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El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) lo causa el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2016  •  Documentos de Investigación  •  2.360 Palabras (10 Páginas)  •  339 Visitas

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INTRODUCCIÓN

                                                                       

El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) lo causa el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un importante problema de salud mundial. Los trastornos nutricionales están presentes en los pacientes infectados con VIH o SIDA. Los primeros estudios demostraron perdida de peso y depleción proteica, asociados con la disminución de la masa celular corporal en pacientes no tratados.

La depresión del estado nutricional puede ser la causa de diferentes factores: ingesta inadecuada de nutrientes o de absorción, alteraciones metabólicas, híper metabolismo o una combinaci6n de estos, afección del tracto gastrointestinal y las interacciones fármaco-nutriente. Además, la anorexia relacionada con los procesos psicológicos provocados por la patología (principalmente el aislamiento social), cambios bioquímicos, incluyendo un aumento en la actividad de las citoquinas, la actividad física y las enfermedades oportunistas, conducen a una disminución en la ingesta de alimentos

El VIH afecta a la capacidad del organismo de combatir infecciones y enfermedades que, en último término, pueden producir la muerte.

Los medicamentos que se usan en combatir el VIH  han mejorado la calidad de vida y aumentado la esperanza de vida para las personas infectadas con VIH.

El tratamiento antirretroviral (TAR) usados en el VIH ralentiza la replicación de virus, pero no elimina la infección por VIH. El acceso al Tratamiento Antirretroviral hace que las personas  logren vivir por más tiempo, desgraciadamente los problemas de salud que llegan a obtener después de adquirir el VIH como problemas cardiovasculares y resistencia a la insulina, son cada vez más prevalentes en esta población.

El estado nutricional es muy importante para mantener un sistema inmunitario saludable y retrasar la progresión del VIH al sida, se debe también tener en cuenta que es un deber saber las interacciones entre fármacos y nutrientes, y los obstáculos para comprender una nutrición apropiada. También se debe considerar el estado mental y el consumo de drogas ilegales, porque ambos pueden afectar a la ingesta nutricional.

En la mayoría de los casos, el VIH destruye lentamente el sistema inmunitario, haciendo que sea incapaz de combatir al virus.  Cuando el número de linfocitos CD4+ baja, las personas son más susceptibles de presentar signos y síntomas, como fiebre persistente, diarrea crónica, infecciones bacterianas o fúngicas recurrentes, y pérdida de peso inexplicable, todos ellos indicativos de infección por VIH sintomática.

Desde la aparición de la terapia antirretroviral de alta eficacia, se ha observado una menor incidencia de la desnutrición y una mejora de la supervivencia y las funciones inmunológicas.

Sin embargo, esta terapia antirretroviral se asocia con lipodistrofia, relacionada, a su vez, con resistencia a la insulina y complicaciones metabólicas, como la intolerancia a la glucosa, diabetes e hipertrigliceridemia.

En los últimos años, se ha aceptado la importancia del apoyo nutricional junto a la terapia antirretroviral en pacientes con VIH/SIDA.

VIH, ETAPAS Y SUS SINTOMAS   

La infección primaria por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es la causa subyacente del sida. El VIH invade el núcleo genético de los linfocitos CD4+, linfocitos T cooperadores, que son los principales implicados en la protección frente a infecciones. La infección por VIH causa una depleción progresiva de los linfocitos CD4+, que, en último término, produce inmunodeficiencia. (TABLA 38.6)

Infección aguda por VIH, latencia clínica, infección por VIH sintomática y progresión de VIH a sida. La infección aguda por VIH comprende el tiempo trascurrido desde la transmisión del VIH al huésped hasta que se producen anticuerpos detectables (seroconversión) contra el virus.

La mitad de las personas presentan síntomas físicos, como fiebre, malestar general, mialgias, faringitis o ganglios linfáticos inflamados a las 2-4 semanas de la infección, pero estos suelen ceder tras 1-2 semanas.

Por sus características clínicas inespecíficas y el escaso intervalo diagnóstico, la infección aguda por VIH apenas se diagnostica.

La seroconversión tiene lugar de 3 semanas a 3 meses después de la exposición. Si se realiza una prueba de VIH antes de la seroconversión, puede producirse un «falso negativo» a pesar de que el VIH sí está presente.

Durante la fase aguda, el virus se replica rápidamente y causa un descenso significativo del número de linfocitos CD4+.

Con el tiempo, la respuesta inmunitaria alcanza un punto en el que la carga viral se estabiliza y el número de linfocitos CD4+ vuelve a estar más cerca del valor normal.

Después sigue un período de latencia clínica o infección por VIH asintomática. Pueden pasar hasta 10 años sin que aparezcan otros signos indicativos de enfermedad. El virus sigue estando activo y replicándose, aunque a menor velocidad que en la fase aguda, y el número de linfocitos CD4+ sigue reduciéndose continuamente.

A medida que empeora la inmunodeficiencia y el número de CD4 disminuye aún más, la infección se hace sintomática y progresa a sida. La progresión de VIH a sida aumenta el riesgo de infecciones oportunistas (IO), que habitualmente no aparecen en personas con sistemas inmunitarios sanos. El CDC define los casos de sida como confirmación de laboratorio de infección por VIH en personas con un número de linfocitos CD4+ inferior a 200/mm3 (o inferior al 14%), o bien diagnóstico de un trastorno definitorio de sida. (TABLA 38-1)

COMO ACTUA EL VIH

El VIH se transmite mediante contacto directo con líquidos infectados del organismo, como sangre, semen, líquido preseminal, flujo vaginal y leche materna. El líquido cefalorraquídeo que rodea el encéfalo y la médula espinal, el líquido sinovial de las articulaciones y el líquido amniótico que rodea al feto son otros líquidos capaces de transmitir el VIH. Saliva, lágrimas y orina no contienen suficiente VIH para transmitirlo.

La transmisión sexual es la vía de transmisión más frecuente, y el consumo de drogas mediante inyecciones es la segunda más prevalente.

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