El COVID-19 en Chile

          Después de que ha pasado más de un año, en que se reportara el primer caso de COVID-19 en China, la gente aún no entiende completamente el virus. Ante la incertidumbre, el colapso del sistema de salud y un gran número de muertes en varios países como también regiones del mundo, los gobiernos de todos los países, varias regiones afectadas han adoptado una serie de medidas de contención, mitigación o ambas. Estas son puestas sobre la marcha del mismo avance de propagación del virus, y se cree que pueden reducir la tasa de contagio del coronavirus (COVID-19).

          El propósito de este artículo no es discutir en detalle, y mucho menos describir todos los grupos escolares en riesgo en Chile, sino brindar condiciones previas específicas que nos permitan medir parte de la complejidad experimentada en el proceso de toma de decisiones. Las autoridades hicieron algunas recomendaciones basadas en evidencia comparativa. Los datos muestran que estamos ante una inestabilidad en el proceso de educación a distancia, lo que puede tener un impacto en el aumento significativo de la tasa de deserción en el aula y entre instituciones educativas y el aumento de las brechas de aprendizaje.

           La distribución desigual de las habilidades en tecnología de la información y la comunicación entre profesores y estudiantes; comprensión lectora; acceso a Computadoras o Tablets e Internet; las condiciones de vivienda y el capital cultural de los adultos en el hogar significa que el impacto de la no enseñanza presencial se distribuye de manera desigual entre la población escolar del país, y el impacto en la niñez y la adolescencia es considerable

           Para que se logre el propósito anterior, en la siguiente parte, se da a revisar la literatura relevante, explicando así los riesgos generales asociados con la suspensión de clases presenciales y como ha afectado a los niños y adolescentes de la educación Básica y Media en Chile.

El 11 de marzo del 2020, la Organización Mundial de la salud calificó como pandemia el brote de covid-19, originado en Wuhan China, este hecho instó a que los gobiernos de los distintos países, tomaran medidas, para enfrentar el virus. Una de las medidas fue reducir la movilidad de las personas. Esto significó que las empresas debieron organizarse y crear sistemas de trabajo a distancia, al igual que los colegios y universidades.

La principal medida de protección a la propagación de COVID 19 es el distanciamiento social, que, sin lugar a dudas, ha ocasionado otra serie de problemas a solucionar, tales como efectos económicos, psicológicos y sociales. En el caso de los niños y jóvenes que se están educando, el aprendizaje a distancia es un gran desafío, pues la interrupción de la educación presencial afecta principalmente a las familias más vulnerables, por el poco acceso a la tecnología y siendo la escuela su única vía de estar acompañados e incluso de alimentarse.

En Chile, las clases comienzan en marzo de cada año, por lo que, al inicio del año académico 2020, se debieron adecuar sistemas que les permitieran a los establecimientos educacionales, llegar a sus alumnos de manera eficiente. Se instaura así, un sistema de educación a distancia, sin preparación previa y sin antecedentes que pudiesen otorgar algún indicio, de que se estaba actuando de la forma correcta.  

Cuando El COVID-19 arribó en Chile, uno de los sectores más afectados, ha sido la educación, pues se suspendieron las clases. Esta medida, principalmente fue tomada, por el alto contacto que existe dentro de un aula, que contiene aproximadamente a 40 alumnos por curso, salas con poca ventilación y alumnos sin distanciamiento, pues los asientos son ubicados uno al lado de otro.

 En la mayoría de los colegios y universidades, se hace casi imposible controlar la trazabilidad, ya que los alumnos, principalmente los menores, son poco precavidos en el auto distanciamiento y se reúnen en los recreos con otros cursos. Así mismo los profesores, se mantienen en constante movimiento entre un curso y otro. Esto provocaría que al existir un caso de Covid 19, la propagación entre los mismos estudiantes y sus hogares, sea casi inmediata.

Tras la suspensión de clases existen riesgos asociados, que lamentablemente siguen afectando a las familias más vulnerables, evidenciando un problema de alimentación, brecha social y acceso a tecnologías. Pues, no les alcanza para proveer del mínimo básico necesario de un niño. La vida familiar se ha visto modificada, tras permanecer mucho tiempo en sus casas, por lo que la salud física, mental, el desarrollo cognitivo y emocional, también se han visto en desmedro.  

Definitivamente, Chile no estaba preparado para el desafío que se instauraba en el ámbito educacional.

 Otorgar a los estudiantes educación a distancia, exigía preparar profesores, extender y agilizar recursos. Para algunos establecimientos educacionales, la nueva forma de educar les era conocida, pudiendo satisfacer de manera casi instantánea la necesidad. sin embargo, había otros que, recién terminando el primer semestre del año académico 2020, pudieron comenzar con algunos ensayos de clases online. Este hecho ha evidenciado aún más la desigualdad, brecha tecnológica, económica y educacional en el país. Ya que, para llevarlo a cabo, se requiere de un excesivo y esencial uso de recursos.

Tecnología y recursos que no están presentes en los sectores vulnerables.

Señala Quiroz, C. (2020):

En efecto, no sólo hubo diferencias en los recursos de cada comuna para enfrentar la emergencia, donde las comunas más ricas contaban significativamente con más posibilidades de invertir en sanitización de espacios públicos, disposición de test de detección rápidos, elementos de protección para personal de la salud, sino que además pudieron gestionar con oportuna y mayor efectividad la educación remota, que aquellas comunas de población más vulnerable (Pag.3).

 Se evidencia la desigualdad en varios puntos contando con ello uno de los más importante que es la educación.

“El acceso a internet y la cobertura comunal en Chile es desigual y ello en tiempos de pandemia y educación virtual acentúa las diferencias. ¿Cómo desarrollar clases virtuales si no se tiene acceso a internet?” (Quiroz, 2020).

 Punto importante en esta desigualdad es la tecnología, los actuales alumnos de 4to medio deben de prepararse para la prueba de transición universitaria, donde definen su futuro. Pero la pregunta está en ¿Cómo se preparan si no tienen acceso a internet?, ¿Cambiarán la admisión a universidades más justa para los alumnos? o ¿El gobierno trabajara fuertemente para que todos reciban la misma educación de calidad?, esto sin contar con la educación que están viviendo actualmente los alumnos de básica y enseñanza superior.

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