EFEMERIDE

Es tiempo de firmar nuevamente la declaración de independencia, como en 1810 hicieran los jóvenes patriotas que más tarde constituirían la Junta Suprema, luego de la deposición de Vicente Emparan. No podemos recordar a los héroes sin revivificarlos. Pensar en José Félix es verlo a caballo en la Batalla de La Victoria aquel 12 de febrero de 1814, pero también verlo recorrer las calles y barrios de Petare, sembrando caña de azúcar en los valles de Aragua, arriando una punta de ganado por Guárico o concluyendo su Educación Media en una Misión.

Es tiempo de deslindarse en nuestras escuelas, siguiendo el ejemplo de Ribas, de concepciones individualistas y liberales y aprender que la primera persona de la conjugación verbal es él, ella, ellas, ellos ya que nos debemos prioritariamente al pueblo, al bien común. Luego, viene el tú o ustedes con quienes en proximidad geográfica, social o humana compartimos tiempo y lugar, motivo inmediato de nuestras querencias. Y sí, también, yo, nosotras y nosotros existimos en complicidad histórica, como vientre sustituto que gesta la transformación cultural

José Félix participó en muchas batallas, siendo reconocido especialmente por su desempeño en las de Vigirima (1813), La Victoria, Urica, Ocumare del Tuy (1814). En ellas siempre demostró un espíritu optimista alentando a sus compañeros a no sucumbir ante la desesperanza. Es tiempo de marcar distancia de quien padece alguna distorsión de la mirada o disturbio de identidad y, con su estrabismo político sólo enfoca los errores, sólo ve lo que falta, se rinde antes de empezar la batalla o sigue el desempeño de las altas autoridades para criticar desde el balcón sin arriesgarse a bajar al campo de trabajo y mezclarse con quienes cubre el sudor y la tierra en su esfuerzo por demostrar que la educación de calidad se brinda en cualquier parte.

Una de las campañas constantes en las que insistió este líder, fue en la abolición de la esclavitud y la independencia absoluta de Venezuela. Como él, es tiempo de manifestar enfáticamente la autonomía sin que ello implique abandonar la solidaridad que nos caracteriza como pueblo. Hay que conflagrarse contra quien con su actitud dificulta el desarrollo de buenas prácticas escolares, socava el optimismo del pueblo, induce la desesperanza y atenta contra la felicidad. Hay que declarar oposición radical a las prácticas políticas, culturales y sociales que no son compatibles con el país que anhelamos entendiendo que, a veces, el mejor método es el sancocho, la metáfora es el lenguaje correcto el cuento la manera de entendernos.

En el año 1815, luego de perder la batalla de Valle de La Pascua, Ribas fue encarcelado y posteriormente fusilado. Su cuerpo fue desmembrado como amenaza a sus seguidores. En el Panteón Nacional, en Caracas, reposan sus restos simbólicos.

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