Tosferina Y Fiebre Amarilla
Enviado por pacabrera • 4 de Septiembre de 2011 • 4.285 Palabras (18 Páginas) • 951 Visitas
FIEBRE AMARILLA CIE-9 060; CIE-10 A95
1. Descripción – Enfermedad vírica infecciosa aguda de duración
breve y gravedad variable. Los casos más leves presentan un cuadro
clínico indefinido; los ataques típicos se caracterizan por tener comienzo
repentino e incluyen fiebre, escalofríos, cefalalgia, dorsalgia,
mialgias generalizadas, postración, náusea y vómito. El pulso se vuelve
más lento y se debilita, aunque la temperatura sea elevada (signo
de Faget). La ictericia es moderada en los comienzos de la enfermedad
y se intensifica en etapas ulteriores. A veces se observan albuminuria
(en ocasiones intensa) y anuria. La leucopenia se presenta en los
comienzos y es más intensa hacia el quinto día. En esta etapa muestran
resolución casi todas las infecciones. Después de un lapso breve
de remisión, de horas a un día, en algunas ocasiones el trastorno evoluciona
a la etapa ominosa de intoxicación que se manifiesta por síntomas
hemorrágicos, que incluyen epistaxis, hemorragia gingival,
hematemesis (en asiento de café o negra), melena e insuficiencia
hepática y renal. De 20 a 50% de los enfermos ictéricos mueren. La
tasa de letalidad en la población indígena de las regiones endémicas
es de 5%, pero en brotes individuales puede ser de 20 a 40%.
El diagnóstico de laboratorio se hace por el aislamiento del virus
en la sangre por inoculación de ratones lactantes, en mosquitos o
en cultivos celulares (especialmente los que tienen células de mosquito);
por demostración del antígeno vírico en la sangre mediante
la técnica ELISA o en el tejido hepático por empleo de anticuerpos
específicos marcados, y por demostración del genoma vírico en la
sangre y en el tejido hepático por medio de la reacción en cadena
de la polimerasa o por sondas de hibridación. El diagnóstico
serológico se corrobora con la presencia de IgM específica en los
sueros iniciales o un aumento del título de anticuerpos específicos
en pares de sueros obtenidos en la fase aguda y en la de convalecencia.
Surgen reacciones cruzadas con otros flavivirus. Es posible
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diferenciar las infecciones recientes de la inmunidad producida por
la vacuna, por medio de técnicas de fijación del complemento. La
presencia de lesiones típicas en el hígado refuerza el diagnóstico de
la enfermedad.
2. Agente infeccioso – El virus de la fiebre amarilla, del género
Flavivirus y la familia Flaviviridae.
3. Distribución – La fiebre amarilla existe en la naturaleza en dos
ciclos de transmisión, uno selvático que incluye mosquitos y primates
no humanos y otro urbano, en el que participan el mosquito Aedes
aegypti y los seres humanos. La transmisión selvática se limita a regiones
tropicales de África y América Latina. En estas zonas, cada
año se producen unos cuantos cientos de casos, más bien entre hombres
adultos jóvenes, que por su ocupación están expuestos a los mosquitos
y a los virus en regiones selváticas o transicionales de Bolivia,
Brasil, Colombia, Ecuador y Perú (de Bolivia y Perú se han notificado
entre 70 y 90% de los casos). Históricamente, la fiebre amarilla
urbana se presentaba en muchas ciudades del continente americano.
Con la excepción de algunos casos surgidos en Trinidad en 1954,
desde 1942 no se ha notificado brote alguno de fiebre amarilla urbana
transmitida por Aedes aegypti en los países de América. Sin
embargo, la reinfestación de muchas ciudades con Ae. aegypti supone
el peligro de que se renueve la transmisión de la fiebre amarilla
urbana. En África, la zona endémica comprende la porción localizada
entre los 15° de latitud norte y 10° de latitud sur, que se extiende
desde el desierto del Sahara hacia el sur, a través del norte
de Angola, el antiguo Zaire y Tanzanía. En decenios recientes, la fiebre
amarilla transmitida por Ae. aegypti fue notificada únicamente
en Nigeria, donde ocasionó casi 20 000 casos y más de 4000 muertes
entre 1986 y 1991. No hay pruebas de que haya habido fiebre amarilla
en Asia ni en la costa del extremo oriental de África, aunque
en 1992–1993 se notificaron casos de la variedad selvática en la zona
occidental de Kenya.
4. Reservorio – En las zonas urbanas, los seres humanos y el mosquito
Ae. aegypti; en las zonas selváticas, otros vertebrados, en su mayor
parte los monos y tal vez los marsupiales, y los mosquitos de la
selva. La transmisión transovárica en los mosquitos puede contribuir
a la persistencia de la infección. Los seres humanos no intervienen
en forma esencial en la transmisión de la fiebre amarilla selvática ni
en la perpetuación del virus, pero son los huéspedes primarios en
cuanto a ampliar el ciclo urbano.
5. Modo de transmisión – En las zonas urbanas y en algunas zonas
rurales, por la picadura de mosquitos Ae. aegypti infectantes. En las
selvas de América del Sur, por la picadura de varias especies de mosquitos
selváticos del género Haemagogus. En África oriental, Ae.
africanus es el vector en la población de monos, en tanto que las es-
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pecies semidomésticas Ae. bromeliae y Ae. simpsoni, y quizás otras especies
de Aedes, transmiten el virus del mono a los seres humanos. En
grandes epidemias en Etiopía, una serie de pruebas epidemiológicas
contundentes señalan a Ae. simpsoni como el vector de una persona a
otra. En África occidental, Ae. furcifer-taylori, Ae. luteocephalus y otras
especies son causantes de la diseminación entre los monos y los seres
humanos. Ae. albopictus se introdujo en el Brasil y en los Estados Unidos
proveniente de Asia, y tiene la capacidad de combinar los ciclos
selvático y urbano de la fiebre amarilla en el continente americano.
Sin embargo, no se ha corroborado caso alguno de participación de
dicha especie en la transmisión de la enfermedad.
6. Período de incubación – De tres a seis días.
7. Período de transmisibilidad – La sangre de los enfermos es
infectante para los mosquitos muy poco antes de comenzar la fiebre
y durante los primeros tres a cinco días de la enfermedad. Esta es
altamente transmisible en los sitios donde coexisten muchas personas
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