Cazadores De Microbios
Enviado por nohely • 8 de Septiembre de 2011 • 6.592 Palabras (27 Páginas) • 2.222 Visitas
CAZADORES DE MICROBIOS
CAPÍTULO I.
ANTÓN VAN LEEUWENHOEK.
El primer cazador de microbios.
Hace 250 años que un hombre humilde llamado Leeuwenhoek, este hombre por primera vez se asomó a un mundo nuevo y misterioso poblado por millares de diferentes especies de seres pequeños feroces y mortíferos, otros inútiles y benéficos. Leeuwenhoek nació en 1632 en Delf, Holanda. Tuvo una extraña afición por tallar lentes ya que había oído que fabricando lentes con un trozo de cristal transparente se podían ver las cosas de mayor tamaño y así analizó fibras musculares de ballenas y escamas.
Leeuwenhoek vivió durante 20 años asilado mientras tanto surgían nuevos movimientos en todo el mundo. Mientras en Inglaterra unos revolucionaron formaron una sociedad llamada The Invisible College.
Regnier de Graaf fue el primero al que Leeuwenhoek dejó que observara sus hallazgos. Graaf era miembro de la real sociedad y llevó a Leeuwenhoek para que mostrara sus logros, quedaron asombrados con lo que el había descubierto.
Un día Leeuwenhoek observo una gota de lluvia, asombrado por lo que veía en el agua de lluvia habia unos bichitos que nadaban. Son miles de veces más pequeños de lo que podemos ver a simple vista, luego observo pimienta mojada y observo miles de bichitos mando a la real sociedad sus escritos pero como era de esperarse muchos no le creyeron. Para comprobar si esto era cierto la real sociedad mando a Robert Hooke y a Nehemiah Grew para que construyeran los mejores microscopios y comprobaran si lo que Leeuwenhoek habia dicho.
El 15 de noviembre de 1667 llega Hooke a una reunión con la real sociedad y así afirmo lo que Leeuwenhoek habia visto, por lo tanto Leeuwenhoek fue invitado a formar parte de la real sociedad.
Tiempo después Leeuwenhoek observo una cola de pescado, viendo así los capilares sanguíneos, así confirmo lo que ya se habia dicho años atrás, que habia una circulación sanguínea en el cuerpo, Leeuwenhoek observo que la sangre contenia unos globos rojos.
Siguió y siguió observando por mucho tiempo, una mañana se tomó varias tazas de café luego tomo una muestra de una sustancia viscosa que habia en sus dientes quizá podía encontrar algo que no habia observado, para su sorpresa no observo nada, pensó que quizá con lo caliente del café los bichitos habían muerto, para comprobar eso, tomo una muestra de sus muelas y lo que observo que habia millones de bichitos.
Leeuwenhoek fue el primer cazador de microbios, en 1723 a la edad de 91 años murió, no sin antes haber establecido las bases de la bacteriología moderna y convertirse en el primer “cazador de microbios”.
CAPÍTULO II.
LÁZARO SPALLANZANI.
“Los microbios nacen de microbios”.
¿Quién continuara con el estudio de los animalitos microscópicos?, era la pregunta que se hacían los de la real sociedad. En 1729 nace Lazzaro Spallanzani quien sería el nuevo cazador de microbios, el continuador de la obra de Leeuwenhoek.
Spallanzani desde pequeño comenzó a realizar experimentos crueles e infantiles, les arrancaba las patas y alas a los insectos, para luego tratar de colocarlos de nuevo. Su papa quería que estudiara leyes pero quería ser otra cosa.
A los 25 años escribió un ensayo intentado explicar la mecánica de las piedras que caen al agua. Se ordenó de sacerdote. Antes de cumplir los 30 años fue nombrado profesor de la Universidad de Regio y en sus lecciones explicaba sobre los animalillos descubiertos por Leeuwenhoek años atrás.
En esa época se acostumbraba creer en la generación espontánea y los mismos animalillos de Leeuwenhoek eran objeto de controversia, era desconocido asta entonces el origen de esos seres y se creía que provenían de la generación espontánea. Spallanzani negaba la posibilidad de que existiera la generación espontánea, y leyó un libro que demostraba experimentalmente como la generación espontánea era un hecho ciertamente falso:
“Tomo dos tarros y tome un poco de carne cruda en cada uno de ellos; deja al descubierto uno y tapa el otro con una gasa. Se pone a observar y ve como las moscas acuden a la carne que hay en el tarro destapado, y poco después aparecen en el larvas y posteriormente moscas. Examina el tarro tapado con la gasa y no encuentra ni una sola larva y ninguna mosca.”
En la misma etapa de Leeuwenhoek había un hombre que también era sacerdote llamado Needham, que había resuelto el problema sugiriendo que el caldo de carnero engendraba maravillosamente aquellos microorganismos.
Había tomado cierta cantidad de caldo de carnero recién retirado del fuego, como había puesto el caldo en una botella y lo había tapado perfectamente con un corcho para que no pudiera penetrar seres ni huevecillos de los existentes en el aire. Había calentado después la botella y su contenido en cenizas calientes. Dejó en reposo la botella por espacio de varios días, sacó el corcho y al examinar el caldo lo encontró plagado de animalillos.”
Spallanzani no sabía porque habían aparecido esos animalillos en el caldo calentado; porque Needham no calentó la botella todo el tiempo necesario y seguramente porque no lo tapó herméticamente.
“Eligió unas cuantas redomas grandes y panzudas de cuello angosto, que limpió, lavó y secó hasta dejarlas relucientes; después puso en unas diferentes clases de semillas, guisantes y almendras en otras y al final llenó de agua pura cada una de ellas. Calentó las sopas una hora hasta que hirvieron, fundió el cuello de las redomas, la cerró con el mismo vidrio. Después sacó de las calderas las redomas que contenían el caldo hirviente: ahora esperaría a que pasaran algunos días. Pero hizo además otra cosa muy sencilla, preparó otra serie de caldos en redomas tapadas con corchos, no selladas al fuego, y después de hervirlas durante una hora, las puso al lado de las anteriores.”
Después de varios días examinó sus redomas, primero a las que estaban cerradas al fuego; con un tubito sacó un poco de líquido que contenían aquellas redomas y puso gota tras gota caldo bajo la lente del microscopio; descubrió que en ese líquido no había ningún animalillo.
Tomó las redomas que había tomado con corchos y extrajo con pequeños tubos unas cuantas gotas del líquido, examinó al microscopio y encontró millones de animalillos.
“Limpió sus redomas, compuso mezclas de diferentes clases de semillas: guisantes, judías y yeros, con agua pura; hirvió durante tiempos diferentes unas cuantas series de estas redomas por espacio de unos minutos; una segunda serie durante media hora; una tercera, una hora y finalmente otra horas.
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