Ensayo hidroeléctricas en Colombia
Enviado por Nicolás Acosta • 22 de Septiembre de 2015 • Ensayo • 1.905 Palabras (8 Páginas) • 335 Visitas
Nicolás Cantor Acosta
Código: 40102066
Legislación Ambiental – Grupo N° 05
Profesora: Beatriz Elena Ortiz
Universidad de la Salle
VIABILIDAD DE LOS PROYECTOS DE GENERACIÓN HIDROELÉCTRICA DE ENERGÍA EN COLOMBIA
¿Se justifican, con los beneficios obtenidos, los impactos al medio biótico, abiótico y social que surgen con la realización de un proyecto de generación hidroeléctrica de energía en el país?
Debido a que cuenta con un relieve bastante accidentado y con una gran disponibilidad de recursos hídricos, Colombia es catalogada como una de las grandes potencias en generación hidroeléctrica de energía en América Latina (Revista Semana [Semana], 2010). No en vano, según los datos registrados por la compañía XM, filial de isa, quien es la encargada de la operación del Sistema Interconectado Nacional y de la Administración del Mercado de Energía en Colombia, durante el año 2014, cerca del 65 por ciento de la oferta necesaria para suplir la demanda energética de la población del país, fue producida por proyectos de centrales de generación hidroeléctrica, siendo esta, una tendencia que no sólo se presenta en años recientes, si no que al contrario, se presenta desde los mismos inicios de la producción de energía en el territorio Colombiano.
Los primeros sistemas de producción de energía fueron desarrollados por acción de empresas de carácter privado o de carácter mixto, las cuales obtenían concesiones de funcionamiento otorgadas por los municipios, inicialmente para proporcionar servicio de electricidad al alumbrado público, y posteriormente, dichas concesiones, permitían a estas empresas brindar el servicio a establecimientos comerciales y a las familias de más alta clase (Vélez, 2011). Con el objetivo de atender el incremento de la demanda de electricidad, debido al aumento exponencial de la población, a la expansión territorial de los municipios y al crecimiento del comercio, dichas empresas se vieron en la obligación de implementar fuentes de producción energética más eficaces, de menor costo y de carácter renovable.
Hacia finales del siglo XIX, más exactamente en el año 1879, como solución al planteamiento de la implementación de una fuente de producción de energía económica y renovable, se construyó la primera central hidroeléctrica en el mundo, implementada sobre el curso del Río Niagara, la cual, tenía como fin aprovechar las corrientes de agua para generar energía con el objetivo de proveer electricidad a las farolas que hacían parte del alumbrado público de la ciudad de Niagara Falls (National Geographic Society [NGS], s.f).
Siguiendo esta tendencia de aprovechamiento del recurso hídrico para la generación de energía, iniciada en los Estados Unidos, se construyó, en el año 1891, la Planta de Chitotá sobre el curso del Río Suratá, en el Departamento de Santander, siendo la primera central hidroeléctrica en Colombia, proyecto el cual fue realizado a cargo de la Compañía Eléctrica de Bucaramanga, con el objetivo de proveer electricidad a la ciudad de Bucaramanga (Vélez, 2011). En años posteriores, a raíz de la entrada en vigencia de la ley 26 de 1938, la cual autoriza a la Nación para construir plantas y proveer el servicio eléctrico, y de la ley 80 de 1946, la cual crea el Instituto Nacional de Aprovechamiento de Aguas y Fomento Eléctrico (ELECTRAGUAS), se generó un impulso significativo a la creación y desarrollo de proyectos de generación hidroeléctrica de energía, por medio del cual se llevó a cabo la construcción plantas generadoras como la central hidroeléctrica del Bajo Anchicayá, en el Valle del Cauca, y la central hidroeléctrica La Esmeralda, en Caldas, entre otras centrales de alta importancia (Vélez, 2011).
Debido a esta inclinación a encaminar la generación de energía en el país por medio de proyectos hidroeléctricos y a la acción de compañías de inversión Nacional e Internacional como lo son Emgesa, Isagen, EPM, entre otras, las cuales en las últimas décadas llevaron a cabo la construcción de un número considerable de proyectos de centrales otorgados por el vigente Ministerio de Minas y Energía, ente regulador de la política nacional en cuanto a minería, hidrocarburos e infraestructura energética, en la actualidad, en base a las cifras registradas por la compañía XM en el informe anual de capacidad efectiva neta de generación instalada, correspondiente al año 2014, Colombia cuenta con una capacidad instalada de generación hidroeléctrica de 10.315 MW, cifra que corresponde al 64 por ciento de la capacidad total de generación de energía en el país.
Una central hidroeléctrica se compone de cuatro elementos principales, los cuales son de vital importancia en su estructura y en su funcionamiento. Estos elementos son: el embalse, el cual es la extensión de área, que junto con el encajonamiento delimitado por las formaciones geológicas, conforman el volumen destinado a inundar con el propósito de almacenar el agua proveniente del curso del río; la presa, que es la estructura construida para realizar el cierre de un punto específico de la formación geológica, con el fin de detener el flujo natural del agua, generando el almacenamiento del recurso aguas arriba del cierre; la casa de máquinas, la cual es la estructura que contiene en su interior las turbinas, los generadores de energía y los transformadores, que son los elementos por medio de los cuales se lleva a cabo la transformación de la energía hidráulica en energía eléctrica; y por último, el vertedero de excesos, el cual es la estructura que tiene como funcionamiento la descarga de manera segura y controlada de los excesos de agua almacenada en el embalse, provocados por crecientes o por lluvias intensas, con el fin de prevenir que descargas bruscas de flujos del recurso hídrico provoquen erosión en la estructura de la presa o en el terreno aguas abajo de la misma.
Teniendo en cuenta la relevancia y la necesidad de estos elementos para el funcionamiento de una central, es posible realizar una rápida evaluación de los impactos al medio biótico, abiótico y social que producen la formación, construcción y entrada en funcionamiento de estas estructuras. Para empezar describiendo el impacto más relevante al medio abiótico, cabe aclarar, que aunque comúnmente a la generación hidroeléctrica se le considere como una “fuente de energía limpia y amigable con el medio ambiente”, no es totalmente cierto, pues está científicamente comprobado que al contrario de lo que se cree, la generación de energía de este tipo si tiene una producción de CO2, o Dióxido de Carbono, el cual es uno de los gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global, aunque, es pertinente citar que la cantidad de producción de este tipo de gas de una central hidroeléctrica con un valor promedio de 13 gramos de CO2 por cada Kwh de energía, es mucho más baja en comparación con la producción de este gas de otras fuentes de energía, como el carbón, con un valor de 1050 gramos de CO2 por cada Kwh de energía producida (Sovacool, 2008). La producción de este tipo gas se da debido al estancamiento del agua, la cual, antes de la construcción de la presa, fluía libremente por el curso del río, cargada de nutrientes debido al transporte de sedimentos y cargada de oxigeno debido al intercambio gaseoso que se lleva a cabo en la superficie del fluido. Dicho estancamiento provoca la formación de un lago, más técnicamente llamado embalse, el cual al ser llenado, provoca la inundación de la capa vegetal existente en zonas que antes del llenado no estaban inundadas. La inundación de esta capa vegetal, provoca la descomposición de materia orgánica debido a la falta de oxígeno, pues, al estar el agua estancada, se forma una capa densa y fría en la parte inferior del embalse, en contraste con la capa menos densa y cálida que se forma en la parte superior. Este fenómeno provoca que no haya intercambio de gases en la superficie, por lo que el dióxido de carbono no puede salir y el oxígeno no puede entrar. La falta de oxígeno, la descomposición de la materia orgánica y el CO2 atrapado, conllevan también a la producción en altas cantidades de un gas llamado metano, o CH4, el cual, es un gas de efecto invernadero, que aunque se presenta en menor cantidad en la atmosfera que el CO2, es mucho más potente y nocivo para el medio ambiente.
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