HUMANO VEGETARIANO

Humano vegetariano

Desde sus inicios el ser humano ha estado ligado a la dependencia de los animales para su supervivencia y ha explotado este recurso volviéndolo indispensable en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Las grandes organizaciones con ánimo de lucro han aprovechado esta “dependencia” para desarrollar sus actividades industriales en el procesamiento y uso de seres vivos sintientes en sus procesos; para la fabricación de productos alimenticios y testeos de productos para el uso humano.

Una problemática mundial es la falta de alimentos, según la ONU – “más de 800 millones de personas en el mundo ya enfrentan inseguridad alimentaria”.  La industrialización cárnica, alienta a que la mayor parte de la producción agrícola gire en torno a la alimentación de los animales de corral. Según greenpeace.org el 70% de las tierras agrícolas no se destinan a alimentación humana, en consecuencia; el grano como materia prima hace parte de un mayor valor del producto alimenticio, que a su vez aumenta el costo de vida de las personas y reduce la brecha de la estabilidad alimentaria.

El procesamiento de productos de origen animal para generar valor agregado y aumentar su valor final, y el afán de aumentar la producción para una demanda insaciable creada por las agencias publicitarias, deja oculto los problemas de salud originados por el consumismo. Según la OMS- “clasifica el consumo de carne en el grupo 2A probablemente cancerígeno para los humanos”. En esa misma línea en las cadenas de suministro que son: las granjas y mataderos, generan residuos contaminantes para el agua, el suelo y el aire; agentes patógenos que afectan directamente nuestra salud y que se ven reflejados en corto plazo, mediano y hasta en largo plazo.

El ser humano no necesita de proteína de origen animal para poder vivir, no somos los hombres de las cavernas, carroñeros o los nómadas, que nos alimentábamos por supervivencia o por el alto poder calórico que requeríamos para recorrer grandes distancias en búsqueda de alimento y agua. No necesitamos de productos derivados de los animales para resguardarnos de la intemperie, no necesitamos animales en la actualidad para usarlos como herramientas de trabajo o como transporte. ¡ya no es nuestra naturaleza!

En la actualidad utilizamos a los animales como un simple gusto al paladar, como turistas gastronómicos que somos capaces de extinguir y poner en peligro a especies animales solo para conservar tradiciones ancestrales; desde las recetas que se han pasado de generaciones en generaciones y que se niega de cambiar su materia prima, hasta los nuevos productos que se desarrollan en mesas corporativas, teniendo en cuenta las tendencias de la moda en la actualidad.

El consumismo creado en el siglo XX a costa de las revoluciones industriales supo monetizar a los animales como producto de consumo y volverlos rentables. Cuando los números lo favorecen y todas las grandes multinacionales se benefician, cualquier investigación en su contra se torna pequeña y poco creíble, las que alcanzan un impacto significativo son amortiguadas por organizaciones sociales y políticas, en las que sus donantes son los señalados. Cualquier señalamiento poco favorable, desvían la atención del público con sus beneficios y generación de status.

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