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Cazadores De Microbios


Enviado por   •  24 de Febrero de 2015  •  3.138 Palabras (13 Páginas)  •  189 Visitas

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especie de caldo transparente para observar la posible reproducción de ellos. Ideó un método para observarlo:

Tomó levadura seca, la hirvió en agua pura y la filtró para obtener un líquido transparente, al que añadió cierta

cantidad de azúcar y un poco de carbonato de cal para impedir que el líquido tomara un carácter ácido. Con la

punta de una aguja muy fina pescó después una motita gris en el líquido procedente de una fermentación

defectuosa, y con todo cuidado la sembró en el nuevo caldo, colocó el frasco en una estufa de cultivo y se

dispuso a esperar. Al día siguiente observó como muchas motitas grises y todas ellas desprendían burbujas.

Cogió el frasco hacia la luz y vio elevarse del fondo ligeras espirales. Puso al microscopio y en el líquido

había millones de bastoncillos.

Pasteur se encontró con una dificultad pues Liebig decía que los fermentos no intervienen en la

transformación del azúcar en alcohol, era necesaria la presencia de albúmina, y esta al descomponerse arrastra

azúcar transformándola en alcohol. Pasteur entonces preparó un medio sin albúmina, y sin estas condiciones

los fermentos no se transforman el azúcar en alcohol, Liebig se encuentra en lo cierto.

Había puesto por casualidad sal amoniaca en un caldo de albúmina, sucedió que la sal amoniaca desaparecía a

medida que crecían y se multiplicaban los fermentos. Limpió unos cuantos matraces, vertió en ellos agua

destilada, en la que disolvió cierta cantidad de azúcar, y añadió cierta cantidad de sal amoniaca. Sacó con todo

cuidado el copo amarillento de un frasco donde abundaban los fermentos y los dejó caer en un medio libre de

albúmina , colocando después el matraz en la estufa de cultivo. A la mañana siguiente se encontró los

fermentos jóvenes en proceso de desarrollo.

De vez en cuando Pasteur intentaba obtener ácido láctico y se encontraba sorprendido por el olor repugnante a

manteca rancia que exhalaban los matraces; no descubría ni un bastoncito ni tampoco ácido láctico. Un día en

el contenido de los anteriores matraces notó la presencia de otra especie de diminutos animalillos que nadaban

alrededor de algunos bastoncillos. Eran mayores que los bastoncillos y no se limitaban a vibrar sino que

realmente nadaban como si fueran peces. Cayó en la cuenta de que cada que aparecían en los matraces esta

nueva especie, estos despedían aquel olor fuerte y rancio. Evidentemente estos nuevos animalillos eran otra

clase de fermentos que transformaban el azúcar en ácido butírico.

Un día observándolos al microscopio vio que en el centro de la gota se movían aproximadamente en todas

direcciones sino al correr suavemente la preparación hasta el borde de la gota quedase bajo el objetivo, no se

movían están quietos y tiesos, se dio cuenta de que aire los mataba.

Pasteur realizó raros experimentos con una duración de tres años:

Llenó hasta la mitad varios matraces, unos con leche y otros con orina, los calentó en agua hirviendo

fundiendo al soplete los cuellos para dejarlos bien cerrados. Llegó el día fijado, los abrió para demostrar que

la leche y la orina se hallaban en perfecto estado de conservación y que el aire contenido en los matraces

conservaba casi todo su oxígeno; no habiendo microbios, no se echaba a perder la leche, Por otra parte dejo

que otros gérmenes se multiplicaran en matraces con orina que no habían sido hervidos y cuando busco en

ellos el oxigeno, o encontró nada: lo habían gastado los microbios en quemar destruir las sustancias que les

habían servido de alimento.

Pasteur creía que los fermentos, los bastoncillos y los animalillos procedían del aire e ideó aparatos para

comprobarlo:

Atascó de algodón pólvora delgados tubos de vidrio, enlazó los extremos con una bomba aspirante y sacó el

otro por la venta aspirando después a través del tapón de algodón gran cantidad de aire del jardín, y se dedicó

luego a contar los animalillos detenidos por el algodón .

Pasteur trataba de inventar un procedimiento que le permitiera tener juntos aire no calentado y caldo de

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cultivo hervido y conseguir que se desarrollasen estos animalillos. En esas circunstancias llego un hombre

llamado Balard, el cual le ayudó a completar su experimento:

Tome un martas esférico, ponga dentro el caldo, ablande a la lámpara el cuello del matraz, y estírelo hasta que

se convierta en un tubo muy delgado, que encorvará Ud. imitando el cuellos de un cisne, de esta manera los

microbios no podrán caer en el matraz, por que el polvo al que van adheridos no puede , naturalmente caer

hacia arriba.

Lo realizó y ninguno de los matraces desarrolló microorganismos, aquella teoría, de modo que por consejo de

Balard, tomó uno de los matraces que había tenido en la estufa todos esos días y lo agitó para que el caldo

moje la parte del tubo estirada. A la mañana observó el caldo y se dio cuenta de que había animalillos

presentes.

Pasteur realizo demás experimentos relacionados con los microbios. Abandonemos a Pasteur por el momento

y veamos a Roberto Koch.

CAPÍTULO IV.

ROBERTO KOCH.

La lucha contra la muerte.

En los años entre 1860 y 1870, un joven Roberto Koch estudiaba medicina en la Universidad de Gotinga. El

carbunco era por aquel entonces un enfermedad misteriosa que mataba vacas y ovejas. Koch examinaba la

sangre de las vacas muertas por carbunco, ponía gotas de la sangre negra entre dos laminas de cristal muy

delgadas y perfectamente limpias; un día, al mirar por el microscopio, vio entre los diminutos verdosa unas

cosas extrañas, que parecían bastoncitos cortos y poco numerosos, que flotaban agitados por un ligero temblor

entre los glóbulos sanguíneos; otras veces aparecían engarzados como fibras largas, mil veces más tenues que

la seda fina. Otros hombres, Davaine y Rayer, en Francia, habían visto las mismas cosas en la sangre de

ovejas muertas y habían dicho que aquellos eran bacilos, gérmenes vivos, causa real del carbunco; pero no

pudieron demostrarlo. Y dejó de estudiar animales enfermos y se dedicó a los que estaban perfectamente

sanos donde no había un filamento, ni un bacilo, pero no sabía si estaban vivos, crecían o se multiplicaban.

Infectó a los ratones de su laboratorio con la enfermedad y a la mañana siguiente regresó a su laboratorio y

encontró a los animales

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