Fiebre amarilla en Buenos Aires
Enviado por maarsflores • 28 de Abril de 2013 • 379 Palabras (2 Páginas) • 521 Visitas
Fiebre amarilla en Buenos Aires
Juan Manuel Blanes Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires (1871) Óleo sobre tela, 230 x 180 cm Museo Nacional de Artes Visuales1
Las epidemias de fiebre amarilla en Buenos Aires tuvieron lugar en los años 1852, 1858, 1870 y 1871.2 Esta última fue un desastre que mató aproximadamente al 8% de los porteños: en una urbe donde normalmente el número de fallecimientos diarios no llegaba a 20, hubo días en los que murieron más de 500 personas,3 y se pudo contabilizar un total aproximado de 14 000 muertos por esa causa.4
En numerosas ocasiones la enfermedad había llegado a la ciudad por medio de los barcos que arribaban desde la costa del Brasil, donde era endémica.2 No obstante, la epidemia de 1871 se cree que habría provenido de Asunción del Paraguay, portada por los soldados argentinos que regresaban de la Guerra de la Triple Alianza;5 ya que previamente se había propagado en la ciudad de Corrientes.6 En su peor momento, la población porteña se redujo a menos de la tercera parte, debido al éxodo de quienes abandonaron la ciudad para intentar escapar del flagelo.2
Algunas de las principales causas de la propagación de esta enfermedad, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, fueron:7
la provisión insuficiente de agua potable;
la contaminación de las napas de agua por los desechos humanos;
el clima cálido y húmedo en el verano;
el hacinamiento en que vivían, sin que se tomaran medidas sanitarias para ellos, las personas negras y, especialmente en la epidemia de 1871, los inmigrantes europeos humildes que ingresaban en forma incesante a la zona más sureña de la ciudad;
los saladeros que contaminaban el Riachuelo —límite sur de la ciudad—, el relleno de terrenos bajos con residuos y los riachos —denominados «zanjones»— que recorrían la urbe infectados por lo que la población arrojaba en ellos.
La plaga de 1871 hizo tomar conciencia a las autoridades de la urgente necesidad de mejorar las condiciones de higiene de la ciudad, de establecer una red de distribución de agua potable y de construir cloacas y desagües.8
Un testigo de esta catástrofe, de nombre Mardoqueo (Mordejai) Navarro, escribió el 9 de abril, la siguiente descripción en su diario personal:9
«... Los negocios cerrados, calles desiertas. Faltan médicos, muertos sin asistencia. Huye el que puede. Heroísmo de la Comisión Popular...».
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