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CAZADORES DE MICROBIOS. Antony van Leeuwenhoek. El primer cazador de microbios


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2016  •  Resumen  •  2.298 Palabras (10 Páginas)  •  392 Visitas

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CAZADORES DE MICROBIOS

Antony van Leeuwenhoek. El primer cazador de microbios

Antony van Leeuwenhoek, nació en 1632 en Delft, Holanda, cuando la ciencia daba sus primeros pasos intentando encontrar la verdad mediante la observación cuidadosa y el razonamiento claro.

Un día se imagino lo perfecto que sería poder ver las cosas aumentadas su tamaño con la ayuda de un lente y así es como decidió fabricar unos lentes así. Ansioso por su invento empezó a analizar fibras musculares de una ballena, escamas de piel, ojos de buey, lana de ovejas, pelos de animales, interior de semillas de plantas, etc. Este solo era el inicio de su pasión por entender un mundo diminuto que siempre estuvo junto a nosotros. Cada vez su interés por descubrir y observar nuevas cosas fue creciendo hasta que decidió fabricar miles de microscopios para poder analizar y confrontar especies anteriormente observadas con nuevas.

Con la ayuda de el científico y miembro de la Real Sociedad, Regnier de Graaf, logró que otros miembros de la Real Sociedad sepan de sus observaciones mediante una carta que escribió para ellos en la cual detallaba todas las maravillas que había observado. Y sin lugar a duda, se quedaron asombrados por como durante millones de años estos animales han pasado desapercibidos por el ojo del ser humano.

Con el tiempo fue perfeccionando y mejorando cada vez sus microscopios. Un día se le ocurrió observar una gota de agua clara de lluvia y se sorprendió al ver muchos bichitos que nadaban en esta dando vueltas y moviéndose sin parar, pequeños seres considerados asesinos silenciosos que eran más peligrosos y poderosos que grandes bestias. Observó muchas especies pero se cuestionó profundamente por el lugar de donde estos procedían, así que volvió a tomar una muestra de agua de lluvia pero asegurándose que nada mas entre o contamine a esta y utilizó un plato de porcelana para recolectarla, la observó al microscopio y no vio ningún bichito, así se aseguró que estos no venían del cielo.  Procedió a guardar el agua hasta que en esta, al cuarto día empezaron a brotar pequeños animales y luego tomó mas muestras de agua pero de distintos lugares y observó los mismos diminutos bichitos.

Tiempo y muchas observaciones después, Leeuwenhoek decidió escribir cartas para contar sus observaciones y descubrimientos, estas serían enviadas a Londres. Algunos de los científicos no lo tomaron en serio, así que decidió redactar  cartas mucho mas detalladas, adjuntando sus cálculos y otros archivos que aseguren la autenticidad de sus palabras. Ellos empezaron a insistir para que les explique cómo fabricó el microscopio, pero el cuidaba mucho su secreto; la Real Sociedad no quiso quedarse con la duda, así que encargó a Robert Hooke y a Nehemiah Grew que fabriquen microscopios; así lo hicieron y finalmente comprobaron que Leeuwenhoek no mentía ni exageraba en lo absoluto y así lo nombraron miembro de la Real Sociedad.

Leeuwenhoek a mas de ser conocido por su gran contribución del microscopio es también conocido como el primer microbiólogo oral. Todo comenzó cuando decidió tomar una muestra de una sustancia blanca y viscosa que encontró en su diente y observó miles de animalitos que se movían sin parar; días después tomó una muestra de la misma sustancia que encontró en el diente de un anciano que nunca se había lavado la boca, la observó y empezó a meditar sobre la posibilidad que estos pequeños bichos puedan ser los causantes de daños al ser humano; nunca expuso a la sociedad su reflexión ya que no estaba seguro de esto.

Pasaron algunos años de largas horas tras el microscopio y observó por primera vez en la cola de un pececillo los vasos capilares por los que pasa la sangre de las arterias a la venas, y de esta manera completó la teoría de la circulación de la sangre propuesta por Harvey, descubrió también espermatozoides del hombre.

Habían transcurrido ya varios años desde su observación de la sustancia blanca que cubría los dientes, así que decidió volver a hacerlo otra vez pero en esta ocasión no encontró nada y se dio cuenta que la alta temperatura del café que había bebido fue la que mató a los pequeños bichitos, entendiendo así cada vez más sobre estos seres microscópicos.

Como anteriormente se mencionó, el creyó que estos pequeños seres podrían ser capaces de aniquilar o devorar a otros mucho mas grandes que ellos, y así lo comprobó, tomando embriones de mejillones y poniéndoles en una vasija para así con asombro vio que desaparecía el contenido de las conchas, devorado por millones de microorganismos.

Leeuwenhoek continuó con sus observaciones hasta que en 1723, a sus 91 años falleció y dejó unas cartas destinadas para la Real Sociedad. Concluyendo así, la vida de este gran científico holandés.

Lazzaro Spallanzani. Los microbios nacen de microbios

Lazzaro nació en 1729 en Scandiano, un pueblo ubicado al norte de Italia. Desde pequeño estuvo muy empeñado en comprender y arrancar todos los secretos de la naturaleza. El gran apoyo que recibía la ciencia en esa época por parte de parlamentos y reyes junto con su interés y descubrimientos realizados por Leeuwenhoek hicieron posible que este científico empiece su búsqueda por saber el verdadero origen de estos pequeños animales. Para esto, hay que recordar que en aquella época los científicos aseguraban que estos bichitos provenían de estiércol de animales o de lugares extremadamente sucios. Spallanzani se oponía rotundamente a su manera de pensar ya que aseguraba que una ley y orden daban lugar a su nacimiento.

Una tarde leyendo algunos libros de Redi donde describía un experimento en el que se tomaba dos tarros y se depositaba un pedazo de carne en ambos, uno de ellos se dejaba descubierto y el otro tapado con grasa; al pasar el tiempo notó que las moscas se dirigían al tarro descubierto que poco después aparecerían gusanos y mas tarde las moscas; por el contrario, el tarro tapado no tenia ni un solo gusano o mosca. Este experimento le ayudo a reflexionar en el origen de los animales microscópicos.

El cientofico Needham también trabajaba para averiguar la misma inquietud y relizó un experimento con caldo de carnero recién retirado del fuego, lo colocó en una botella y lo tapo muy bien con un corcho para que nada penetre en el; calentó después la botella  y dejo reposar la botella; al cabo de unos días sacó el corcho de la botella y encontró la presencia de pequeños animales. Este gran descubrimiento hizo que lo nombraran miembro de la Real Sociedad.

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