Azúcar amiga y enemiga

Azúcar amiga y enemiga

Existen mitos que asocian el consumo de azúcar, como la causa primaria de la obesidad.  En realidad, la obesidad es una condición metabólica multifactorial, compleja que no puede ser causada por si solo por el consumo de azúcar. Como cualquier otro alimento, el azúcar juega un papel en la dieta y puede ser parte de una dieta balanceada, si es consumida dentro de los límites adecuados.

Para erradicar estas ideas, la educación juega un papel importante. Aspectos como la composición de los alimentos, las recomendaciones de cantidades admisibles de consumo y las variedades de azúcares existentes, deben ser divulgados entre la población, para que esta pueda estar mejor informada al momento de comprar alimentos y bebidas que sean ricas en cualquier tipo de azúcar.

Una de las fuentes de azúcar más controvertida, que genera gran parte del debate sobre el consumo de azúcar es el empleo de los jarabes de maíz de alta fructuosa (HFCS) con los que se endulzan los refrescos y otras bebidas gaseosas además de estar presentes en productos horneados, condimentos, postres preparados y otros alimentos procesados; pues existen diversas opiniones acerca de sus repercusiones en la salud de las personas y en los sistemas de salud, al achacarle a este consumo ser una de las causas directas de enfermedades no transmisibles como diabetes, obesidad, altos niveles de triglicéridos, ácido úrico elevado, alta tensión arterial, entre otras (Drewnowski, 2007). Esto ha sido provocado, sin duda, por el hecho de que el consumo de refrescos, por ejemplo, se ha incrementado dramáticamente en los últimos  años, y constituyen en estos momentos la principal fuente de azúcar añadida en las dietas infantiles (Wylie‐Rosett, Segal‐Isaacson, & Segal‐Isaacson, 2004)  También, es de utilidad explorar las tendencias de la industria alimenticia que, persiguiendo ahorrar costos y aumentar los beneficios, contribuye como un vector importante a las causas de esta gran enfermedad del siglo XXI. Explicar los riesgos para la salud que se están generando por un consumo elevado, desmedido y hasta ahora relativamente oculto de HFCS en la población norteamericana, resulta muy ilustrativo para limitar y evitar situaciones similares que puedan aumentar el incremento de peso en la población de otros países, y colaborar así con la promoción de un consumo responsable de los diferentes endulzantes presentes en la alimentación, algo que se constituye en una necesidad imperiosa, dada la actual epidemia de obesidad, que ha llegado a constituir en muchos países del mundo, un serio problema de salud pública, no sólo por su elevada prevalencia, sino también por su asociación a enfermedades crónicas no trasmisibles del adulto (Mönckeberg, & Muzzo, 2015). 

Normalmente se usan diferentes términos que permitan identificar los diferentes edulcorantes o endulzantes, tanto en la literatura científica, como en las tablas de información nutricional comercial o en las listas de ingredientes de los productos alimenticios. A los efectos del gran público, en muchas ocasiones la terminología empleada resulta oscura y solo se contempla por parte del consumidor la cantidad de energía aportada por el producto. Es importante identificar adecuadamente cada uno de estos términos con el fin de evitar confusiones, y permitir que se diferencien adecuadamente los diversos compuestos para que los consumidores puedan entender que no todo lo que endulza se puede denominar azúcar de mesa o es equivalente a éste.

Azúcar o Azúcares se puede denominar a cualquier monosacárido o disacárido que se encuentre presente en los alimentos, mientras que el término Azúcar Agregada se emplea para cualquier azúcar adicionada a los mismos y dentro de esto se incluyen edulcorantes calóricos como la sacarosa, HFCS, miel, melazas o cualquier sirope, sin importar su origen. Por último, se denomina Azúcar Total a la cantidad total de azúcares que se encuentra presente en los alimentos. Esto debe diferenciarse de Sacarosa que es el nombre químico del azúcar tradicional de mesa, normalmente obtenido de dos fuentes principales: la caña de azúcar o la remolacha azucarera.

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