Eutanasia

La eutanasia

Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte. La eutanasia es una decisión tomada por los pacientes que son incapaces de valerse por sí mismos y que padecen de enfermedades terminales. Muchos recurren a esta opción, debido al sentido que pierden por ser un estilo de vida artificial y doloroso. Pero esta decisión no solo involucra al paciente, sino a todos los que lo rodean. Por lo tanto, las secuelas psicológicas afectan a quienes lo consienten y siguen viviendo. Además, la despenalización de esta actividad podría limitar los riesgos de su práctica clandestina.

Claus Roxin define a la eutanasia como “la ayuda prestada a una persona gravemente enferma, por su deseo o por lo menos en atención a su voluntad presunta, para posibilitarle una muerte humanamente digna en correspondencia a sus propias convicciones”(2001: p.51). Mientras que Francis Bacon lo llama “el acortamiento voluntario de la vida de quien sufre una enfermedad incurable, para poner fin a sus sufrimientos.”(2005: p.21). Estas definiciones representan una razón para que la eutanasia actúe como salida y evite el dolor en los pacientes. Las personas que sufren enfermedades terminales miran a esta práctica como una opción viable para provocar su propia muerte, muchos de ellos dejan de vivir dignamente y llegan a mostrar cuadros médicos de depresión y pos traumáticos. La eutanasia represente un alivio para los pacientes que formulan una declaración responsable para acortar su propia vida.

Igualmente, la eutanasia es una práctica que involucra a otras personas no solo el paciente, esto puede causar traumas en la familia y amigos que no pueden decidir sobre la vida de quien toma esta decisión. Las secuelas psicológicas en todos los que intervienen y consienten esta acción deben ser tratadas por un especialista, ya que llegan a sentirse culpables.

Desde un enfoque legal, la despenalización de la eutanasia podría acabar con la práctica clandestina de esta actividad en el que los pacientes corren riesgos evidentes. También, una muerte clandestina provee culpabilidad y miedo, algo que se busca terminar con la legalización de la misma. Las tasas de estas prácticas clandestinas están aumento y las autoridades alrededor del mundo consideran que la despenalización de la eutanasia otorgará más seguridad a los pacientes y garantías precisas.

En conclusión, la eutanasia no es un suicidio ni un homicidio, no es nada más que una decisión un paciente tiene sobre su vida y su cuerpo. Las causas para su práctica clandestina son meramente jurídicas y morales. No existen causas generalizadas para acabar con una vida, pero sí existen diferentes enfermedades que actúan como razones suficientes e implican mucho dolor y agonía en el paciente, que es incapaz de acabar con su vida por sí mismo. No se puede juzgar desde un punto de vista moral

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