¿Cómo Introducir La Investigación Escolar?

El desarrollo del niño existen dos modelos muy distintos; en el primero se cree que el niño empieza con un nivel bajo, que aumentará gradual y lentamente en los primeros años y que experimentará una explosión en torno al comienzo de la experiencia escolar, y se considera que hasta entonces los conocimientos son pocos y simples.

Por otro lado, el desarrollo infantil tal como lo han descrito los estudios de psicología genética y de psicología evolutiva describe a un niño que empieza a saber en sus primeros días, meses y años de vida; y que todas esas experiencias son decisivas ya que pone los cimientos para toda la construcción posterior, social cognitiva y operatoria.

Pero ¿Cómo ocurre este crecimiento prodigioso en los primeros años de vida?, como ya se había mencionado, se dan diversas experiencias, estas explorando los objetos, espacios y nuevas personas; por medio de los recursos que él posee, que son primeramente el deseo de hacer, entender, experimentar, descubrir siempre algo nuevo usando todos los recursos a su alcance, que son las manos, los ojos, la boca; en sí sus sentidos.

Para acercarnos a la escuela un ejemplo emblemático podemos observarlo en la diferencia que existe entre el aprendizaje de la lengua oral y el de la lengua escrita. La lengua escrita se aprende por obligación y no por placer; cuando aprende a escribir casi siempre se le pide al niño que sea correcto más que eficaz y comunicativo. Las diferencias de método son abismales y también los resultados.

En este ejemplo se ve bien la diferencia entre el aprendizaje natural y el aprendizaje escolar. En el aprendizaje del lenguaje oral, el niño tiene un papel protagonista: es él el que quiere afrontar el gran esfuerzo del aprendizaje, por el placer de comunicarse; es él que elige las primeras palabras; es él quien decide los tiempos y los modos.

Por contrario, en el aprendizaje del lenguaje escrito el niño pierde toda forma de protagonismo, es difícil de imaginar que esto pueda conllevar una motivación, una satisfacción, y no digamos un placer.

Francesco Tonucci

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