Elementos De Una Estrella
Enviado por WENDY2546232 • 15 de Febrero de 2014 • 1.021 Palabras (5 Páginas) • 333 Visitas
1. Qué es lo que se obtiene, en términos teóricos y analíticos, cuando se
intenta pensar los procesos de globalización bajo el ángulo de una teoría de las
identidades sociales? Ésta es la cuestión que me propongo abordar con ustedes en el
presente ensayo en términos exploratorios.
No se me escapa el hecho de que la noción de identidad es de manejo delicado
para las ciencias sociales y, además, políticamente peligrosa. Es de manejo delicado
por la necesidad de rescatarla de la banalización y de las trampas del sentido común
que tiende a representarla como una entidad homogénea, cristalizada y substancial. Y
es políticamente peligrosa por su aptitud para integrar mitos políticos con fuertes
resonancias pasionales, como en el caso de los nacionalismos, de los etnonacionalismos
y de los racismos de toda laya 1. Pero, pese a todo, sigue siendo una
noción imprescindible en las ciencias sociales, no sólo porque ha venido a potenciar la
teoría del actor, de la acción social y, particularmente, de la acción comunicativa, sino
también porque permite recuperar, un poco por la puerta trasera, la noción de cultura
que en los últimos tiempos ha sido objeto de una cerrada crítica desconstruccionista
por la llamada “antropología posmoderna” (Clifford y Marcus, 1986; Clifford, 1991;
Pasquinelli, 1993).
Desde una perspectiva estrictamente relacional y situacionista – que excluye
toda connotación fijista o esencialista – entiendo aquí por identidad el conjunto de
repertorios culturales interiorizados (representaciones, valores, símbolos...) a través de
los cuales los actores sociales (individuales o colectivos) demarcan simbólicamente sus
fronteras y se distinguen de los demás actores en una situación determinada, todo ello
en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados.
1 Pueden existir “identidades asesinas”, como lo demuestran los conflictos étnicos que desembocan en
la dinámica irracional de las “limpiezas étnicas”. Véase a este respecto Amín Maalouf, 1998.
2
Según la sociología clásica – de Max Weber y Georges Simmel a Talcott
Parsons y R.E. Park –, los actores sociales tienen acceso a esos repertorios
identificadores y diferenciadores a través de su pertenencia – subjetivamente asumida
– a diferentes tipos de colectivos, sean éstos grupos, redes sociales o grandes
colectividades como las “comunidades imaginadas” de Benedict Anderson (1991). Así,
a través de nuestra pertenencia a una Iglesia nos apropriamos al menos parcialmente
de su repertorio simbólico-cultural (credo, dogmas, sistema ritual...) para definir la
dimensión religiosa de nuestra identidad. Más aun, nuestra pertenencia religiosa se
define precisamente por esta apropiación intersubjetivamente reconocida (Pollini,
1990, 186 y ss.).
De acuerdo a lo dicho, nuestro problema puede reformularse en los siguientes
términos: ¿existe una comunidad global, en sentido propio y no sólo figurado, a la cual
se pueda pertenecer en diversos grados y formas mediante la apropiación subjetiva de
un complejo simbólico-cultural que por fuerza tendría que ser también global?; ¿o más
bien habría que hablar de múltiples identidades globales construidas en torno a
intereses monotemáticos y sectoriales, aunque de alcance global, como en el caso de
los movimientos ecologistas, pacifistas, anti-nucleares, y otros por el estilo?
2. Entre los teóricos de la globalización no faltan los que afirman no sólo la
existencia, sino también la intensificación y la ampliación creciente de un sentido de
pertenencia global (“a sense of global belonging”) que implicaría la percepción del
mundo como una comunidad globalizada
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