por lo tanto le asignaron valores
vitales a los seres de los bosques, del agua y del suelo. Para otras culturas, incluso, los
habitantes del subsuelo, de las entrañas de la tierra, son parte del tiempo y del espacio,
sin solución de
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