Crisis del absolutismo

Crisis del absolutismo: Durante la segunda mitad del siglo XVIII el sistema político y de gobierno en toda Europa comenzó a sentir la presión por el avance del pensamiento ilustrado, las ideas antagónicas con la Ilustración impulsaron a algunos monarcas como Federico II de Prusia a iniciar reformas en sus reinos. Este sistema de gobierno era el absolutismo que había: “surgido en Europa como consecuencia del fracaso presentado por el sistema feudal a partir del siglo XV” (Tomado de Gómez, 1991, p.12); esta forma de gobierno acumulaba todas las funciones legales, políticas y administrativas en los reyes, por lo tanto, el absolutismo era insostenible según los criterios ilustrados ya extendidos por toda Europa.

Absolutismo es la denominación de un régimen político, un periodo histórico, una ideología y una forma de gobierno o de Estado (el Estado absoluto), propios del Antiguo Régimen; caracterizados por la pretensión teórica (con distintos grados de realización en la realidad) de que el poder político del gobernante no estuviera sujeto a ninguna limitación institucional, fuera de la ley divina.1 Es un poder único desde el punto de vista formal, indivisible, inalienable, intranscriptible y libre. Los actos positivos del ejercicio del poder (legislación, administración y jurisdicción) se apoyaron en la última instancia de decisión: la suprema monarquía, emanando de ella, no estando por encima sino por debajo;2 lo que implica la identificación de la persona del rey absoluto con el propio Estado

No debe confundirse con el totalitarismo, concepto propio de la Edad Contemporánea.

El oscuro origen etimológico del término "absolutismo" incluye (además de su relación con el verbo absolver)4 la expresión latina princeps legibus solutus est ("el príncipe no está sujeto por la ley"), original de Ulpiano, que aparece en el Digesto, y que fue utilizado por los juristas al servicio de Felipe IV de Francia "el hermoso" para fortalecer el poder real en el contexto de la recepción del derecho romano durante la Baja Edad Media. Algo más tarde, el jurisconsulto Balde (Baldo degli Ubaldi, discípulo de Bártolo) utiliza la expresión poder supremo y absoluto del príncipe en contraposición al poder ordinario de los nobles.5 La utilización del término se generalizó en todas las monarquías, independientemente de su poder efectivo, como ocurría en la débil monarquía castellana de Enrique IV "el impotente", cuya cancillería emitía documentos redactados de forma tan pretenciosos como ésta: E yo de mi propio motu é ciencia cierta é poderío real absoluto.

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