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Equidad Y Sociedad Justa


Enviado por   •  29 de Mayo de 2013  •  5.983 Palabras (24 Páginas)  •  651 Visitas

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EQUIDAD Y SOCIEDAD JUSTA

Ética

La Ética es un saber que propone la reflexión de forma rigurosa, crítica y sistemática sobre la vida práctica desde la perspectiva del deber ser. La Ética saca a la luz la dimensión de los valores y finalidades subyacentes en las conductas, actitudes y opiniones, las analiza, la sistematiza, y orienta la acción desde el horizonte del deber ser.

La Equidad y Lo Justo

La Equidad es un valor de connotación social que se deriva de lo entendido también como igualdad. Se trata de la constante búsqueda de la justicia social, la que asegura a todas las personas condiciones de vida y de trabajo digno e igualitario, sin hacer diferencias entre unos y otros a partir de la condición social, sexual o de género, entre otras.

El término equidad proviene de la palabra en latín “aéquitas”, el que se deriva de “aequus” que se traduce al español como igual. De este modo, la equidad busca la promoción de la valoración de las personas sin importar las diferencias culturales, sociales o de género que presenten entre sí.

Podríamos también definirla como un principio asociado a valoraciones éticas, morales y políticas sobre la idea de lo que es “justo. En búsqueda de la Justicia, la equidad orienta una acción consciente y deliberada dirigida a impactar en los determinantes sociales, culturales, políticos económicos e institucionales que producen tratos, condiciones y/o posiciones “injustas, “inaceptables en la vida concreta de las personas dentro de cada sociedad.

La equidad es un principio ético-normativo, asociado con lo justo, que comprende los siguientes aspectos:

“Parte de un algo fundamental (necesidad, capacidad o potencial) en el que nadie debe estar en desventaja.

Tiene carácter social y no solamente individual.

Incide en la distribución de poder, derechos, oportunidades y opciones.

Tiene por función cerrar las diferencias injustas.”

En la equidad lo justo se enfrenta al hecho de que las personas tienen diferencias en sus condiciones de partida, circunstancias y capacidades, lo que afecta sus horizontes de vida independientemente del talento o del esfuerzo realizado. Las ventajas o desventajas que estas diferencias producen no son un producto de una ley “natural”, del azar o de la suerte, o del comportamiento singular de algunas personas, sino que obedecen a desigualdades y a jerarquías en el orden social existente que de manera sistemática crean tratos, posiciones y condiciones diferenciales en el acceso y control sobre el poder, la riqueza, la propiedad, los derechos y las oportunidades, e intervienen en el menoscabo de identidades y opciones de las personas y grupos humanos para realizarse.

La Equidad y La Igualdad

La equidad y la igualdad están unidas pero no pueden reemplazarse una a la otra. La equidad se define como igualdad de oportunidades pero ésta no es factible sin una real igualdad de derechos y de poderes plenamente aceptados y socialmente ejercidos. Es así como en una sociedad excluyente, con fuertes divisiones sociales –donde unas personas tienen derechos y otras no, y amplios sectores de la población viven en absoluta pobreza– es poco lo que la equidad puede aportar.

“La equidad y la igualdad son principios estrechamente relacionados, pero no significan lo mismo. En una sociedad verdaderamente justa, los principios de equidad e igualdad no se anulan uno al otro, ambos se aplican porque son interdependientes: ninguno es suficiente sin el otro.

La equidad se asocia con oportunidades, mientras que la igualdad tiene que ver con el reconocimiento social y legal de derechos y el ejercicio de poder. En una sociedad donde las personas no se reconocen como iguales, es difícil que haya oportunidades para todos.

En una sociedad de iguales donde no hay equidad, habrá una igualdad restringida porque todos somos diferentes desde el punto de vista biológico, social y cultural, y necesitamos cosas distintas en tiempos distintos

La igualdad fundamental, en cuanto persona, es la base de la equidad. La equidad puede demandar una distribución desigual de recursos a favor de una igualdad de resultados, ajustándose a las diferencias biológicas, sociales y político-organizacionales determinantes de las desigualdades existentes.

«Las consecuencias de pasar por alto esas diferencias entre los individuos pueden llegar a ser muy poco igualitarias al no tener en cuenta el hecho de que considerar a todos por igual puede resultar en que se dé un trato desigual a aquellos que se encuentran en una posición desfavorable» (Sen, 1992).

La Equidad y las Diferencias

Todos estamos dotados de las mismas capacidades humanas para vivir, ser e interactuar con otros; pero estas capacidades humanas se expresan en diversas formas: lenguajes, culturas, características físicas y psicológicas, etc. Es necesario reconocer que todos somos distintos y de muchas maneras diferentes. Nuestras características plenamente humanas y plenamente diferentes exigen, desde un punto de vista ético, moral y político, reconocernos [vernos y aceptarnos] mutuamente como seres semejantes en nuestras diversidades o como «igualmente diferentes», tanto en lo individual como en lo colectivo.

“La equidad, definida desde un enfoque que entrelaza la igualdad y la diversidad, significa:

- Que todos tengan igual oportunidad para alcanzar un algo fundamental que es propio de los seres humanos;

- Que las oportunidades expresen todas las opciones posibles para la realización personal de cada uno...”

Para lograr la equidad es necesario conjugar la igualdad y las diferencias. Lo justo es evitar que las diferencias generen discriminaciones que impidan el acceso a los medios para desarrollar las potencialidades.

« La equidad se entiende como una respuesta ajustada a las diferencias de cada uno y en contra de inequidades por causa de relaciones de superioridad/inferioridad tejidas, entre otras formas, alrededor del género, la clase social, la edad y/o la etnia, anulando la posibilidad de la autodeterminación y la autonomía de las personas, en su identidad propia y en lo que valoran como proyecto de vida.

La perspectiva de reconocimiento de la diversidad como característica inherente a la experiencia humana: comprende a sujetos con distintas identidades, lenguajes, modos de vida y prácticas socioculturales, y una igualdad social y cultural asumida por todos que reconstruye los vínculos humanos en el marco de una sociedad inclusiva, solidaria y pluralista. Tal reconocimiento significa que todos somos aceptados como personas humanas con igual derecho y posibilidad para participar

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