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Analisis de la evolucion


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  2.171 Palabras (9 Páginas)  •  176 Visitas

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UNIVERSIDAD DE NARIÑO[pic 1]

FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

PROGRAMA DE BIOLOGÍA

ENSAYO

John Narváez.

En cuanto a los procesos de adaptación que propone Lamarck, se observan grandes diferencias a los propuestos por Darwin. Lamarck no quería saber cómo hacían los seres vivientes para adaptarse al ambiente y sobrevivir; lo que él quería saber era por qué esos seres no subían lineal y ordenadamente por la escala del ser. Lamarck tiene una idea de economía natural en el cual la guerra entre los seres vivos tiende a cierto equilibrio u orden en el cual “las razas de los cuerpos vivos subsisten todas pese a sus variaciones”; y por eso “los progresos adquiridos en el perfeccionamiento de la organización nunca se pierden”. Para Lamarck la singularidad morfológica  merecía y podía ser explicada, en tanto la misma constituyese una anomalía en relación a la serie; y apelando a los fenómenos fisiológicos que la acción de las circunstancias podía desencadenar en los organismos individuales.

Para Lamarck, las modificaciones que los organismos sufrían en virtud de sus condiciones de vida no tenían por qué redundar en alguna ventaja para sus portadores, esas modificaciones son, en todo caso, marcas o deformaciones producidas por las condiciones en las que se desarrollaban las diferentes formas de vida. Para Lamarck, lo que produce cambios en los individuos no es la adaptación a ciertos ambientes ni la selección natural, es la forma de vida que cada individuo tiene lo que genera que haya diferencias entre estos. Un ejemplo claro es la explicación que Lamarck da del tamaño y la forma que  llegan a tener los grandes cuadrúpedos herbívoros. Estos animales, nos dice, además de poseer el “hábito de consumir, todos los días, grandes volúmenes de materia alimenticia que distienden los órganos que los reciben”, poseen también el hábito “de no hacer más que movimientos mediocres” y de eso “ha resultado que los cuerpos de estos animales se hayan engrosado considerablemente, hayan devenido pesados y macizos, y hayan adquirido un volumen muy grande como se lo ve en elefantes, rinocerontes, vacas, búfalos y caballos” (Lamarck [1809] 1994, 229). En cambio, observa Lamarck, en las tierras donde la presencia de predadores obliga reiteradamente a correr, esos efectos no se han notado: el ejercicio les dio a gacelas y antílopes un cuerpo más esbelto. Pero esta esbeltez y ligereza no es una adaptación para la carrera: es un resultado o un efecto de la carrera.

Para Lamarck, como para Buffon, las circunstancias deforman, degeneran o desvían, en mayor o menor grado, el normal desarrollo de las formas, pero no por eso las optimizan o las adecuan al cumplimiento de una función. Lamarck atribuye esos incrementos de la complejidad morfológica a la instauración gradual de un plan de organización dispuesto por la propia naturaleza y propiciado por el poder de la vida que produce y establece en los seres vivos, sucesiva y gradualmente, “los diferentes sistemas de órganos particulares”.

Lamarck podría decirse que presentaba un pensamiento totalmente diferente del de Darwin, ya que para éste lo que generaba los cambios entre los diferentes individuos, era exclusivamente la selección natural, es decir la adaptación a los diferentes medios donde se encuentren, los cambios ocurrían según Darwin, por efectos de competencia por ejemplo, ya que al tener una mayor competencia por el alimento, algunos animales que sean menos eficientes para competir por este iban a tender a la extinción, por tal razón modificaron sus hábitos alimenticios y al conferirles un mayor éxito en cuanto a su supervivencia estos cambios a nivel genético pero expresados morfológicamente fueron transmitidos a la siguiente generación, con el fin de perpetuar su especie y garantizar el linaje de la misma. En cambio Lamarck, Lamarck se limita a considerar los cambios morfológicos como un efecto residual de un movimiento habitual y constante.

En cuanto a la visión negativa de la selección natural, para Sober, es una fuerza estrictamente negativa que opera simplemente eliminando a los individuos menos aptos, seleccionando, por ende, a los más aptos.

Según Sober, la selección natural trata de explicar la persistencia de las adaptaciones, no su origen. Por ejemplo según Sober la selección natural no explica por qué  tenemos un pulgar oponible (en vez de no tenerlo). Este hecho cae bajo el ámbito de los mecanismos de la herencia. Hay sólo dos tipos de hechos que la selección natural puede explicar al nivel individual. Puede explicar por qué los organismos particulares sobreviven y por qué gozan de cierto grado de éxito reproductivo. Pero las propiedades fenotípicas y genotípicas de los individuos, propiedades morfológicas, fisiológicas y conductuales, caen fuera del dominio propio de la selección natural (Sober [1984] 1993, 152).  Sober, dice que “la selección natural explica  únicamente la frecuencia o distribución de un rasgo en una población (por qué los individuos que lo poseen sobrevivieron y persistieron). No explica el origen o creación de las adaptaciones mismas en un individuo particular. La explicación seleccionista tiene como foco la población y no el individuo.”

Algunos apoyos intuitivos para el enfoque negativo de la selección natural, son por ejemplo, que la selección natural es un proceso donde las variaciones son creadas por las mutaciones y la selección natural simplemente escoge entre ellas, dependiendo su grado de aptitud. Los individuos y sus planes genéticos son arrojados al cedazo de la selección natural (condiciones de vida), decantando a los más adaptados y eliminando a los menos adaptados. Nuestro mundo, tiene recursos limitados, lo que propicia la competencia. Pero la competencia no crea los organismos, ellos son una condición previa para ella. Ariew, también defiende el enfoque negativo de la selección natural, sostiene que los rasgos (que componen a los fenotipos) están necesariamente presentes antes de que la selección natural pueda favorecerlos. Así, siguiendo a Sober, Ariew afirma que la selección natural explica por qué los rasgos están presentes al explicar el incremento de su frecuencia en una población, mas no explica cómo se originan.

En palabras generales a lo que Sober se refiere es a que las frecuencias de los rasgos de una población puede ser explicada por la selección natural, pero esta no puede explicar la posesión misma de esos rasgos en dicha población.

Para Neander, por el contrario, la selección natural es una fuerza positiva con un rol causal directo en la formación de los rasgos de los organismos. La selección natural actúa de esa manera, pero es mucho más que un mero proceso negativo, puesto que es capaz de generar novedad e incrementar la probabilidad de ciertas combinaciones genéticas que de otra manera serían extremadamente improbables. La selección natural es, en este sentido, creativa. Por su parte Neander (1995a) elabora un argumento para defender la creatividad de la selección natural. Primero, Neander distingue dos tipos de selección: de un solo paso y acumulativa. En una secuencia que genera resultados al azar y luego escoge uno de ellos, la selección de un solo paso puede envolver múltiples repeticiones, aunque estas son aisladas y no interconectadas entre sí. Por el contrario, la selección acumulativa envuelve múltiples repeticiones interconectadas. Los resultados de cada tipo de selección son muy diferentes, debido a la manera en que opera cada una. Según Neander, el enfoque de Sober aplica al primer tipo de selección, mas no al segundo, por tal razón cataloga la selección natural como una fuerza negativa. El punto es que, para Neander, la selección natural opera como la selección acumulativa, no como la de un solo paso. En la naturaleza, un proceso de selección precedente puede alterar en gran medida la probabilidad de ocurrencia de resultados posteriores. Esta incidencia de la selección natural en los subsiguientes procesos de selección es posible gracias al mecanismo de la herencia. Así, en términos probabilísticos, la selección natural promueve los cambios en dirección del incremento del diseño adaptativo, siempre y cuando este incremento implique aumento en la aptitud de los portadores del rasgo. Es en este sentido que Neander toma a la selección natural como una fuerza creativa.

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