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Ensayo Teoria del Conocimiento


Enviado por   •  8 de Marzo de 2021  •  Ensayo  •  1.819 Palabras (8 Páginas)  •  87 Visitas

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“La calidad del conocimiento se mide mejor según la cantidad de personas que lo acepta”. Discuta esta afirmación haciendo referencia a dos áreas de conocimiento.

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Cada día se produce y acepta conocimiento —tanto personal como compartido— en todas las áreas, las cuales tienen finalidades, aplicaciones y objetos de estudio distintos.[1] Por consiguiente, en cada área son diferentes los parámetros que determinan qué es la calidad. Además, desde mi comprensión, varios tipos de actores pueden aceptar o rechazar conocimiento, y son variables los factores que determinan su evaluación. Entonces: ¿Hasta qué punto la aceptación mayoritaria mide mejor la calidad del conocimiento?

La humanidad explica la realidad a través del conocimiento; por ende, la cambiante naturaleza de la realidad hace al conocimiento variable, y presupone que ciertas descripciones de la realidad se ajustan más a la “verdad”. Consecuentemente, en ciencias naturales calidad puede definirse como “congruencia entre la representación (conocimiento generado) y la realidad (mundo físico)”.

En 1960 Rosalyn Yalow observó que la insulina animal desaparecía del cuerpo humano, lo que la llevó a deducir que dicho compuesto provocaba la formación de anticuerpos. Esta hipótesis fue comprobada a través de un método científico experimental (radioisotopía) que le permitió proporcionar una descripción teórica adecuada —y permanente en el tiempo, pues hasta la actualidad es usada para diagnosticar y tratar enfermedades— de la realidad biológica. En 1977 Yalow recibió el premio Nobel de Medicina (aceptación de la comunidad científica internacional), porque su revolucionaria indagación empírica respondía a una necesidad contemporánea: determinar la concentración de sustancias de interés biológico en seres vivos.[2] 

Consecuentemente la aceptación científica está vinculada a las evidencias racionales —proporcionadas por el método científico— que confieren a las teorías concordancia con la realidad, pero también está vinculada al “alcance” de las ciencias naturales: generar conocimiento teórico que pueda llevarse a la praxis y ser útil para la humanidad.

Sin embargo, ¿es la aceptación esencial para que el conocimiento posea mayor calidad, o simplemente es un “fenómeno colateral”? En mi evaluación interna de química cuantifiqué cloruros en alimentos mediante una modificación personal del Método de Mohr, y la calidad de mis conclusiones fue evaluada por mi profesor en base a los criterios de calificación del BI. No obstante, esta evaluación no es suficiente para que mis postulados se incorporen al compendio compartido-universal de conocimiento científico, pues la realizó un solo individuo (no una entidad), que pese a ser una autoridad no es mundialmente reconocida.  La aceptación del “individuo común” no suele otorgar mayor calidad al conocimiento en ciencias, sino la de “autoridades reconocidas” cuyo amplio dominio del tema da credibilidad a sus dictámenes. En este caso, la calidad se mide mejor dependiendo de “quién” y no “cuantos” aceptan el conocimiento. No obstante, generalmente la aceptación de la comunidad científica es seguida de la aceptación de la comunidad general.

Además, el propósito de mi investigación no fue resolver una problemática cognoscitiva ni generar postulados novedosos para la humanidad, sino demostrar mi nivel de dominio para manipular conocimiento preexistente. Nuevamente, no solo la “calidad” (congruencia con la realidad) determina la aceptación científica sino el propósito utilitarista del conocimiento científico.

Entonces: ¿Qué papel juega la aceptación del “individuo común” en la calidad? A principios de 1600 Galileo Galilei publicó numerosa evidencia de la Teoría Heliocéntrica (por ejemplo, los satélites de Júpiter no giran alrededor de la Tierra) generada a partir de observaciones reiteradas con el telescopio. Aunque la tecnología y científicos prominentes como Kepler validaron sus postulados, la mayoría de la población europea (católica) no los aceptó, y en 1633 fue enjuiciado por la Inquisición.[3]

En este caso, la aceptación es independiente de los factores que confieren calidad a la ciencia (metodología, tecnología, etc.). La cultura y creencias religiosas de Europa del siglo XVII constituían un fuerte paradigma transmitido lingüísticamente por generaciones y respaldado por criterios de otro tipo de autoridades como la Iglesia, que regulaba la vida social, política y económica contemporánea. Por ende, era difícil aceptar conocimiento que se opusiera al preexistente, pues ello significaría restructurar el mundo conocido. La aceptación mayoritaria de conocimiento “falso” para la ciencia no contribuyó, e incluso perjudicó, la medición de la calidad.

El lenguaje jugó un papel esencial como forma de conocimiento, pues la retórica y discurso de las autoridades católicas hicieron menos efectiva la comunicación de la “verdad científica” y ejercieron un gran poder de convencimiento para que se aceptaran “en masa” postulados sin evaluarlos a través de un proceso racional. Además, los preceptos de Galileo estaban formulados con términos difíciles de comprender para el “individuo común”, lo que tampoco favoreció su aceptación.

La aceptación del “individuo común” suele ser influenciada por factores distintos de la “calidad científica”. Los científicos se basan en el razonamiento y observación para intentar determinar objetivamente si el conocimiento es exacto en relación a la realidad, pues la ciencia es un sistema ordenado de conocimientos estructurados con una finalidad. En cambio, los individuos generalmente consumen productos del conocimiento sin realizar una evaluación lógica-racional; es decir, no aceptan conocimiento para analizar exhaustivamente su calidad, sino porque es útil en el contexto en que se desarrollan (según Jeremy Bentham el ser humano es “utilitarista”[4] y por lo tanto el conocimiento útil se expande y masifica) y se ajusta a su perspectiva de la realidad.

En sistemas religiosos generalmente se consideran “de calidad” las creencias que “se ajustan” a una interpretación oficial (dogma) —generada en base a un largo desarrollo histórico (conocimiento compartido)— y que logran atraer más fieles, pues la finalidad (alcance) de muchas religiones es salvar espiritualmente al mundo mediante la difusión de su conocimiento.

Al igual que en ciencias, en religión las autoridades a veces influyen en la “aceptación del individuo” más que la “calidad” (dogma): Enrique VIII modificó el dogma matrimonial (que prohíbe el divorcio) para contraer segundas nupcias y convirtió a miles de ingleses al anglicanismo.[5]

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