Cazadores de microbios Paul de KruiF

Introducción

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scrito por el microbiólogo y autor de origen holandés, Paul de Kruif, describe la vida y obra de los primeros pioneros en el campo de la microbiología. Cazadores de Microbios contiene las distintas historias de grandes e importantes observadores.
 Así también, se comenta sobre la ignorancia existente en ese antiguo mundo, donde la sociedad se reservaba a escuchar y adaptarse, sin cuestionar, a las teorías sobre el origen del universo, y la vida existente en él.
 Con el paso del tiempo, surgieron investigadores que no estaban conformes con dichas teorías, y se dedicaron a cuestionar y comprobar la validez de las mismas. Esto dio origen a un grupo de hombres llamado la Real Sociedad de Inglaterra.

Antonio van Leeuwenhoek, el primer cazador de microbios

 Nacido en Delft, Holanda, fue el primero en descubrir un mundo repleto de pequeños seres que nadaban en el agua de lluvia que había recogido y dispuesto a analizar un día bajo los lentes que construía. Decidió informar a la Real Academia sobre sus observaciones, mientras algunos miembros se burlaban, otros le enviaban una petición sobre instrucciones para construir su microscopio, seguido de la metodología de sus observaciones. El investigador, se opuso a esta petición, y en cambio, les envió una serie de extensos cálculos.
 Transcurrido un tiempo, al verificar la existencia de aquellos “bichos” minúsculos, la Real Sociedad decidió nombrar miembro a Leeuwenhoek; y así, este prosiguió con sus experimentos, notificando cada descubrimiento a la Sociedad Inglesa, hasta su fallecimiento en 1723.

Lazzaro Spallazini, los microbios han de tener padres

 Nombrado profesor a los 30 años de edad, se condujo a tratar con los descubrimientos de Leeuwenhoek.
 Las teorías de Spallazini llegaron a confrontarse con las de John Needham, que afirmaba que estos microorganismos habían sido creados por generación espontánea. Spallazini descarto dicha teoría con sus experimentos, desmintiendo que los microbios eran creados en materia no viva.

Louis Pasteur, los microbios son una amenaza

  Intrigado por el motivo por el que la gente fallecía por la mordedura de un lobo rabioso se convirtió en químico, y comenzó a realizar investigaciones. A los 26 años, descubrió cuatro clases de ácido tartárico. Poco después, teorizo, por medio de cultivos, que un tipo de organismos en forma de bastoncitos transformaban el azúcar en ácido láctico, siendo la causa de las malas fermentaciones.
 Logro descubrir un nuevo fermento que permitía transformar el azúcar en acido butírico, y que además, estos podían vivir y realizar sus funciones sin necesidad del aire, y que este mismo, los mataba.
 Junto con Declaux, se dispusieron a solucionar la presencia de microbios perjudiciales en vinos sanos deduciendo que, una vez terminada la fermentación, si se calienta suavemente el vino, los organismos morirían y el vino se conservaría sano; a este procedimiento se lo conoce ahora como pasteurización.

Roberto Koch, paladín contra la muerte

Koch descubrió en la sangre de vacas muertas por carbunco, bastoncitos cortos y pocos numerosos. Infecto ratones sanos con la sangre contaminada, encontrando a la mañana siguiente a los animales muertos, y fue que, disecándolos, hallo los mismos microorganismos. Revelo que estos seres podían transportarse de un lugar a otro en forma de esporas. Koch determino que para aniquilar el carbunco, los animales muertos por dicha peste debían ser quemados inmediatamente, o, enterrados a bastante profundidad.
Descubrió que la tuberculosis se contraía inhalando el polvo del aire con esputo de los enfermos; y llego a la conclusión de que aquellos que ingerían el bacilo coma, presente en las aguas contaminadas en India, enfermaban de cólera.

Pasteur y el perro rabioso

 Un día, Pasteur se dispuso a encerrar a un perro rabioso con otros completamente sanos, de los cuales, cuatro de ellos fueron mordidos, y al día siguiente, dos de estos habían muerto, mientras que los dos restantes no presentaron síntomas. Concluyo que una vez el animal contrae la enfermedad y sana, no vuelve a decaer.
 Un día, se presentó a su laboratorio una madre cuyo hijo había sido gravemente mordido por un perro rabioso. El investigador llamo a dos médicos, Vulpier y Grancher, y en colaboración con ellos, inyecto a un humano por primera vez, con una dosis con microbios atenuados, repitiendo el proceso cada día, hasta observar que el niño se recuperó en totalidad, sin surgir ningún síntoma de rabia.
 Pasteur falleció en 1895, rodeado por su esposa y sus discípulos.

Roux y Behring, masacre de conejillos de indias

 Roux descubrió el bacilo de la difteria, y junto con Behring dilucido que este expulsaba una toxina letal en la sustancia de cultivo.
 Behring infecto a conejillos de indias con una dosis de diftéricos y, seis horas después, les inyecto tricloruro de yodo. Observo que los conejillos habían sobrevivido, pero en cambio habían sufrido graves quemaduras en la piel. Seguido, les suministro una dosis enorme de bacilos diftéricos; para así comprobar que los roedores estaban inmunizados.
 A partir de este hallazgo, se concentró en crear una “antitoxina” a partir de cultivos realizados en animales. Roux se empeñó en perfeccionar esta fórmula, que finalmente fue probada en 1894 en niños con difteria, de los cuales solo veintiséis de cada cien no sobrevivían. Roux y Behring habían creado un suero que serviría para crear una vacuna.

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