Aprendizaje pleno
Enviado por Mila Gigena • 23 de Agosto de 2018 • Síntesis • 1.921 Palabras (8 Páginas) • 192 Visitas
“Estamos parados en el territorio de la invención,
allí donde el desierto se vuelve “terreno de juego”, recreación de sentidos.”
(Maria Beatriz Greco, “La autoridad (pedagógica) en cuestión pag. 154)
¿Es posible educar sin autoridad? ¿Sobre qué se funda la autoridad del maestro? ¿Qué puede hoy una autoridad? ¿Qué ejercicios diversos de la autoridad pueden ser pensados hoy? Estos son los interrogantes fundamentales que se hace Greco sobre la autoridad pedagógica y sobre los cuáles reflexiona en su obra.
En primer lugar demarca que la autoridad hoy esta en crisis, que se encuentra devaluada, y qué este es un problema complejo donde intervienen factores culturales, económicos, sociales y políticos. ¿Qué hacer frente a ello? ¿Paralizarnos? No. La invitación es a reconstruir el concepto de autoridad en el vínculo pedagógico. Es decir, construir una nueva idea de pensar y sostener la autoridad pedagógica hoy frente a la crisis, ya que no se puede educar sin autoridad.
¿Por qué reflexionar sobre la autoridad pedagógica? Greco dice: porque “todo acto educativo implica un acto de autoridad”. Educar implica una noción de autoridad, porque significa dominar los contenidos que debemos transmitir, manejar técnicas pedagógicas adecuadas a las edades y contextos en los cuales viven los estudiantes, estar a la escucha de sus problemas y de la marcha del proceso de enseñanza- aprendizaje.
¿Se puede sostener una autoridad individualmente? Greco dice que no, que “la autoridad es institucional”. La autoridad se sostiene en el trabajo en equipo, en la coherencia, en el clima institucional de la escuela. Con lo cual, si bien la autoridad pedagógica es labor de cada docente, es también una tarea colectiva y social que se asume entre todos los docentes de un colegio.
Ahora bien, si la autoridad pedagógica hoy esta en crisis, es en función de que el concepto de autoridad que sosteníamos hasta el momento ya no funciona, y debemos re- pensarlo nuevamente para que se legitime. Debemos animarnos al terreno de la invención, detener la queja y forjar una autoridad pedagógica de otro tipo.
¿De dónde viene esta crisis de autoridad?
Foucault (filósofo e historiador francés) retoma a Kant (filósofo alemán) para decir que en la modernidad hubo un quiebre respecto a la autoridad externa, la consigna del sujeto moderno era “no obedecerse más que a sí mismo”. La autoridad entonces estaba del lado de la razón misma y su afán de autonomía y dominio en el camino del progreso ilimitado. El maestro aparecía como aquel que “hacía nacer en el niño al alumno”, que lo acompañaba en el trayecto de su relación con el conocimiento, consigo mismo y con los otros. Nacía alguien que aprende y desea aprender. Hoy, la razón también aparece cuestionada a partir de no haber logrado el progreso ilimitado que proponía, y por ende, la autoridad no se desplaza hacia ningún lado, tiene dificultades para ser encarnada y reconocida.
Para Castoriadis (filósofo y psicoanalista francés) vivimos en tiempos de in-significancia, de desamparo, por ausencia de significaciones que nos otorguen un mejor vivir juntos. Bajo la consigna de “sálvese quién pueda”, y del hombre actual instalado como sujeto consumidor; se ha roto un proyecto identificatorio colectivo, en términos de Silvia Bleichmar (psicoanalista argentina), que es aquello que nos posibilita reconocernos en un “nosotros” y proyectarnos hacia el futuro. Stiegler (filósofo francés) habla de una época signada por el “sufrimiento narcisístico del nosotros”. ¿Qué quiere decir esto? Que estamos en un momento histórico donde no podemos conformarnos como un “nosotros”. Cada uno vive “individualmente”, y ello habilita a todo tipo de transgresiones (es posible hacer “desaparecer” a los otros”). Thomas Hobbes (filósofo inglés), habla de la “guerra de todos contra todos”, al disolverse la noción de un colectivo social que nos cuida y proteja más allá de nuestras diversidades. Antes, en un mundo pre- moderno, dice Castel (filósofo francés), el sometimiento a la autoridad estaba dado, porque esta, aseguraba una protección y por ello uno era obediente. Si decimos que hoy importa solo uno y estamos disueltos socialmente, obviamente que la autoridad ya no asegura ninguna protección, y uno no necesita ser obediente a nadie. Agamben (filósofo italiano), sostiene que la autoridad reside en el relato y la palabra, en la experiencia de aquel que transmite. Es decir, que la autoridad tenía que ver con la transmisión de experiencias acerca de lo vivido entre generaciones; una autoridad de la experiencia. Algo que se comunica entre generaciones.
¿De dónde procede la autoridad de un maestro? ¿Se es o se ejerce autoridad?
Estas son otras preguntas que se hace Greco y son fundamentales. ¿Uno posee autoridad por sí mismo o uno ejerce la misma? Haciendo un análisis de diferentes definiciones de autoridad, Greco concluye que la autoridad no es un concepto aislado y recortado de otros, sino que se diferencia o reconoce en base a otros conceptos como el poder, la fuerza, la influencia, la obediencia, la disciplina, la legitimidad, la libertad. Lo fundamental de la autoridad, es que se despliega en la intersubjetividad, en una trama de encuentros entre sujetos diferentes en relación asimétrica.
La autoridad dice Greco, implica un reconocimiento, y es ello lo que hace que alguien sea autoridad. Nadie puede nombrarse a si mismo autoridad, sino es mirado por otros como tal. ¿Cuándo se da este reconocimiento? Cuando la autoridad se emplaza desde la autorización, desde otro que reconoce en mí alguien que busca “hacerme crecer”. Por ello no se liga a un poder que se ejerce en razón de una superioridad, sino por contar con una experiencia (como decía Agamben) de importancia
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