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El ébola


Enviado por   •  26 de Junio de 2015  •  Ensayo  •  1.489 Palabras (6 Páginas)  •  171 Visitas

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EL ÉBOLA

El brote de ébola que asola África occidental (Guinea, Liberia, Sierra leona y Nigeria) recuerda la situación descrita por Saramago en el Ensayo sobre la ceguera: los hospitales, controlados por policía y ejército, funcionan como centros de aislamiento en los que los enfermos son recluidos, si es necesario contra su voluntad y de los que algunos intentan escapar, normalmente ayudados por sus familiares.

Según la OMS, más de 1,500 personas han muerto a causa del virus este año. Aunque el brote, por el momento, está contenido en África occidental, la posibilidad de que algún enfermo viaje a otra zona del mundo no ha pasado desapercibida, y los enfermos con síntomas similares a los producidos por el ébola son rápidamente aislados mientras se determina si son portadores del virus. Además, y pese a las recomendaciones de la OMS, aumentan los controles fronterizos, y se eliminan vuelos internacionales.

A lo largo de la historia, las enfermedades contagiosas han diezmado la población de extensas zonas geográficas. Baste recordar la peste negra, que entre 1347 y 1353 causó la muerte de entre 65 y 85 millones de personas (aniquilando, en Europa, a la tercera parte de la población) o, más recientemente, la gripe española, que sin tener la virulencia de la peste negra, mató entre el 3 y el 5% de la población mundial. En vista de la alta mortalidad que produce el virus del ébola ( del 50 al 90% según la cepa del virus, alrededor del 55% en el presente brote), es fácil entender que los gobiernos y organizaciones supra gubernamentales se esfuercen en atajar la epidemia. Pero, ¿cuál es el riesgo de que este brote se convierta en una nueva peste negra o una gripe española? ¿Cómo se puede minimizar la mortalidad de la epidemia?

Para contestar estas preguntas podemos hacer uso de la epidemiología, y de los modelos matemáticos que se usan para estudiar la dinámica de las epidemias. Los enfermos que sobreviven la infección de ébola adquieren inmunidad contra la enfermedad. En este tipo de enfermedades infecciosas, en los que el paciente que sobrevive no vuelve a ser susceptible a la enfermedad, el número de enfermos aumenta rápidamente en un principio, para volver a disminuir paulatinamente pasado el pico de infecciones. El número de individuos enfermos durante el pico de la epidemia depende básicamente del número de individuos a los que cada enfermo contagie antes de morir o sanar. Cuantos más individuos contagie, en promedio, cada enfermo, mayor será la proporción de la población afectada en el pico de la epidemia.

Estudios de brotes anteriores de ébola muestran que el número de contagios por enfermo, si no se toman medidas preventivas, se encuentra entre dos y tres. Con esta tasa de contagios, los modelos sugieren que el número de enfermos durante el pico de la epidemia podría ser del 15 al 30% de la población, un porcentaje, a priori, nada alentador que explica las ventajas de contener geográficamente la infección, minimizando la población a la que el porcentaje se llega a aplicar. Antes de alarmarse, recordemos que este alto porcentaje sólo se alcanzaría si no se tomase ninguna medida preventiva. Además, el cálculo se basa en un modelo general sencillo, no específico al ébola, por lo que tiene un alto grado de incertidumbre. El mensaje que debemos retener es que, en ausencia de medidas, el ébola puede ser un problema muy serio. (La magnitud de la epidemia en África occidental se debe, básicamente, a que se han tomado pocas medidas y tarde.)

Pasemos ahora a considerar las medidas que pueden tomarse para limitar el número de infecciones. Estas medidas están destinadas a minimizar el número de individuos infectados por cada enfermo. Si cada enfermo infecta a menos de un individuo sano, no hay epidemia: la enfermedad desaparece rápidamente. A partir del umbral de una infección por enfermo, la proporción de la población afectada aumenta con el número de infecciones por enfermo. De ahí la importancia de minimizar éstas.

El virus del ébola sólo se transmite cuando entramos en contacto directo con los fluidos corporales de un enfermo u objetos que han estado en contacto con éstos. El riesgo de transmisión de persona a persona es mayor durante las últimas etapas de la enfermedad, dado que la carga viral es más alta y que estas etapas se caracterizan por vómitos, diarrea, shock y, en algunos casos, hemorragia. Así, el estudio de brotes anteriores ha demostrado que la mayoría de los contagios se producen antes de la hospitalización de los enfermos y después de su muerte – durante los entierros tradicionales, dado que es costumbre que todos

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