CANCER
Enviado por Angela Garzón Laguna • 16 de Mayo de 2019 • Apuntes • 623 Palabras (3 Páginas) • 102 Visitas
En la carrera de la vida nos preparamos casi para todo, la escuela, la universidad, para recibir los sacramentos. En fin, planeamos, proyectamos, visualizamos y hasta presupuestamos, sin embargo, quien se programa para recibir malas noticias. . . creo que nadie!!!
Cuando se escucha la palabra “CANCER” la asociamos casi que de inmediato con la muerte, una fórmula infalible…
El saber de la noche a la mañana, sin haber tenido antecedentes médicos, hereditarios o sintomáticos, que tienes cáncer, fue tal vez una de las noticias que jamás hubiese pensado o querido recibir. En cuestión de minutos sentí concluir abruptamente mi vida.
¿Los sueños y proyectos a futuro, donde quedaban?, el ver profesionales a mis hijos. Todos los esfuerzos, sacrificios y renuncias hechas, los planes postergados por un mejor mañana, entonces para qué?
En este hermoso caminar de hace ya casi 15 años de la búsqueda en pareja hacia Dios, puse en duda las promesas del señor, desconfié de su palabra, hasta dudé de su bondad. ¿Pero porque a mí?, no soy tan mala persona, no mato, no peco. . . bueno no tanto como otros a los que hasta les va mejor, en fin.
Ya con el pasar de los días y recobrando la razón el sentido real de la vida que solo se halla cuando buscas de Dios, me doy cuenta que, primero: le falte a Dios al desconfiar de su misericordia y grandeza. Una definición de la desconfianza en Dios, usando el mismo versículo de la definición de la fe que escribió Pablo en Hebreos 11:1; poniendo la negación adelante, sonaría así: “Es pues, la desconfianza, la incertidumbre de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Ven lo grave que se vuelve, y no se volvió grave ahora, siempre ha sido grave, pero olvidamos que no hay tal cosa como “pecados pequeños”.
Segundo: el carcinoma de células claras ováricas concepto con el que fui diagnosticada, en definitiva, no era lo peor que me podía suceder a una persona que se encuentra en el camino de la búsqueda de Dios y de la santidad de su matrimonio. Existen otros tipos de plagas que, aunque curables, como humanos “razonables” no hemos podido combatir, le hemos permitido arraigarse, hacer metástasis y hasta mutar, volviéndose autoinmunes, me refiero, por ejemplo, a la falta de solidaridad, a la arrogancia, la prepotencia, el orgullo, la vanidad, la soberbia, en fin, pandemias que carcomen lo mejor del ser humano y nos alejan de la esencia de la vida y no nos permiten ser servidores y donarnos a quienes nos necesitan.
Son enfermedades silenciosas, en ocasiones hasta nos volvemos consientes de portarlas y hasta de propagarlas, pero no hacemos nada por combatirlas.
Por qué sí, cuando enfermamos físicamente, acudimos de inmediato al especialista e invertimos hasta lo que no tenemos con tal de recuperar la tan anhelada salud, hacemos novenas, sacrificios, ofrendas y hasta hacemos de nuestra relación con Dios una relación de canjeo “señor si me curas yo prometo….”
Y si hiciéramos lo mismo para lograr el equilibrio, la sanidad espiritual, si siendo conscientes de nuestras debilidades, comprendiéramos que en Dios y su palabra encontramos la fórmula perfecta y precisa para lograr acabar de una vez y por todas con todos esos “cáncer” con los que convivimos, que nos consumen, que alimentamos y nos alejan de lo que espera Dios de nosotros.
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