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¿Cómo considerar las teorías de la evolución cuando hay que clasificar tantas especies?


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2015  •  Tarea  •  1.862 Palabras (8 Páginas)  •  123 Visitas

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IV. Lamarck, Darwin y sus herederos o ¿Cómo considerar las teorías de la evolución cuando hay que clasificar tantas especies?

Se conoce la oposición de la teoría de Lamarck y la de Darwin. Sin embargo ambos trataron de resolver problemas muy similares planteándolos de modo diferente y con distintas posibilidades de información.

Lamarck ofreció ideas estructuradas sobre la transmutación de las especies, la cual, en versión simple explica que las condiciones medioambientales provocaban cambios en las partes de los organismos y que éstos las heredaban; dando a entender que un órgano era creado por su necesidad y constante uso y se desarrollaba conforme más se usaba, o también podía perderse por su desuso.

A pesar de que su teoría transformista estuviera equivocada. Sus clasificaciones (clase, orden, familia, género y especie) seguían un método natural, de lo más simple a lo más complejo, indicando la complejidad en la organización de las partes como fundamental para un arreglo metódico y natural de los animales.

Para Lamarck las clasificaciones artificiales eran sin duda necesarias y posibles, sin embargo deberían tener reglas que las regulasen para evitar el abuso formando más caos que orden y mayor dificultad en la comunicación. Igualmente decía que la nomenclatura biológica era necesaria como un medio para fijar nuestros conceptos de los organismos observados y para transmitirlos sujetándose a reglas convenidas y que de ser posible no debería tener cambios para que no perdiera su utilidad.

En taxonomía biológica, una de las principales contribuciones de Lamarck fue el primer árbol filogenético de los seres vivos, el cual cambiaba el orden progresivo pero lineal a una representación de descendencia ramificada de los seres vivos.

A pesar de todos los avances en el pensamiento de Lamarck aun insistía en la inmutabilidad y en la invariabilidad de las especies fue hasta casi los sesenta años cuando creyó en la teoría transformista de los seres vivos.

Sin embargo muchos naturalistas siguieron recolectando especies y creando nuevos sistemas de clasificación artificial, aun así seguían con las ideas bíblicas (diluvio) y tuvo que pasar mucho tiempo para que se crearan teorías geológicas y biológicas que pudiesen explicar la historia conjunta de la Tierra y la vida.

El tener la teoría no significaba poder clasificar de modo natural las especies, esto era sin duda únicamente el comienzo a comprender la idea de descendencia con modificación.

En el siglo XIX existían dos tendencias reconocibles a principios del siglo XIX: un grupo de naturalistas estaba preocupado por clasificar los grupos de seres vivos en un sistema jerárquico, cómodo y fácil, en el que se pudieran ubicar nuevas especies, géneros y familias, mientras que otro grupo estaba ocupado en analizar las interrelaciones o afinidades de los grupos de seres, con el propósito de descubrir un orden natural e intentar recuperarlo en un sistema de clasificación que lo representara.

Los conocimientos de anatomía, fisiología y morfología se fueron asignando al subconjunto de seres a los que correspondían; cada grupo de seres poseía entonces un patrón morfológico y fisiológico particular o la variación de un determinado patrón. Lo anterior junto con las distribuciones geográficas permitió que los grupos se subdividieran con mayor especificidad y otorgaba mayor comprensión de las interrelaciones y afinidades entre los seres.

Entonces a principios del siglo XIX, el concepto de afinidad natural tenía dos significados principales: 1) el pan de la creación y 2) la idea de progresión de los seres vivos o las verdaderas afinidades que las especies tienen y no las escogidas arbitrariamente.

Posteriormente Darwin pudo ofrecer argumentos más convincentes para explicar las ideas de progresión.

Los estudios de los embriones demostró la progresión de la forma más simple en la escala natural.

Los fósiles ampliaron la dimensión temporal que en ese momento se tenía de la tierra (decenas de siglos bíblicos) ayudando a fincar bases cronológicas amplias, las ideas de la evolución de los organismos, sin embargo al mismo tiempo trajo consigo el problema de creer que todos los fósiles son antecesores de algún ser viviente.

La anatomía comparada produjo la ley de la correlación de las formas y si bien no todos los fósiles representan grupos ancestrales, muchos si lo son y, además, manifiestan caracteres o perteneces a faunas o floras hoy desaparecidas casi en su totalidad.

El nacimiento de la paleontología, la ciencia que estudia los fósiles, no que súbito ni simultáneo a los trabajos de Lamarck, Cuvier y sus contemporáneos, sino que proviene de muchos años atrás. Ubican su origen alrededor de mediados del siglo XVI, con la obra de Conrad Gesner, Sobre los objetos fósiles, en cuyo tiempo se inauguraron colecciones de fósiles.

El carácter pétreo reunía a un conjunto de objetos variado, que incluía a los fósiles, pero no se conocía el proceso natural de petrificación, de modo que aunque el carácter pétreo era el natural para cualquier tipo de fósiles, su forma parecía representar otro problema, a saber: la existencia de cualquier tipo de semejanza.

El problema más conflictivo en el estudio de los fósiles no consistía en su clasificación sino en la interpretación del lugar donde se encontraban. Como siempre, a lo largo de la historia de la biología, el proceso de cambio orgánico (evolución) y el espacio geográfico (biogeografía) iban entrelazados a los problemas de clasificación

A su vez, tales limitantes pueden comprenderse debido al constreñido universo de tiempo, que se circunscribía en esa época, a causa de la influencia religiosa. La visión de un conjunto de estratos fosilíferos que ayudasen a explicar la historia de la Tierra y sus biotas era secundaria a la idea del diluvio universal, como una teoría que esclareciera el origen, el lugar y la historia de los fósiles.

La necesidad de una escala de tiempo mayor para explicar los cambios orgánicos y el análisis del fenómeno de la extinción propició un debate donde se plantearon intentos para hallar explicaciones de la historia de la vida, lo que hizo nacer la idea de una historia natural, a la que contribuyeron ampliamente los paleontólogos y los anatomistas. Una íntima relación entre la geología y la biología se gestó a fines del siglo XVIII y principios del XIX a través de la paleontología, en la cronología de la historia de la vida y sus explicaciones.

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