Buen Vivir
Enviado por • 5 de Junio de 2014 • 1.388 Palabras (6 Páginas) • 254 Visitas
Debate civilizatorio
Un contexto muy importante para analizar el continente es el debate civilizatorio. Tenemos en el continente un debate civilizatorio. No es simplemente una transición del capitalismo al socialismo; es algo mucho más amplio, o distinto por lo menos. Este debate civilizatorio, está en el Continente desde la conquista, cuando fueron destruidas las diversas culturas indígenas ancestrales de este continente. Pero debido a una lucha tenaz, sobre todo en los últimos 30 años, el movimiento indígena y el movimiento afro han logrado rescatar esta diversidad cultural y eso nos ha permitido ampliar un debate que no se da en otro Continente.
Es un debate de diferentes cosmovisiones, de diferentes concepciones de desarrollo, de Estado... pero que están intentando dialogar. Es un diálogo muy difícil, pero no es el «choque de civilizaciones» de Samuel Huntington; es otra cosa. Es la posibilidad de un diálogo nuevo, difícil, pero que tiene que hacerse, porque las constituciones nuevas, este constitucionalismo transformador del Continente, dan cuenta ya de estas posibilidades de diálogo. Es lo que está en las Constituciones de Bolivia y de Ecuador. ¿Cómo podríamos nosotros pensar que los pueblos olvidados como eran los indígenas, tendrían en las Constituciones de Ecuador y Bolivia una presencia conceptual tan fuerte que es orgullo de los ecuatorianos y bolivianos, que es orgullo de todos los progresistas del mundo? ¿De dónde viene la palabra Pachamama, de dónde viene el Sumak Kawsay que hemos hecho nuestras? Estamos aprendiendo de ellos y ésa es la gran riqueza de este debate civilizatorio.
Por eso digo que no hay una transición en el Continente; hay dos: la transición del capitalismo al socialismo y la transición del colonialismo a la autodeterminación; en definitiva, del racismo a la posibilidad que tenemos de la convivencia de diferentes nacionalidades dentro del mismo Estado. Y aquí empiezan los problemas de la soberanía.
Este argumento muy simple y muy difícil de fundamentar, es que la plurinacionalidad refuerza el nacionalismo. La concepción de nación cívica, de origen liberal, ciudadana -todos somos ecuatorianos, bolivianos, brasileños, portugueses- era el concepto liberal de la ciudadanía y de la nación cívica, geopolítica. Pero hay un concepto étnico-cultural que ha sido reivindicado no solamente en Ecuador; ha sido reivindicado en Etiopía, en Nueva Zelanda, en Canadá, en Bélgica, en Suiza... que es la posibilidad de otro tipo de nacionalidad. Una nacionalidad que tiene raíces étnico-culturales y que no colisiona, no crea un conflicto necesario con el primer concepto de nación. Porque los pueblos indígenas y los pueblos afro-descendientes de este Continente han luchado por la autodeterminación, pero nunca por la independencia. Desde hace tiempo no es independencia lo que quieren, sino el reconocimiento de sus naciones.
Voy a decir algo que puede ser polémico: no he visto gente tan nacionalista como los indígenas, tan amantes de su país. Lucharon, murieron por su país en las guerras de la independencia, y después de la independencia; son ecuatorianos, peruanos, colombianos, pero son también aymaras, quichuas, shuar. No hay conflicto; al contrario, se refuerza la idea de una nacionalidad más fuerte, hecha de diversidades.
Soberanía y participación
Esta es a mi juicio la gran novedad que Ecuador va a traer al mundo. Son dos grandes que voy a señalar. La primera es que la revolución ciudadana de Ecuador no es la revolución ciudadana liberal; porque hay diferentes formas de ciudadanía: la ciudadanía individual y la ciudadanía de los pueblos originarios y sus organizaciones ancestrales. Son nacionalidades, identidades que se juntan a un proyecto nacional, que es el proyecto de su país, pero con sus reglas de pertenencia, con sus formas ancestrales, con su derecho, con sus autonomías que de ninguna manera hacen peligrar la nación; al contrario la refuerzan.
Entonces la idea que les doy de soberanía es que la soberanía se está reforzando en el Continente y no hay ningún país probablemente en el Continente más que Ecuador que sea hoy un símbolo de la reivindicación de la soberanía. Fue la base militar de Manta, fue la auditoría de la deuda, fue el TLC, fue cerrar la negociación CAN–UE. O sea, hay todo un movimiento en este país por su soberanía, por su nacionalismo. Hay un nacionalismo nuevo, de izquierda, que es plurinacional, y hay
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