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Capítulo 7: Neoplasias


Enviado por   •  12 de Abril de 2018  •  Resumen  •  8.928 Palabras (36 Páginas)  •  170 Visitas

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Capítulo 7: Neoplasias

El cáncer es segunda causa de muerte en EE.UU. Más que la mortalidad es el sufrimiento emocional y físico. Cáncer es conjunto de trastornos. Neoplasia: crecimiento nuevo. Tumor, tumefacción causada por inflamación. Oncología, estudio de los tumores o neoplasias. Era moderna, neoplasia se define como una alteración del crecimiento celular desencadenada por una serie de mutaciones adquiridas que afectan a una sola célula y a su progenie clónica. Mutaciones causantes proporcionan a las células neoplásicas una ventaja para la supervivencia y el crecimiento que permiten su proliferación excesiva independiente de las señales fisiológicas de crecimiento.

Tumores poseen dos componentes esenciales:

1) células neoplásicas: parénquima tumoral (clasificación de tumores y comportamiento )

2) estroma reactivo, tejido conjuntivo, vasos sanguíneos, número variable de células del sistema inmunitario adaptativo e innato (velocidad de crecimiento y propagación)

Tejido conjuntivo de algunos tumores es escaso, neoplasia blanda y carnosa. En otras ocasiones las células parenquimatosas estimulan formación de un estroma colágeno abundante, denominado desmoplasia.

Tumores benignos: Aspecto macroscópico y microscópico relativamente inocente, queda localizado, sin propagaciones y susceptible a extirpación quirúrgica. Alto nivel de supervivencia, pero pueden ser mortales en algunos casos. Se les designa el sufijo oma a tumores de células mesenquimatosas. Tumores nacidos en tejido fibroso son fibromas, tumores cartilaginosos son condromas. La nomenclatura de los tumores epiteliales benignos es más compleja. A veces se clasifican según el patrón microscópico y otras según el macroscópico. Otros se clasifican según las células de origen.

Por ejemplo, el término adenoma se aplica a neoplasias epiteliales benignas que producen patrones glandulares y a neoplasias derivadas de glándulas, pero que no necesariamente muestran dichos patrones. Una neoplasia epitelial benigna que se origina en las células tubulares renales y crece en patrones glandulares se denominaría adenoma, igual que una masa de células epiteliales benignas que produce patrones no glandulares, pero que se origina en la corteza suprarrenal. Los papilomas son neoplasias epiteliales benignas que crecen en cualquier superficie y dan lugar a frondas microscópicas o macroscópicas digitiformes. Un pólipo es una masa que se proyecta sobre la superficie mucosa, como en el intestino, para formar una estructura macroscópicamente visible. Aunque este término suele emplearse para referirse a tumores benignos, algunos que son malignos también pueden crecer en forma de pólipos, mientras que otros pólipos (como los nasales) no son de origen neoplásico sino inflamatorios. Los cistoadenomas son masas quísticas que típicamente se forman en el ovario.

Tumores malignos

La nomenclatura de los tumores malignos es, esencialmente, la que se emplea con los tumores benignos, con algunas adiciones y otras excepciones.

  • Las neoplasias malignas originadas en tejidos mesenquima tosos «sólidos» o sus derivados se conocen como sarcomas, mientras que las que afectan a las células mesenquimatosas de la sangre se llaman leucemias o linfomas. Los sarcomas se denominan según el tipo de célula que los componen, que es, supuestamente, su célula de origen. Por tanto, un cáncer originado en el tejido fibroso es un fibrosarcoma, y una neoplasia maligna compuesta por condrocitos es un condrosarcoma.  
  • Aunque los epitelios corporales derivan de las tres capas de  líneas germinales, las neoplasias malignas de células epiteliales se denominan carcinomas, con independencia del tejido de origen. Por tanto, una neoplasia maligna que surge del epitelio tubular renal (mesodermo) es un carcinoma, igual que los cánceres que se desarrollan en la piel (ectodermo) y en el epitelio que reviste el intestino (endodermo). Además, el mesodermo puede dar lugar a carcinomas (epiteliales), sarcomas (mesenquimatosos) y tumores hematolinfoides (leucemias y linfomas).  

Los carcinomas aún pueden subdividirse más. Los que crecen formando un patrón glandular se llaman adenocarcinomas, y los que producen células escamosas, carcinomas epidermoides. En algunos casos es posible identificar el tejido u órgano de origen, como sucede al denominar el adenocarcinoma de cé- lulas renales. En otros, el tumor muestra poca o ninguna diferenciación y debe denominarse carcinoma mal diferenciado o indiferenciado.

Las células transformadas en una neoplasia, sea benigna o maligna, se parecen entre sí, dado que todas derivan de una única célula progenitora. En efecto, las neoplasias son de origen monoclonal, como se explicará más adelante. Sin embargo, en algunos casos, las células tumorales pueden sufrir una diferenciación divergente y crear los denominados tumores mixtos. El mejor ejemplo es el tumor mixto de la glándula salival. Estos tumores tienen claros componentes epiteliales dispersos en el seno de un estroma fibromixoide, en el que, en ocasiones, se reconocen islotes de cartílago o hueso. Se cree que los diversos elementos derivan de células epiteliales y/o mioepiteliales, y la mejor denominación para estas neoplasias es adenoma pleomorfo. El fibroadenoma de la mama femenina es otro tumor mixto común. Este tumor benigno contiene una mezcla de elementos ductales proliferados (adenoma) en el seno de un tejido fibroso laxo (fibroma). Aunque solo el componente epitelial es neoplásico, el término fibroadenoma sigue utilizándose con frecuencia.

El teratoma es un tipo especial de tumor mixto que contiene células maduras o inmaduras o tejidos representativos deriva- dos de más de una capa de células germinales y, a veces, de las tres. Los teratomas se originan de células madre totipotenciales, como las que se encuentran normalmente en el ovario y los testículos y, a veces, de forma anómala en restos embrionarios de la línea media secuestrados. Estas células tienen la capacidad de diferenciarse en alguno de los tipos celulares hallados en el cuerpo adulto y, por tanto, y de forma no sorprendente, pueden dar lugar a neoplasias que recuerdan, de forma caótica, trozos de hueso, epitelio, músculo, grasa, nervio y otros tejidos.

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