ENSAYO SOBRE ÉTICA AMBIENTAL

ENSAYO SOBRE ÉTICA AMBIENTAL

PROFESOR: MIGUEL PEÑA

ESCRITO POR:

-LEISLY TATITANA RUANO

-PATRICIA HERNANDEZ

-LINDA MELISSA JIMENEZ

22 DE MAYO DEL AÑO 2017

FACULTAD DE INGENIERIA (EIDENAR)

UNIVERSIDAD DEL VALLE

Por encima de las distintas visiones de la vida que conviven en nuestra sociedad, la mayor parte de ellas consideran el respeto al patrimonio natural como parte de una sociedad desarrollada. A pesar de ello, la Naturaleza no es protegida ya que para la sociedad existen otras prioridades como lo son el empleo, la seguridad social, etc…, sin tener en cuenta que se crea un lucro desmedido y se empieza a ver a la Naturaleza en un segundo plano.

Un ejemplo de ello es Colombia, que a pesar de que todavía es una potencia hídrica mundial, la destrucción de selvas, páramos y el cambio climático no son suficiente alarma para que realmente se adopten estrategias para protegerla. La deforestación no cesa, los ríos pierden su caudal, las lagunas y las ciénagas se secan gracias a  la agricultura, la industria y el consumo doméstico.

Aunque suene apocalíptico, el agua es un bien que empieza a escasear, así lo predice los cálculos realizados previstos para el año 2050 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación en el año 2009: “Para el año 2050 habrá 3.000 millones de bocas más para alimentar, lo que implica doblar el área de producción agrícola en los próximos 40 años. Para que ello sea posible es necesario disponer de fuentes de agua permanentes y, en buen estado que permitan expandir la superficie cultivable del planeta, de 1.400 millones de hectáreas a 3.000 millones, para así incrementar la producción agropecuaria en el 70 por ciento.”

Es ahí donde realmente se necesita llevar una ética ambiental, ya que es necesario ver desde un punto de vista racional los problemas ambientales. Aunque haya una tendencia de tener a la Naturaleza a un segundo plano, es de suma importancia poder solucionar los problemas que éste tiene, porque la misma existencia de nuestra especie en la Tierra está en peligro sino se hace nada al respecto.

Para ello primero es necesario que se encuentren medidas de educación ambiental para que la sociedad realmente esté convencida de que el principal responsable del problema somos los seres humanos, ya que si no fuera así no tendría un componente ético como tal. Ya después de confirmar el protagonismo del ser humano, hay que encontrar las razones para tomar decisiones realmente significativas para resolver los problemas relacionados al tema. La razón principal es que cuidar la Naturaleza es garantía de nuestro propio bienestar.

Los problemas ambientales debidos a la extensión de la acción humana son muchos y muy variados. Todos conocemos sobre la disminución de la capa de ozono, la subida de la temperatura media del planeta debido al efecto invernadero, el conflicto de hábitats entre el ser humano y otras especies, la gestión de algunos recursos no renovables, la disminución de los bosques, la gestión de los residuos radiactivos, y en general la relación del hombre con los demás seres vivos, la posible contaminación biológica debido a cultivos transgénicos, por citar algunos.

Esto sucede con mayor frecuencia en aquellos sectores vulnerables, que no cuentan un acueducto adecuado para  la potabilización de estas  aguas contaminadas, o en lugares donde se prioriza la economía, como la situación que se presenta en el río Atrato: el afluente más caudaloso de Colombia y en el cual, según las comunidades del lugar, hay unas 800 dragas, que están poniendo en peligro la vida de los habitantes del departamento de Chocó y del mismo ecosistema que depende de él. Una solución al problema del río Atrato fueron las políticas ambientales que exigió la corte constitucional en el presente año, donde se reconoció al río “sujeto de derechos” y especial protección constitucional. Esto demuestra que a pesar de que se puede considerar a la Naturaleza como proveedor de servicios y materiales, su principal función es dar vida y bienestar a todo lo que lo rodea, incluidos los seres humanos, como bien lo afirmó el magistrado Jorge Iván Palacio al dar la sentencia: “Si bien el derecho al agua no está previsto en la Constitución como un derecho fundamental, la Corte Constitucional sí lo considera como tal por cuanto hace parte del núcleo esencial del derecho a la vida en condiciones dignas no sólo cuando está destinada al consumo humano, sino en tanto es parte esencial del medio ambiente y resulta necesaria para la vida de los múltiples organismos y especies que habitan el planeta”.

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