HOMO ECONOMICUS
Enviado por jonnarth • 25 de Noviembre de 2014 • 701 Palabras (3 Páginas) • 250 Visitas
TODO EL MUNDO BUSCA la felicidad, «hasta aquel que está a punto de ahorcarse», decía Pascal. El mundo moderno pue- de definirse casi por la idea de que el objetivo de la humani- dad es la felicidad en esta tierra. A escala de los siglos, pare- ce que se ha conseguido el resultado apetecido. La vida ayer era «miserable, brutal y breve», según Thomas Hobbes. Hoy en día, en los países ricos al menos, es larga y próspera; las guerras y las epidemias retroceden, reinan la democracia y la libertad de opinión.
Pero no es así como razona la gente. Para la mayor parte de las personas, la dureza de la vida no parece haberse redu- cido con respecto a la de ayer. Alrededor de un 15 % de los norteamericanos de menos de treinta y cinco años han co- nocido un episodio depresivo importante. En Francia, el consumo de antidepresivos se ha multiplicado por tres en treinta años, y los intentos de suicidio de las personas entre quince y veinticinco años, por dos. En Estados Unidos, los indicadores del bienestar han bajado casi un 30 % con res- pecto a los niveles alcanzados en los años cincuenta. En- cuesta tras encuesta, el resultado es el mismo: la felicidad
experimenta una regresión o se estanca en las sociedades ricas, tanto en Francia como en otros lugares.
¿Cómo entender la paradoja de una sociedad que se pro- pone un objetivo al que no llega nunca? Nos viene a la men- te de inmediato una respuesta: los humanos no pueden ser felices, ya que se acostumbran a todo. Los progresos realiza- dos, sean los que sean, se convierten en ordinarios ensegui- da. La página de la felicidad por construir está siempre en blanco. Pero como el hombre no consigue prever esa misma adaptación, sus sueños de felicidad resultan inagotables. Esto en sí mismo no nos desanima, ya que este rasgo es precisamente el que permite al hombre conservar intacta su fe en un porvenir mejor, una forma de juventud eterna. Pero debemos comprender los engranajes. ¿Cuáles son las carac- terísticas específicas del mundo contemporáneo, en esa búsqueda inagotable? ¿Por qué la felicidad parece más difí- cil de alcanzar que ayer, a pesar de una riqueza material muy superior en los países ricos?
Una anécdota nos permitirá captar mejor la situación. El director de un centro de transfusión sanguínea, deseando aumentar sus reservas, tuvo la idea un día de ofrecer una prima a los donantes de sangre. Para su estupefacción, el resultado fue exactamente inverso: su número disminuyó. La razón no es demasiado misteriosa. Los donantes dan prueba de generosidad. Los embarga un comportamiento mo- ral, de preocupación por los demás. El hecho de remunerar-
los lo cambia todo. Si ya no se trata de ayudar a los demás sino de ganar dinero, su participación cambia
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