EVALUACION SEGÚN CAMILLIONI

EVALUACION SEGÚN CAMILLIONI

La evaluación de los aprendizajes se realiza sobre la base de un programa que, al servicio de la enseñanza y del aprendizaje está constituido por un conjunto de instrumentos de evaluación. Cada tipo de instrumento permite evaluar diferentes aspectos de los aprendizajes de los alumnos, garantizar la pertinencia y la calidad técnica del programa considerado legalmente como una estructura.

Un principio general que rige el diseño del programa de evaluación es el de economía de tiempo. El tiempo destinado a situaciones de evolución puntuales, diferenciada de las situaciones de enseñanza y debe ser el más breve posible, ya que el factor más crítico de la educación formal es la carencia de tiempo suficiente para enseñar con profundidad toda la información y desarrollar todas las competencias que los alumnos deben alcanzar. La calidad de un programa de evaluación que está sujeta, desde un punto de vista pedagógico, ético y político, a su capacidad para evaluar justa y equitativamente a grupos numerosos integrados por alumnos diferentes.

Una condición fundamental para el diseño de programas de evaluación, en cualquiera de los niveles, es que tienen q ser consistentes con los proyectos de enseñanza y aprendizajes de la institución, ya que solo alcanza su propósito de servir como dispositivos para el perfeccionamiento de los resultados de la educación, cuando se convierten en juicios de autoevaluación, tanto para los alumnos como para los docentes y las autoridades de la escuela y del sistema.

La evaluación tiene un estado inicial que puede construirse a partir de dos tipos de operación:

1-sobre la base de recoger datos a través de la observación sistemática o asistemática y algún otro medio no diferenciado del proceso de enseñanza, volcados en la elaboración de sus respectivos registros (recoger información).

2-consiste en obtener datos en situaciones especialmente diseñadas para recoger una información que se considera relevante como indicadora del estado de situación de los aprendizajes que se quiere evaluar (analizar e interpretar la información recogida).

Por ello aparece la construcción de los juiciosos de valor en la evaluación, los cuales son funciones de la didáctica, los mimos pueden ser construidos de maneras de forma subjetiva (que responde a estados afectivos del docente, relacionados con actitudes de aceptación o rechazo, de agrado o desagrado) y objetiva (como productito de una evaluación seria y rigurosa de la información recogida sistemáticamente) en el docente.

La evaluación es un recurso indispensable para el perfeccionamiento de dos procesos que no interesan, la enseñanza y el aprendizaje.

La actitud del docente frente a la evaluación debe ser abierta, coincidiendo con su teoría de la enseñanza, del mismo modo en el proceso de evaluación debe encontrar el alumno un lugar para expresar los significados desde su propia perspectiva.

Cuando se opta entonces por concepciones de la enseñanza en la que se manifiesta nuestro respeto por la capacidad de producción personal del alumno, los instrumentos de evaluación que utilicemos deberán ser coherente con esa postura.

 En la actualidad disponemos de una cantidad importante de instrumentos diversos (creados muchos de ellos a lo largo del siglo 20) por un lado las llamadas pruebas objetivas diseñadas a partir del conductismo con una serie de especificaciones técnicas, importantes en cuanto a construcción de itemes y el análisis e interpretación de los resultados. También las denominadas pruebas subjetivas, a diferencia de las pruebas objetivas que solo admiten una única respuesta correcta, se aceptan diferentes niveles de calidad de respuesta. En este último campo se apuntó a mejorar la construcción, la administración, y la interpretación de los resultados para mejorar la confiabilidad y la validez de las pruebas subjetivas.

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