BUEN VIVIR
Enviado por franciscopancho • 13 de Octubre de 2013 • 993 Palabras (4 Páginas) • 372 Visitas
1. Presentación
El 17 de febrero de 2013, el pueblo ecuatoriano eligió un programa de gobierno para
que sea aplicado −siempre ceñido a la Constitución de Montecristi−, en el nuevo
periodo de mandato de la Revolución Ciudadana. Ese programa tiene su reflejo
inmediato en el Plan Nacional para el Buen Vivir 2013-2017, el cual representa una
postura política muy definida y constituye la guía de gobierno que el país aspira tener y
aplicar en los próximos cuatro años. Este es el sentido que queremos darle a este Plan,
que debe convertirse en un documento tan práctico como un mapa, con directrices muy
claras para evitar que nos extraviemos en el camino o nos aventuremos en una ruta no
trazada que nos lleve a un despeñadero.
El Buen Vivir se planifica, no se improvisa. El Buen Vivir es la forma de vida que
permite la felicidad y la permanencia de la diversidad cultural y ambiental; es armonía,
igualdad, equidad y solidaridad. No es buscar la opulencia ni el crecimiento económico
infinito.
La planificación del Buen Vivir, como su línea rectora, es contraria a la improvisación,
que genera enormes costos a una sociedad con escasez de recursos. Si sabemos a dónde
vamos, llegaremos más rápido, porque sabremos cómo sortear los obstáculos que se
presenten. En el Ecuador hemos rescatado la planificación para no duplicar esfuerzos y
evitar el desperdicio de recursos, que tanto nos retrasó en la época del neoliberalismo.
En ese entonces, la planificación fue menospreciada y reducida a su mínima expresión.
No lo hicieron solo por ideología, sino por intereses económicos, como en el caso de la
privatización de empresas públicas, que más tarde llevó a la peor crisis que tuvo que
vivir el país y que dejó huellas difíciles de borrar en la memoria de la ciudadanía. Esto
sucedió en nuestro país apenas hace una década y media.
En la actualidad, sin embargo, experimentamos en la esfera internacional que el
capitalismo provoca crisis cíclicas, aunque la que vivimos hoy trasciende el ámbito
puramente económico. El mundo vive una crisis de civilización que incluye a la
sociedad y a la naturaleza y que está fuera de control. Este desequilibrio se manifiesta
en el derrumbe de las bases institucionales, porque ya no responden al momento actual
de la humanidad. Se expresa en el cuestionamiento a un modelo de vida, a un sistema
escandaloso de consumismo, a una institucionalidad que ya no es funcional a la
sociedad contemporánea, y a un sistema internacional incapaz de solucionar los
problemas del planeta.
América Latina y el Sur, como región, viven momentos decisivos en su historia. Más
que actores somos ahora testigos de la crisis de los países del norte. Tiembla la vieja
civilización, basada en el interés individual que predomina en la comunidad mundial
que paradójicamente, por naturaleza, tiene un espíritu colectivo. El Sur no puede
continuar siendo cómplice de un modelo de vida que hoy ha fracasado en el norte. El
neoliberalismo ya fue experimentado en varios de nuestros países y, después de sus
terribles golpes, aprendimos la lección.
Hoy ya no estamos en el momento de imitar el fracaso. Allá se dirigen aquellos que se
mantienen en esa ruta, recogiendo viejas recetas que, a fin de cuentas, terminan negando
su propio futuro y deprimiendo a sus pueblos. América Latina y el Sur aspiran a mirarse
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en sus propios espejos. No vivimos una ilusión,
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