Cosmos Resumen Lectura

Resumen Lectura

        Existen al menos dos Chinas: una China real y una China Mítica. La segunda siega a ala primera. Desde los antiguos pioneros jesuitas del siglo XVII hasta nuestros hombres de negocios contemporáneos, no cesaron de idealizar China y de imaginar a los chinos como personas esencialmente diferentes. Nada en China seria como en Occidente. Estas afirmaciones estereotipadas son bastante comunes en Europa y los Estados Unidos.

        Mao Yushi des un economista independiente, enamorado de la verdad, y fundador del único instituto de investigaciones de Pekín no vinculado con el partido Comunista. Él nos explica de las siguientes observaciones acerca de China. Mao Yushi no piensa como se supone que tendría que pensar un ciudadano en China. La principal actividad de Mao Yushi es compulsar en su domicilio las estadísticas oficiales del gobierno chino. Y mediante esta búsqueda, él se complace en destacar las contradicciones e incoherencias de la información que el Estado provee. Mao observa, por ejemplo, que en China la tasa de desempleo no se verifica al vinal del ejercicio, sino que se anuncia a comienzos del año y es ridículamente baja. Esa cifra es más una esperanza que un resultado.

        De igual forma, la tasa de crecimiento es también discutible. En apariencia oscila alrededor del 10 al 11% anual, pero toda economía que pasa de la explotación agraria improductiva a ala industrialización rápida alcanza esa media. Además, como China llego tarde a la industrialización puede recorrer un circuito corto: se beneficia de entrada con las técnicas de producción y administración experimentas antes por el resto del mundo. Finalmente, China tiene suerte; desde que comenzó el siglo XXI, la tasa de crecimiento mundial ronda el 5%, lo cual permitió que las industrias chinas injertaras con astucia en esa demanda en alza. De todos modos, con eso no se llega al 10%. Entonces el secreto al éxito, relativo, de China no es misterioso ni mucho menos peligroso, China es un subcontratista hábil, para sumar provecho y para provecho de quienes hacen los encargos. El modelo chino es entonces espectacular a causa de su tamaño. China, no invento una nueva economía, es una económica clásica, pero gigantesca. Si funciona bien, eso se debe a que el periodo es favorable. La buena economía es también una cuestión de oportunidad.

        ¿La nueva economía se da gracias al partido? Después de haber enterrado el enriquecimiento por cincuenta años, el partido hoy lo promueve. Nuevamente esta permitido trabajar para enriquecerse. Y como todo el resto de los pueblos china tiene la misma aspiración que todos, mejorar su suerte y la de sus hijos.  Pero a diferencia del Occidente, el Partido va demasiado lejos en la aplicación de un liberalismo de ultranza, en China se explota la mano de obra desorganizadamente.

         En países de Europa y los Estados Unidos, existió el movimiento que ayudaba a las condiciones de trabajo que trajo consigo la revolución industrial. En China no hay nada de eso. En china no existe ningún sindicato aparte del oficial, las huelgas están prohibidas y los derechos laborales son minimalistas. En pocas palabras los campesinos no tienen los mismos derechos que los habitantes de las ciudades. El origen de cada campesino proletario que figura en un documento de identidad (Hukku) dicta su suerte y lo vuelve totalmente dependiente se su empleador. El hukku prohíbe alojares en la ciudad sin autorización, buscar cuidado médico y escolarizar.

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