Clases De Comunicación
Luk38424 de Marzo de 2013
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CLASES DE COMUNICACIÓN122
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El modelo comunicativo busca instaurarse entre los
sistemas al objeto de que estos últimos logren satisfacer las
necesidades estructurales de demanda que todos los compuestos
universales poseen.
La comunicación es pues un elemento consustancial a los
sistemas y síntoma indefectible de la existencia de carencias en
sus modelos, lo que pone a su vez en marcha las fórmulas
económicas de relación entre ellos como método de cubrir su
hueco carencial y tratar de lograr así la plenitud perdida en el
momento en que la estructura empezó a ser configurada bajo
características diferenciadoras.
Los sistemas lanzan continuamente mensajes al exterior
conteniendo información sobre el emisor, sin que ello
presuponga una correcta y óptima recepción ni, por
consiguiente, la oportuna ni inmediata interdependencia que se
desea de forma interesada.
El hecho de que la satisfacción de las demandas no
siempre corra paralelo al deseo formalizado a través de la
comunicación se debe a que se producen innumerables opciones
aleatorias que quedan atrapadas, la mayoría de las veces, bajo la
influencia de lo que los lingüistas denominan "ruido"21, es decir,
aquellos elementos ajenos al proceso en sí que interfieren en el
mensaje y/o soporte condicionando las respuestas, e impidiendo
esa comunicación real y efectiva que sólo se logrará tras no
pocos tanteos fallidos (recuérdese, por ejemplo, algunas de las
patografías vistas en el capítulo primero donde las pulsiones
internas reprimidas tomaban forma de ruido al condicionar el
verdadero mensaje, verbal o extraverbal, con lo que la
comunicación acababa siendo inútil para el fenómeno
evolutivo).
21 En teoría de la comunicación, “cualquier pérdida de información debida a
interferencias o trastornos en el circuito comunicativo de determinado acto
sémico”.
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El ruido, en todo caso, es una definición simbólica (o
metafórica) aquí de la tergiversación provocada por el quantum
energético sistemático destinado a la represión en cualquier
sistema (sus características conservadoras) y que condiciona las
relaciones con el exterior.
Evidentemente, el ruido no impide la comunicación con
los otros sistemas, e incluso puede provocar sistemas complejos
supeditados a ese mensaje, pero impide una evolución
propiamente dicha al no respetar una ley ineludible en los saltos
evolutivos: los subsistemas han de integrarse en estrecha
dependencia mediante un modelo de comunicación interna
económica, determinista y determinada.
Con ruido o sin él, los sistemas carentes siguen
empeñados en emitir mensajes conteniendo información sobre
sus características (este estudio no es más que eso) sin que ello
presuponga una correcta y óptima recepción evolutiva, bien
porque el emisor no formaliza correctamente el mensaje al
poseer aún algunas contradicciones o represiones conservadoras
con respecto a un tercero (este estudio puede tenerlas) o bien
debido a que el receptor no es capaz de "oír" lo que realmente
contiene la transmisión (argumento muy socorrido que suele
calmar al emisor).
En la comunicación vuelve a aparecer el adjetivo
"económico" por cuanto, en el momento en que un sistema es
sabedor de su individual particularidad (elemento fraccionado),
automáticamente se ve impelido a mantener relaciones con el
medio con el mayor ahorro energético posible para lograr una
mayor capacidad de desarrollo con respecto a sus posibles
competidores (el quantum ahorrado con la nueva relación de
dependencia deberá ser, como mínimo, algo mayor al que gaste
otro sistema de idénticas características y que se mueva en su
mismo campo de operaciones).
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La comunicación, por tanto, ha de poseer la capacidad de
establecer lazos intersistemas de forma económica, a la vez que
hemos de tener en cuenta que en este estudio, como vemos
cuando nos referimos a comunicación, no estamos haciendo
mención únicamente al modelo instaurado por el ser humano
para sus mutuas relaciones, sino a todos los modelos
establecidos por los sistemas que nos precedieron.
Observemos el modelo comunicativo de demanda
carencial sujeta a principios económicos a través del plano
atómico y su salto cualitativo al molecular.
El átomo genera, desde su estructura dinámica, una
demanda de comunicación hacia el exterior definida en función
de las carencias existentes en sus diversas capas electrónicas y
que giran alrededor de su núcleo (denominado Fa, como
veremos más adelante).
El átomo "ofrece" así, huecos en sus capas de electrones
(su Fe), lanzando mensajes sobre sus características, mediante el
uso de las fuerzas energéticas consustanciales a un sistema
fraccionado.
De esta forma otro átomo, cercano a él, dentro de su
campo de acción, y supeditado a sus mismas necesidades
carenciales por moverse en el mismo medioambiente, recibe el
mensaje y acepta integrarse en un futuro sistema bajo criterios
económicos; probablemente en un inicio las comunicaciones
fueron "derrochadoras", o inservibles para el fenómeno
evolutivo hasta que, gracias a unas oportunas reestructuraciones
adaptativas, algunos átomos lograron una perfecta e integrada
relación de interdependencia entre ellos (estructuras
multiatómicas o moleculares).
Las combinaciones atómicas provocadoras del amplio
rosario de moléculas simples es un ejemplo de las múltiples
alternativas económicas que provocan las demandas
comunicativas en cualquier clase de sistema.
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El conocido divulgador científico Isaac Asimov, en su
libro "Introducción a la ciencia" (Plaza & Janés Editores,
Barcelona 1982), explica muy gráficamente este fenómeno de
satisfacción de demandas carenciales entre los átomos:
"El hidrógeno sólo tiene un electrón; por tanto,
la capa está incompleta. El átomo tiende a completar
esta capa K, y puede hacerlo de distintas formas. Por
ejemplo, dos átomos de hidrógeno pueden compartir sus
respectivos electrones y completar así mutuamente sus
capas K. Esta es la razón de que el hidrógeno se
presente casi siempre en forma de un par de átomos: la
molécula de hidrógeno.
(...)
En el helio (elemento 2), la capa K está formada
por dos electrones. Por tanto, los átomos de helio son
estables y no se combinan con otros átomos. Al llegar al
litio (elemento 3), vemos que dos de sus electrones
completan la capa K y que el tercero empieza la capa L.
Los elementos siguientes añaden electrones a esta capa,
uno a uno: el berilio tiene 2 electrones en la capa L; el
boro, 3; el carbono, 4; el nitrógeno, 5; el oxígeno, 6; el
flúor, 7, y el neón, 8. Ocho es el límite de la capa L, por
lo cual el neón, lo mismo que el helio, tiene su capa
exterior de electrones completa. Y, desde luego, es
también un gas inerte, con propiedades similares a las
del helio.
Cada átomo cuya capa exterior no está completa,
tiende a combinarse con otros átomos, de forma que
pueda completarla. Por ejemplo, el átomo de litio cede
fácilmente su único electrón en la capa L, de modo que
su capa exterior sea la K, completa, mientras que el
flúor tiende a captar un electrón, que añade a los siete
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que ya tiene, para completar su capa L. Por tanto, el
litio y el flúor tienen afinidad el uno por el otro; y
cuando se combinan, el litio cede su electrón L al flúor,
para completar la capa L exterior de este último. Dado
que no cambian las cargas positivas del interior del
átomo, el litio, con un electrón de menos, es ahora
portador de una carga positiva, mientras que el flúor,
con un electrón de más, lleva una carga negativa. La
mutua atracción de las cargas opuestas mantiene unidos
a los dos iones. El compuesto se llama fluoruro de litio.
(...)
El átomo de carbono, con sólo cuatro electrones
en su capa L, compartirá cada uno de ellos con un
átomo distinto de hidrógeno, para completar así las
capas K de los cuatro átomos de hidrógeno. A su vez,
completa su propia capa L al compartir sus electrones.
Esta disposición estable es la molécula de metano CH4."
En el momento en que el medio y la fuerza usada como
elemento de enlace cumple su objetivo de rentabilización
económica total (comunicación real sin represión energética),
automáticamente pasa a formar parte de la propia dinámica de
funcionamiento interno en un nuevo sistema creado para la
ocasión con fórmulas de trabajo más complejas, aunque con el
mismo modelo de comportamiento (salto cualitativo de átomo a
moléculas).
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