Décalogo De Cassany
Enviado por attraw • 8 de Julio de 2014 • 1.313 Palabras (6 Páginas) • 330 Visitas
DECÁLOGO DE LA REDACCIÓN
1º No tengas prisa. No empieces a escribir inmediatamente. Date tiempo para reflexionar sobre lo que quieres decir y hacer. Una extraña y desconocida fuerza nos arrastra a menudo a escribir en seguida que se nos presenta la necesidad de hacerlo, a rellenar la hoja con garabatos ya dar la tarea por concluida cuando llegamos al final del papel.
¡Basta de precipitaciones! Dedica tiempo, antes de empezar a escribir, a pensar en las circunstancias que te llevan a hacerlo, en las audiencia que te leerá, en lo que quieres escribir, en tu propósito, en el estilo que quieres dar al texto. ¡Ordénate! Racionaliza el tiempo de que dispones y planifica tu redacción: ¿por dónde empezarás?, ¿cómo?, ¿cuántos borradores harás?, ¿cómo los revisarás? ,¿Dispones de todo el material necesario?
2° Utiliza el papel como soporte. Haz notas, listas y esquemas. No te preocupe si están sucios, mal hechos o si no se entienden. Al principio, concéntrate en el contenido. Busca ideas, tesis, ejemplos, datos, etc. Aprovecha las tácticas de búsqueda y organización de información: torbellino de ideas, palabras clave, estrellas, cubos, esquemas, mapas, etc. Apúntalo todo.
Cualquier detalle puede ser importante. Utiliza el papel blanco como soporte de trabajo. ¡No seas tan remirado, ahora! Que no te entorpezcan los hábitos escolares de guardar márgenes a izquierda y derecha, líneas rectas o caligrafía muy clara. Usa la hoja para Construir tus ideas y deja para más adelante, para otras hojas en blanco, la tarea de pulir la imagen del escrito. Ahora sólo estás comunicándote contigo mismo.
3° Emborrona, borrajea, garabatea todo lo que haga falta. No tengas pereza de rescribir el texto una y otra vez. Emborrona, borrajea... ¿Cómo? Hacer borradores, pruebas, ensayos... Haz todos los que haga falta hasta que estés contento y satisfecho de tu texto. Escribir es rescribir, ¡recuerda! No te sientas inoperante o estúpido por el hecho de borronear. ¡De eso nada! ¿Crees que para los escritores que te gustan, para aquellos que escriben lo que tú querías haber escrito, escribir es pan comido? ¡No lo hacen por arte de magia! Escribir le cuesta a todo el mundo, a unos más que a otros, y es habitual -¡normal!- tener que garabatear, releer, revisar, retocar y borronear para mejorar lo que escribes.
4° Piensa en tu audiencia. Escribe para que pueda entenderte. Que tu texto sea un puente entre tú y ella. Escribir es hablar por escrito. Si no tienes a tu oyente delante, conviene que lo guardes en el recuerdo, en el pensamiento. Escribe para él o para ella y facilítale la tarea de comprenderte. Usa palabras que comparta contigo, explícale bien y poco a poco lo que sea difícil -¡tal como harías en una conversación!-, anticípale lo que le contarás, resúmelo al final. Asegúrate de que te entenderá. Si lo abandonas tú, mientras escribes, te abandonará también él cuando te lea.
5° Deja la gramática para el final. Fíjate primero en lo que quieras decir: en el significado. No vale la pena dedicarse a la forma, a los detalles superficiales al inicio de la composición. Dedica tus primeros esfuerzos a lo que de verdad es importante: al significado global del texto, a la estructura, a ordenar y aclarar ideas, a hacer más comprensible tu mensaje. Haz como el arquitecto que dibuja los planos de una casa antes de comenzar a construirla. No hagas el trabajo del pintor o del decorador cuando aún no se ha levantado el edificio.
¡No empieces por el tejado!
6° Dirige tu trabajo. Dirige conscientemente tu composición. Planifícate la tarea de escribir. ¡No lo hagas todo! ¡No lo hagas todo de golpe! Es muy difícil conseguirlo todo a la primera: tener ideas brillantes, ordenarlas con coherencia, escribir una prosa clara, sin faltas, etc. Dedícate selectivamente a cada uno de los procesos que componen la escritura: buscar información, planificar, redactar, revisar, etc.
Dirígelos del mismo modo que un director de orquesta dirige a sus músicos:
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