Cazador De Microbios
Enviado por Nicole1004 • 8 de Septiembre de 2013 • 563 Palabras (3 Páginas) • 347 Visitas
WALTER REED
EN INTERES DE LA CIENCIA Y POR LA HUMANIDAD
Walter Reed jefe de la comisión para el estudio de la fiebre amarilla, era un hombre cortes y sin tacha, indulgente y lógico, que no cabe la menor duda que tuvo que arriesgar vidas humanas, debido a que los animales no contraen esta enfermedad.
Junto con James Caroll, quien estuvo dispuesto a arriesgar su vida para comprobar la teoría de Reed. En la historia de la fiebre amarilla no hay discusiones, pero es necesaria darla a conocer, solo por el hecho de que constituye la reivindicación de Pasteur.
La fiebre amarilla es una de las plagas más terrorífica de combatir, pero ya el mundo sabía cómo combatirla. Decían unos: hay que fumigar las telas, sedas y objetos de propiedad de las gentes antes de que abandonen las ciudades infestadas de fiebre amarilla; cuando otros sostenían: hay que quemar esas cosas, enterrarlas, destruirlas en absoluto antes de que puedan entrar a ciudades donde no haya fiebre amarilla. Según otros, no era recomendable estrechar la mano al amigos cuyas familias estaban atacadas de fiebre amarilla, mientras que otros decían que esta acción era completamente inofensiva.
Así pues, tal ya era el caso de la fiebre amarilla, ya en 1900 y Carlos Finlay, de la Habana, Decía a Gritos “ ¡Todos ustedes están equivocados! ¡ La causa de la fiebre amarilla es un mosquito”
En san Cristóbal de la Habana ya andaban las cosas mal, en donde está enfermedad ya hacía de las suyas, puesto que, ya había causado mucho mas victimas en los soldados norteamericanos que las balas de los españoles, y no se trataba de una enfermedad que, como la mayoría de ellas, mostrase preferencia por las gentes pobres y sucias, pues había matado a más de la tercera parte de los oficiales de Estado Mayor del general Leonard Wood, ya que estos militares son los más celosos en cuanto higiene y cuidados.
El 25 de julio de 1900 llega a Cuba, a Quemados el comandante Walter Reed ya con ordenes de,”prestar la mayor atención a cuestiones relativas a la causa y al modo de prevenir la fiebre amarilla. Walter Reed tenía ciertas capacidades, pero no era precisamente un cazador de microbios; era más bien un soldado excelente; ya tenía mucha experiencia pues sus 14 años no fueron en vano. Por otra parte, la orden que había recibido exigía una personalidad moral integra, y, además, Walter Reed que desde 1891 ya había venido ocupándose en algo de bacteriología, había llevado a cabo algunos trabajos de investigación, en la mejor escuela de medicina a las ordenes del profesor más eminente de los Estados Unidos y que había conocido personalmente a Koch. A Reed ya le esperaba Jesse Lazear, un bacteriólogo formado en Europa, de 34 años con mujer e hijos.
Estos cuatro hombres (Finaly, Carroll, Lazear y Reed) constituían la Comisión para el estudio de la fiebre amarilla sometidos a investigación, entre
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